La campaña agrícola que ya comenzó a rodar en Argentina muestra pronósticos alentadores en materia climática, aunque con un escenario de precios más modesto, incluso a la baja. Ese combo domina el ciclo 2023/24.
Campaña de contrastes: buena producción y bajos precios
“Es un escenario de contrastes”, detalló el último informe de coyuntura de Ieral Fundación Mediterránea, elaborado por Juan Manuel Garzón, el cual recordó que “el macro contexto climático está mutando a favor del país”.
“Los pronósticos hacia fines de año son alentadores, previendo precipitaciones por encima de las normales justo en las zonas en las que se observan los mayores faltantes de humedad”, destacó el relevamiento. En líneas generales esta situación abarcará a una gran franja de tierras al este y norte del país, que comprende las provincias de Entre Ríos, prácticamente toda Santa Fe (con excepción del suroeste), el centro y sur de Buenos Aires, Santiago del Estero, el sureste de Salta, toda Formosa que tienen “muy buenas reservas de agua útil en los perfiles.
Distinto es el panorama en la subzona más hacia el centro y el oeste del país, que abarca buena parte de Córdoba, el noroeste de Buenos Aires, La Pampa y el suroeste de Santa Fe, que “no logró mejorar su disponibilidad de agua con las últimas precipitaciones y permanece con restricciones hídricas importantes en sus perfiles”, indicó el relevamiento de Ieral.
Este mapa coincide con las áreas que fueron muy golpeadas por la sequía y donde la cosecha gruesa muestra datos poco alentadores. “Es muy probable que muchas tierras queden en reserva, que los productores decidan no arriesgar con siembras de invierno conservando la escasa humedad que disponen hasta que lleguen las lluvias de primavera y la ventana de inicio del ciclo de los cultivos de verano”, apuntó el informe.
“La contracara de estas noticias climáticas positivas son los precios internacionales de los commodities”, detalló Ieral y señaló que en los últimos meses “las cotizaciones muestran tendencia negativa” debido a que “los factores alcistas han perdido intensidad y que están prevaleciendo aquellos de signo contrario”.
La gran cosecha de Brasil impactó notablemente. Además, luego de dos años de valores muy altos (2021 y 2022), la producción global respondió en forma expansiva y converge en un muy buen suministro de granos en el ciclo 2023/2024. Esto, “siempre que las condiciones climáticas sean relativamente normales, particularmente en Estados Unidos y Brasil”, destacó Garzón en el informe.
El mercado climático norteamericano es una de las principales variables a observar para tener un panorama más claro. Según indicó el especialista Dante Romano, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. “El clima empezó seco y Chicago subió fuerte generando oportunidad de venta para los productores que venían atrasados”, dijo Romano, pero “luego volvieron los pronósticos de lluvia y vimos bajas muy fuertes”. Esto fue así porque los fondos especulativos están “con una posición relativamente chica, lo que les da mucho poder de fuego para mover el mercado tanto a la suba como a la baja”, explicó.
“En Argentina valores de soja mayo en la zona de u$s 340 dólares, maíz abril por encima de u$s 200 y de trigo en u$s 240, le dieron al productor la oportunidad de marcar valores que parecían muy difícil volver a ver”, dijo. Pero dentro de este panorama, los escenarios son dispares. La soja argentina, que estaba muy barata frente a Chicago, “ahora está dentro de lo razonable”, pero el maíz “quedó barato para lo que fue la variación de Chicago”.
Según Ieral, si las lluvias no corrigen esta situación, las bajas podrían encontrar un piso y lo que sería claramente beneficioso para Argentina que retoma el ritmo productivo.
De todos modos, en un contexto de ajuste generalizado de precios de commodities a nivel global, donde destacan las bajas en los productos energéticos como el petróleo o el gas natural, “las principales materias primas agropecuarias que exporta el país se están ubicando en niveles inferiores a los del año pasado, lo que agrava el problema que generó la sequía sobre las cuentas externas del país”, detalló el informe de Ieral.
Según precios FOB oficiales, en lo que va del mes de junio, el aceite de soja cotiza 43% por debajo de su valor de similar mes del año pasado; el trigo un 23%, la soja un 20% más abajo y el maíz un 19%. Sólo la harina de soja se mantiene relativamente nivelada, mostrando una caída de sólo el 3% interanual.
Si bien hay factores específicos en cada uno de los mercados que influyen en el nivel y en la trayectoria de los precios, “se puede decir que las bajas observadas en últimos meses responden a un mayor abastecimiento esperado a nivel global durante el ciclo agrícola 2023/24, con un posible alineamiento de buenas campañas de cereales y semillas oleaginosas en los países exportadores líderes (Brasil, Estados Unidos, Argentina), una buena provisión de aceites vegetales (en particular de aceite de palma) y la expectativa de que el conflicto Rusia y Ucrania no escalará ni tampoco afectará el transporte de granos en el Mar Negro (que habrá continuidad en el acuerdo de transporte seguro desde puertos ucranianos firmado en Turquía, con respaldo de Naciones Unidas)”, especificó.
Más oferta, consumo moderado
El informe destacó que el aumento esperado en el suministro global “está muy asociado a los precios internacionales elevados de los dos últimos años y a una regularización del clima”, pero también en eso inciden “la baja en el precio de los combustibles fósiles y sus derivados, entre ellos los fertilizantes, que facilitaría la inversión en insumos que son claves para la producción de granos en muchos países”, detalló.
Por otro lado, el consumo global si bien continuará en crecimiento, “se entiende que la demanda no tendrá fuerza suficiente como para absorber los importantes aumentos de producción que podrían observarse en ciertos commodities”, explicó el informe, lo que sumaría una nueva presión bajista sobre los preciosas commodities.