En las décadas del 70 y 80, las terrazas y las vías vegetadas fueron herramientas de manejo frecuentes en la Pampa Ondulada para controlar la erosión hídrica de los suelos. Luego, al llegar la siembra directa, cayeron en desuso. Dado que la erosión siguió ocurriendo, hoy ambas prácticas volvieron a ser usadas, pero con una particularidad: también sirven como fuente de biodiversidad vegetal y animal. Un proyecto conjunto entre la UBA y el Consorcio Regional de Experimentación Agropecuaria (Crea) busca, a partir de esas franjas vegetadas, recuperar y valorizar funciones ecológicas en los agroecosistemas, tales como la polinización, y generar protocolos de manejo sencillos.
Campo y academia se unen por la biodiversidad pampeana
Santiago Poggio, docente de la cátedra de Producción Vegetal de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y director del proyecto Diseño e Implementación de Instrumentos para Promover la Biodiversidad en Agroecosistemas Pampeanos, señaló la necesidad de pensar la agricultura más allá de producir alimentos, fibras o biocombustibles. "La perspectiva debe ser amplia, ya que los paisajes agrícolas brindan otros beneficios al ser humano. En particular, en áreas no cultivadas, encuentran hábitats plantas y animales silvestres que brindan servicios —desde aumentar la biodiversidad hasta proveer flores melíferas, polinización, control de plagas, refugio de aves, etc.— claves para sostener la productividad de la agricultura".
"Los primeros resultados experimentales del proyecto los obtuvimos en parcelas pequeñas en la Fauba. Encontramos una combinación muy satisfactoria de especies forrajeras con flores melíferas: trébol blanco, trébol rojo, tréboles de olor y achicoria. Los resultados preliminares sugieren que este conjunto de especies aumentaría la cantidad de flores ofrecidas y alargaría la oferta estacional. La mezcla posee dos ventajas; la primera es que a esas plantas las visitan muchas abejas e insectos polinizadores, y la segunda es que son especies conocidas por los productores, lo cual, en principio, facilitaría su introducción", dijo Poggio, también investigador del Conicet.
En este sentido, Santiago añadió que un segundo resultado al que él y sus colaboradores arribaron tras el primer año de experimentación es que, una vez que se comience a llevar esta tecnología a situaciones productivas, para asegurar el establecimiento del conjunto de especies forrajeras de la mencionada mezcla será necesario realizar una única aplicación de herbicidas al inicio.
Poggio afirmó que este año comenzarán a trabajar a campo con productores de la región CREA-Norte de Buenos Aires para agregar la mencionada mezcla de semillas a las terrazas y franjas vegetadas. □"Aunque parezca mentira, las superficies sin cultivar cubren una proporción considerable de los paisajes agrícolass", sostuvo Santiago.╠