La Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) confirmó una nueva resistencia a herbicidas, en este caso de Digitaria sanguinalis (pasto cuaresma) a glifosato. Según señalaron, se trata del primer caso reportado a nivel mundial.
Alerta roja por resistencia a glifosato en pasto cuaresma
“Anteriormente se identificaron poblaciones de D. sanguinalis resistentes a diversos grupos de herbicidas (inhibidores de atrazina, ACCasa o ALS) en Australia, Canadá, China, la República Checa, Nueva Zelanda y Estados Unidos, pero nunca antes para este herbicida”, afirmó la Ing. Eugenia Niccia, Gerente de la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (REM).
Con este último caso, se eleva a 42 la cifra de biotipos resistentes a herbicidas registrados en Argentina, 28 de ellos con resistencia a glifosato.
De la sospecha a la confirmación: un largo camino
“Desde la detección y denuncia de un caso sospechoso por parte de productores y/o asesores a campo, hasta la comprobación fehaciente de la resistencia por parte de especialistas, este proceso lleva varios años”, explicaron desde el Programa de Aapresid.
En el caso de D. Sanguinalis, el proceso comenzó en marzo de 2019, con la denuncia de un caso sospechoso de resistencia reportada por el Ing. Agr. Ezequiel Odello en un lote en el noreste de la provincia de Buenos Aires, en el límite entre los partidos de Lincoln y 9 de julio.
Los experimentos que permitieron confirmar recientemente la resistencia fueron liderados por el Ing. Agr. Marcos Yanniccari (Chacra Experimental Integrada Barrow - CONICET - Facultad de Agronomía UNLPam) y el Ing. Agr. Ramón Gigón (asesor privado).
Alrededor del 85% de los individuos resistentes sobrevivieron a la dosis de campo recomendada de glifosato (960 g ea/ha), mientras que todos los individuos susceptibles fueron controlados con esta dosis de glifosato. Por otra parte, la dosis necesaria para causar la muerte del 50% de los individuos resistentes (DL50%) fue de aproximadamente el doble de la dosis recomendada de glifosato.
Estos ensayos se complementaron con experimentos que cuantifican los niveles de ciertas sustancias en los tejidos de la maleza, cuya concentración varía en respuesta a la acción del herbicida y que, por tanto, funcionan como indicador de la sensibilidad al mismo y de la presencia de resistencia.
Ambos estudios llegaron a la conclusión de que los biotipos denunciados por Odello eran resistentes a glifosato con un índice de resistencia estimado de 5.1.
Hallazgo clave para diseñar estrategias de manejo efectivas
Existen diversos mecanismos que pueden ser responsables de la resistencia en las malezas. Conocer aquellos involucrados en la resistencia en una especie en particular ayuda a diseñar estrategias de gestión de la evolución de la resistencia.
En este caso, los ensayos anteriores se complementaron con la secuenciación del fragmento de ADN responsable de la síntesis de la enzima cuya actividad es inhibida por el herbicida (EPSPS). Los mismos revelaron que detrás del mecanismo involucrado en la resistencia de D. sanguinalis se encuentra una mutación de sitio específico a nivel de ADN que afecta directamente la enzima sobre la cual actúa el herbicida. Dicha mutación hace que se requiera una concentración de glifosato 80 veces mayor en la población resistente para lograr una acción de control similar a la de la población susceptible.
Según señalaron desde Aapresid, es la primera vez que se detecta este tipo de mutación en malezas. El hallazgo de este mecanismo marca el camino de estudios futuros para conocer sus efectos sobre la heredabilidad de la resistencia y la aptitud adaptativa de las plantas resistentes.
Teniendo en cuenta que el glifosato es la principal herramienta agronómica utilizada para el control químico de D. sanguinalis en cultivos de soja y maíz tolerantes al glifosato, esta nueva alerta genera un nuevo desafío para los profesionales y productores en lo que a su manejo refiere.
En este sentido, desde la Rem explican que, lejos de figurar escenarios alarmistas, la detección de estas resistencias son fundamentales en el diseño y promoción de estrategias de manejo de plagas con enfoque sistémico, integrando a los métodos de control químico, practicas complementarias de manejo agronómico como: fecha de siembra, arreglo espacial, rotaciones, monitoreo, control biológico, etc.