La convulsión de los mercados de commodities agrícolas por efecto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China sumó un nuevo condimento: la irrupción de la Peste Porcina Africana (PPA), que está afectando a China, el principal país productor y consumidor de cerdo, que podría perder un 30 por ciento de su producción, es decir unas 15 millones de toneladas. En ese contexto, el coletazo golpearía ineludiblemente a las importaciones de maíz, soja y harina de soja, donde Argentina es uno de los principales proveedores, aunque, en este oscuro escenario, el país podría compensar con mayores exportaciones de carne bovina.
Commodities se sacuden por la peste porcina
Un estudio realizado por Agustín Tejeda y Nicolás Jorge, de la Fundación Inai, analiza este nuevo contexto y señala en el país, "el nuevo escenario de precios bajos tiene impactos sobre la contribución del sector agroindustrial a la economía del 2019" y precisa que "el valor bruto de producción de las seis principales cadenas agrícolas (soja, maíz, trigo, girasol, sorgo y cebada) registraría una caída de más de 2.300 millones de dólares, y el valor de exportaciones disminuiría en 1.344 millones, respecto de las estimaciones de inicio de campaña".
Por eso, consideran que las oportunidades que pueden abrirse en el corto plazo, están orientadas especialmente en las exportaciones de carnes, en función del reemplazo del consumo de cerdos por otras producciones. Frente a eso "Argentina debería aprovechar la coyuntura favorable para consolidar el acceso a los mercados asiáticos hacia el largo plazo", detallan.
El escenario de base para la producción y cotización de granos y subproductos a nivel mundial ya viene golpeada durante el último año por la guerra comercial entre las dos grandes potencias mundiales. Esto generó importantes consecuencias sobre los niveles producidos, consumidos y comercializados y en el nivel de precios internacionales, que se encuentran en los niveles más bajos desde 2007.
Entre mediados de 2018, meses previos al inicio de la siembra de la campaña en curso y mayo de este año, el precio FOB de la soja argentina disminuyó en promedio 40 dólares la tonelada (-12 por ciento), según datos de la Bolsa de Cereales.
Pero sumada a la disputa por los aranceles entre China y Estados Unidos, en el último tiempo, "irrumpió con fuerza un segundo factor de incertidumbre, que viene a complejizar aún más la situación en la que se encuentra el mercado internacional de estos productos como la Peste Porcina Africana, que está afectando negativamente la producción de cerdos en China, principal fuente de demanda", detalló el informe de Tejeda y Jorge.
En el trabajo, los investigadores utilizaron herramientas cuantitativas de simulación con escenarios de alto, medio y bajo impacto de la enfermedad en la producción, para poder cuantificar las consecuencias en los mercados mundiales.
El virus de la PPA es una enfermedad altamente contagiosa, con tasas de mortalidad cercanas al 100 por ciento en los cerdos doméstico. Y si bien no afecta a los seres humanos, sí tiene un significativo impacto económico, especialmente si se considera que, al detectarse la enfermedad en un animal, toda la piara debe ser sacrificada.
En este mercado China es líder. Es el mayor productor y consumidor de cerdo del mundo, con una producción que supera las 54 millones de toneladas, lo que representó en 2017 el 48 por ciento del total mundial, el doble que la Unión Europea y cuatro veces más que EEUU. En ese año consumió 56 millones de toneladas y demandó importaciones por 1,6 millones, de manera que es también el principal importador de esta carne.
Según el trabajo de Inai, más allá del impacto observado sobre el mercado chino de carne porcina, "proyectar lo que ocurrirá hacia adelante es complejo, y depende de la efectividad que tengan las medidas implementadas". De hecho, menciona que existen versiones que indican que el país asiático podría estar subestimando la gravedad de la situación.
Además de la contracción por el lado de la oferta, también aparecieron dudas de los consumidores con respecto a la inocuidad de la carne. Aún así, "existiría una demanda insatisfecha en China que no sería fácil de reemplazar con importaciones debido a los grandes volúmenes implicados", detallan los investigadores.
La situación es más compleja si se considera que las compras desde Estados Unidos, el segundo exportador después de la UE, enfrenta aranceles adicionales producto de la guerra comercial. "A pesar de esto, el precio mayorista de la carne de cerdo en EEUU se incrementó en abril un 16 por ciento con respecto al mes anterior y un 23 por ciento con respecto al año anterior", aclara el relevamiento.
Entre las visiones más pesimistas, el Rabobank estima que la epidemia podría implicar una caída de 30 por ciento de la producción de cerdo en relación al 2018, alrededor de 15 millones de toneladas. Su investigación prevé un incremento de las importaciones que alcanzarían 4 millones de toneladas, como también un incremento en el consumo de carne aviar.
En cambio, la visión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda) es algo más moderada, proyectando para 2019 una caída en la producción de cerdo de China de 10 por ciento, con un 40 por ciento de incremento de las importaciones.
Distintos escenarios. En función de la diversidad de proyecciones desde Inai definieron para este trabajo tres escenarios ("bajo", "medio" y "alto"), que incluyen impactos que limitan la producción porcina en China en 10 por ciento, 20 por ciento y 30 por ciento, con respecto a un año normal.
Con el fin de modelar la expansión del virus a otros países, se asumió un 5 por ciento de impacto en Vietnam y el resto del sudeste asiático. Finalmente, se asumió una retracción en la demanda en China de 5 por ciento, 10 por ciento y 15 por ciento para los escenarios bajo, medio y alto, respectivamente.
En base a esto, los tres escenarios representan shocks de importancia en el mercado de carne porcina en China, con importaciones entre 745 mil y 4,7 millones de toneladas más que en un año de referencia considerado normal. Aunque las variaciones entre escenarios, son significativas.
De este modo, en un escenario de shock bajo, la producción se podría retraer 5,7 millones de toneladas, el consumo bajaría 5,02 millones, pero subiría en 745 mil toneladas la importación. En cambio, en un escenario de shock alto, la producción caería muchísimo más hasta 17,3 millones de toneladas, el consumo en 12,5 millones y aumentaría la importación a 4,72 millones de toneladas.
"Adicionalmente, parte del consumo no satisfecho de cerdo se podría desviar hacia otras carnes", indicó el informe y rondaría las 600 mil toneladas de carne bovina importada en el escenario de shock medio, y 375 mil toneladas de carne aviar en el mismo contexto. Si el escenario es de shock alto, el número llegaría a 887 mil y 565 mil toneladas respectivamente. También estimaron que podría incrementarse la demanda de productos de la pesca y acuicultura.
"Evidentemente, de alcanzar el shock esta magnitud, se deberían esperar interacciones significativas más allá del mercado de carnes, impactando también en la demanda de harinas proteicas y granos de uso forrajero", advierte el informe de Inai.
Allí, la demanda tanto de maíz como de harina de soja se vería fuertemente afectada en China, al punto de demandar unas 17 millones de toneladas menos de cereal en el escenario de shock medio y 7,3 millones toneladas menos de harinas de soja. "Esto se traslada en caídas de las importaciones de maíz, que incluso pueden convertirse en exportaciones por parte de China en los escenarios más extremos", alerta el informe.
Una situación similar ocurriría con las importaciones de poroto de soja que podrían disminuir en alrededor de 9,2 millones de toneladas en el escenario de shock mediano pero que podrían llegar incluso a caer en 11 millones de toneladas si el shock es alto. "Estos efectos sobre las importaciones se suman a los resultantes de la retracción de la demanda china debido a los aranceles impuestos en el marco de la guerra comercial".
El impacto en Argentina. En este contexto, "los precios de exportación que enfrenta Argentina no salen ilesos", detalla Inai. Al respecto detalla que, en primer lugar la carne de cerdo podría incrementarse respecto del escenario de base entre 2 por ciento y 13 por ciento, y entre 0,3 por ciento y 1 por ciento para la carne bovina, lo que podría constituir una oportunidad para el país.
Pero la contracara se expresa en los precios de los commodities agrícolas. En ese marco, el maíz "podría bajar de 5 por ciento en el caso de mayor impacto, un 10 por ciento para la soja y un 13 por ciento para la harina de soja".
Por otro lado, los movimientos en las exportaciones argentinas también se verían afectados. El poroto de soja es el más golpeado, con caídas que podrían superar las 3,5 millones de toneladas, seguido de la harina de soja, con más de 351 mil toneladas de impacto en el peor escenario.
En el maíz, la caída de las exportaciones nacionales en el peor escenario podrían descender en 387 mil toneladas. "Los efectos sobre los mercados de granos no se dan en un contexto aislado, sino que se suman a la volatilidad generada por la guerra comercial", detalla Inai.
"El actual contexto con guerra comercial y gripe porcina llevó al Departamento de Agricultura de EEUU (Usda) a ajustar su proyección de importaciones chinas de poroto de soja en 17 millones de toneladas (de 103 a 86 millones) para 2018/2019", precisa el informe.
Pero además aclara que la imposición del arancel a la soja estadounidense no sólo prácticamente paralizó las importaciones desde ese origen y disminuyó las compras totales chinas de poroto presionando las cotizaciones a la baja, sino que por la estructura del mercado mundial se genera una prima en favor de los precios de la soja proveniente de Argentina y Brasil, que se ubican por encima de la soja estadounidense.
Esto golpea en el corazón de la agroindustria. "Al disminuir los márgenes de molienda en Sudamérica y aumentarlos en EEUU, la medida afecta negativamente la industrialización del poroto al interno de Argentina", detalla el Inai.
De hecho, según un trabajo de la Bolsa de Cereales y la Fundación, la molienda de soja podría ubicarse esta campaña en niveles históricamente bajos, en torno a las 38 millones de toneladas, al tiempo que aumentarían las exportaciones de poroto sin procesar.
“Existen analistas que interpretan que la situación China podría implicar un balanceo favorable hacia EEUU en la disputa comercial y el argumento es que los precios más altos de cerdo que enfrentarían los consumidores chinos subirían la presión política de llegar a un acuerdo, especialmente al considerar que se trata de un producto con impacto elevado en el costo de la canasta”, detalla el informe aunque anticipa que el mapa es más complejo debido a que también está afectada la demanda china de porotos de soja, y existe el riesgo de que la enfermedad llegue a EEUU.
Así, “los alcances no se limitan solo a China. De hecho, los precios argentinos de exportación son perjudicados para maíz y soja y podrían existir, por otro lado, oportunidades para las exportaciones de carnes”, precisa el Inai.
Aunque la fundación Inai analizó los tres escenarios también dejó en claro que existen al menos dos dimensiones que multiplicarían el abanico de posibilidades. La primera deviene del hecho de que no se analizó la evolución de la enfermedad en el tiempo. Una vez controlada la PPA, podrían pasar años hasta que China recobre su producción, y distintos ritmos implicarían distintas ventanas de oportunidades y perjuicios; la segunda, es consecuencia de los posibles caminos que pueden recorrer las negociaciones de la guerra comercial”.
Ante esto, en Argentina la contribución del sector agroindustrial a la economía del 2019 de las seis principales cadenas agrícolas caería en más de 2.300 millones de dólares, y el valor de exportaciones disminuiría en 1.344 millones, respecto de las estimaciones de inicio de campaña.
Por eso, desde Inai proponen “revisar las decisiones en materia de derechos de exportación adoptadas en septiembre de 2018”, porque si bien estos precios no tendrán efectos sobre el área y las cantidades producidas para la esta campaña, “las señales de alarma se encienden para el nuevo ciclo en Argentina, que está dando inicio en estos momentos con la siembra de cultivos de invierno (trigo y cebada)”, detalla.
“Los menores precios internacionales, en combinación con el aumento en las alícuotas de derechos de exportación, resultan en una importante disminución de los precios domésticos y los márgenes al productor respecto de campañas anteriores”, indica. Considera, además, que la eliminación del diferencial arancelario entre el poroto y los subproductos de la molienda de soja “no hace más que agravar los efectos negativos de la guerra comercial sobre el crushing local, principal fuente de exportaciones del país”, concluye.