Esta semana se notó que el sector se encuentra atento al nuevo ciclo agrícola y tratando de hacer un planteo productivo lo más seguro y tecnológico posible. A diferencia de otras campañas, donde en situaciones complicadas y de incertidumbre se cometían varios errores, en esta ocasión todo fluye muy lento pero alejado de la idea de que invertir menos tecnología podría ser un ahorro.
El productor está preparado para un nuevo dólar soja
Campaña. Los desafíos para 2023.
Rodrigo Armas, director financiero de ALZ Agro.
“La ecuación cambió y se busca es estar más protegido”, anticipó el director financiero de ALZ Agro, Rodrigo Armas, quien dijo que ve más cautela en los productores agropecuarios, pero con una idea más inteligente del manejo.
El empresario, también anticipó que hay expectativas por el nuevo dólar soja. “Cuando surgió en septiembre, para nosotros fue una oportunidad. Hoy las situaciones son distintas. Fueron muchos los que tomaron esta opción y trataron de hacerse de un mejor precio en ese momento y otros expresaron que no vendían porque ya no tenían nada que hacer con los fondos”, dijo explicando que la mayoría ya habían comprado los insumos, reparado sus implementos, renovado las cubiertas y otros opciones de funcionamiento.
Según Armas, un nuevo tipo de cambio diferencial después de dos meses tal vez genere un movimiento adecuado por las necesidades que se pueden originar en base a una nueva compra de insumos, equipamiento y tecnología; teniendo en cuenta que es poco probable la realización de plazos fijos bancarios u otra alternativas de ahorro o inversión o la reserva y resguardo del grano.
Lo cierto es que del dólar primavera al del verano hay grandes diferencias y expectativas. “Puede existir alguna necesidad de pesos en las empresas agropecuarias para enfrentar distintos compromisos y pagos”, señaló y dijo que de surgir la opción “el mercado se va a empezar a mover”.
No obstante, recordó que se viene de una sequía extrema y del anuncio firme de caídas de resultados económicos y productivos para el trigo y el corrimiento en las fechas de siembra del maíz y el retraso de la siembra de la soja. “De antemano la situación deja ver una campaña (2022/23) que se va a cosechar con resultados complicados y menos producción. Sin embargo, hay un dato importante y pasa por una cadena que está sólida y se encuentra consolidada aún con menor producción.
El dato, también empuja a pensar que los proveedores de insumos y semillas vienen de un año de muy buenas ventas. Si bien hubo una merma –anticipada- de semillas de maíz y girasol por causas climáticas las ventas fueron menores no por falta de demanda, sino de oferta.
“Lo primero que se vendió fueron los híbridos de mayor tecnología. Nuestros productores están entendiendo la importancia de no echarse para atrás un año como este y buscan sembrar mejor tecnología. Estamos más tranquilos, porque las primeras lluvias generalizadas empezaron a mover toda la dinámica de la venta de insumos y motivan para que no se genere una caída en la aplicación de tecnología en todo el sector”, enfatizó Armas recordando que en tiempos de incertidumbre todo depende del segmento de productores y las formas con que se trabaje.