"La tendencia mundial es producir vinos con menor graduación alcohólica, más amables al paladar", detalló Ezequiel Ortego, enólogo de la bodega Costa & Pampa de Trapiche, mientras explicaba las bondades del sauvignon blanc y el pinot noire dos variedades de la marca que se producen a sólo 6 kilómetros del mar en la zona de Chapadmalal, en una experiencia que arrancó como idea en 2009 y se materializó en 2014 y fue considerada por la compañía como "una aventura enológica arriesgada".
Vinos "jóvenes", muy cerca del mar
Por Sandra Cicaré
Sin embargo, la decisión de incursionar con viñedos en un lugar poco tradicional y que a diferencia del clima de montaña, cuenta con un intenso régimen pluvial, un clima frío y húmedo y una menor amplitud térmica, dio sus resultados. "Son vinos jóvenes", remarcó el enólogo y detalló que se lograron sabores más frescos y delicados con "gran complejidad aromática y buen volumen".
Ortego detalló que las variedades tradicionales que Trapiche desarrolla al pie de la Cordillera como el malbec, el cabernet sauvignon o el cabernet franc no funcionaron en la bodega cercana al mar. En cambio sí lo hicieron cepas menos incursionadas como sauvignon blanc, pinot noir, chardonnay o albariño y pinot grigio.
"Son vinos más amables con la gastronomía marítima", agregó el enólogo y detalló que actualmente hay unas 26 hectáreas plantadas en la zona de Chapadmalal a 39 metros sobre el nivel del mar y muy cerca de las costas del Atlántico sur, un paisaje muy diferente a los viñedos que están a 1.200 metros sobre el nivel del mar en la zona cordillerana.
De ese total, 14 hectáreas están en producción y se llegan a obtener 60 mil litros anuales, con una proyección de llegar a los 100 mil litros en 2021.
La incursión de la vitivinicultura en terrenos de la costa Atlántica fue a prueba y error. Según relató Ortego, pasaron por varias situaciones erráticas fruto del desconocimiento como, por ejemplo, aquella de sembrar los plantíos en el sentido del viento con la intención de evitar la presencia de hongos por la elevada humedad del ambiente. Rápidamente, la velocidad de las ráfagas arrasó con muchos cultivos y provocó un corrimiento de los racimos, lo que llevó a tomar nota de la situación y encarar las siembras en sentido contrario al viento.
De todos modos, deben afrontar el ataque de los hongos y lo hacen con 27 aplicaciones de agroquímicos, contra 4 que se realizan en Mendoza. Además, deben hacer frente a la plaga de cotorras que está presente en la zona. También el clima los obligó a repensar las estrategias de manejo del cultivo. Por caso, en función de las heladas tardías, propias de los meses de primavera en la zona marítima, en el viñedo de Chapadmalal se instalaron tarros con carbón en cada hilera que, en forma artesanal, son encendidos por el personal ante el avance de este fenómeno.
Nueva estrategia. Según detallaron desde Trapiche, la experiencia de Costa & Pampa fue llevada adelante por el primer enólogo de la bodega, Daniel Pi, y su equipo y actualmente se convirtió en una serie de vinos con características muy distintas a lo conocido.
"Mientras la mayoría de los vinos argentinos nacen al pie de los Andes, bajo un clima continental, en suelos áridos y desérticos, el aporte del mar da como resultado vinos más delicados, de gran complejidad aromática y buen volumen. Y presenta la particularidad de poder cultivar algunas cepas poco conocidas en nuestro país", destacaron.
La elección de Chapadmalal está estrechamente vinculada con las propiedades de sus suelos que presentan un perfil con tres capas: la superficial tiene un componente orgánico de tierra negra, muy rica en nutrientes y con increíble fertilidad para la producción vitícola; la segunda capa que es la de retención es arcillosa y tiene como principal beneficio gran capacidad de retención de agua y permitiendo contar con humedad en épocas secas; y la tercer es una capa mineral formada por rocas blancas de carbonato de calcio, que se traduce en excelentes vinos de carácter mineral.
La bodega se encuentra en avenida Antártida Argentina km 16 (Chapadmalal) y se accede muy fácilmente desde Mar del Plata por el camino viejo a Miramar o bien por la ruta 11. Ofrece lo que denominan "experiencia enoturística", que consiste en visitas guiadas por el lugar (ver aparte).