“En la Argentina, mientras la gente no tiene terrenos para vivir, hay 4.000 explotaciones que tienen 70 millones de hectáreas y eso no está en la agenda pública”, dijo el director del Distrito 6 de Federación Agraria Argentina (FAA), Pablo Paillole, para poner en cuestión un tema que fue el origen de las demandas históricas de esa organización. “Cuando se logró la colonización, se logró el desarrollo y cuando eso ocurría era nuestra entidad la que lo administraba”, recordó el dirigente para analizar el proceso histórico que nació con el Grito de Alcorta y puso a los chacareros a disputar el uso de la tierra.
"La concentración de la tierra es un tema tabú"
Paillole señaló que “la concentración de la propiedad, cómo se conforman las grandes estancias, la relación que tienen con el Estado y el modelo productivo dominante, hoy es un tema tabú” y consideró que los conflictos en torno al proyecto de colonización Artigas en Entre Ríos y los pormenores de la familia Etchevehere o el desalojo en Guernica y la exposición mediática de otros casos de asentamientos en vastas extensiones de todo el país, “pone estos temas en agenda pública”.
En diálogo con el programa radial “La Banda Cambiaria”, el dirigente analizó el origen del fenómeno y cómo los proyectos de colonización que se expusieron en algunos casos se asemejan a las históricas colonias que poblaron la provincia de Santa Fe, un proceso ponderado por muchos sectores como un modelo de desarrollo.
Por otra parte, Paillole consideró que situaciones como las que se produjeron en Buenos Aires son la expresión de políticas que favorecieron el éxodo de campesinos a la ciudad, debido a un modelo concentrado y basado en el monocultivo en detrimento de las chacras mixtas. “Si uno le pregunta a los chicos que estaban ocupando ese terreno ¿de dónde viene tu abuelo o tu papá?, seguramente dirá que son de Santiago del Estero, de Chaco, del norte de Santa Fe. Y también que se dedicaban a trabajar en el campo”, relató Paillole.
En ese marco explicó que el proyecto Artigas “busca centralmente atender esa problemática”, en referencia a la propuesta que había iniciado Dolores Etchevehere quien decidió donar una parte de su herencia para hacer una colonia donde vivían 150 familias, y que en medio de una disputa por la herencia familiar una jueza de Paraná desalojó del lugar.
De todos modos, para Paillole, más allá de la disputa en torno a esa propiedad, el eje sigue siendo el uso y propiedad de la tierra. “Si no resolvemos el tema de la concentración, de la expulsión de mucha gente que trabaja en el campo, vamos a tener muchos Guernica. Y no se resuelve con represión, se resuelve con muchos proyectos Artigas o el nombre que se le quiera poner”, dijo. También que el desenlace en Entre Ríos “fue una derrota en el terreno judicial, pero un gran triunfo en el terreno político, en el sentido de que abordó el tema de la concentración en la Argentina que hoy no está en la agenda política”.
El sector de FAA al que pertenece Paillole está enfrentado políticamente con la actual conducción a la que acusó de “sostener toda la práctica gremial a través de la mesa de enlace transformándose en la plataforma política de agropecuaria de la alianza Cambiemos”.
La situación interna de Federación Agraria “está complicada” porque está dividida en dos posiciones claras: “una en la que hoy está (su presidente, Carlos) Achetoni, que sostiene que toda la práctica gremial de la federación pasa a través de la mesa de enlace, y por otro lado está lo que llamamos bases federadas, que planteamos que los pequeños productores debemos tener autonomía de esa agrupación y un programa que tenga que ver con las políticas públicas diferenciadas, la necesidad de la democratización de la tierra, de una ley de arrendamientos, que el Estado intervenga en la comercialización de granos y que avance con instrumentos para que haya una participación de las cooperativas y una política tributaria de mayor progresividad”, agregó.
Los proyectos de colonización como el Artigas se basan en “un cambio en las relaciones de producción”, donde “no haya un dueño y cien empleados que hagan agricultura, sino producir tipo colonia, entregándoles a cada uno de los productores un pedazo de la parcela en la que produzcan centralmente alimentos”, indicó.
Además, dijo que “no se trata de producir alimentos como los que hacemos nosotros acá en el sur de Santa Fe, para los cerdos de China, o la soja, sino para los seres humanos. Y que sean saludables, con una diversidad productiva al sumar verduras con carnes en sus distintas variantes _ porcinos, aves, vacas_ al estilo de una verdadera chacra mixta y agroecológica”.
Este modelo “permitiría que mucha gente trabaje en forma directa en el campo y generaría trabajo en forma indirecta y se podría democratizar el acceso a la tierra”, agregó.
En ese sentido, recordó que el proyecto Artigas desarrollado en el campo de la familia Etchevehere apunta a eso y “es un modelo que bien se puede aplicar al resto de la Argentina en materia productiva”, dijo y la “idea es que esto se multiplique”.
Pero para eso se requiere de una revisión de las políticas públicas sobre el uso y tenencia de la tierra y no experiencias individuales. Al respecto recordó que “hay experiencias en ese sentido, como por ejemplo el Consejo Agrario Nacional en la época de Perón, que revisaba muchos de esos títulos y otras veces compraba determinadas extensiones de tierra y las entregaba en colonización”.
Agenda de los chicos
Paillole dijo que las organizaciones de pequeños productores, o las líneas internas como las que él participa dentro de FAA, vienen trabajando con el gobierno para lograr la reglamentación de la agricultura familiar en conjunto con la Secretaría del área. De todos modos, señaló que lo importante será ver “el presupuesto que se le otorga”.
En tanto, dijo que y según dijo “están cumpliendo un papel de oposición de carácter político”.
Ante eso, alertó a los productores “sobre una fuerte campaña en favor de la propiedad privada” que generó que muchos chacareros apoyaran causas como las de Vicentin que “estafó al Banco Nación en $18 mil millones, a 2.300 productores agropecuarios, a la Afip y sobre todo a 7 mil trabajadores en forma directa”.