El 23 de septiembre de 1947, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, se promulga en Argentina la Ley 13.010 que instituye el voto femenino. El propio Perón, el pueblo, y la historia le asignaron a "Evita", Eva Duarte de Perón, un marcado reconocimiento por su campaña a favor de los derechos políticos de la mujer, resumiendo en ella la lucha que en el país se remontaba a finales del siglo XIX. En su Primer Mensaje al Congreso, el 26 de julio de 1946, el presidente retomó la lucha del sufragio femenino. En este marco, Eva emprendió la campaña sumando múltiples actores. En febrero de ese año pronunció su primer discurso oficial en el que manifestaba su apoyo a los derechos políticos de la mujer:
El voto femenino, el cupo y la paridad
"La mujer del presidente de la República, que os habla, no es más que una argentina más, la compañera Evita, que está luchando por la reivindicación de millones de mujeres injustamente pospuestas en aquello de mayor valor en toda conciencia: la voluntad de elegir, la voluntad de vigilar, desde el sagrado recinto del hogar, la marcha maravillosa de su propio país".
El 23 de septiembre de 1947 el PE promulgó la ley, estableciendo que "las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leyes a los varones argentinos". Cuatro años más tarde, el 11 de noviembre de 1951, las mujeres votaban por primera vez.
Muchos años después, en 1991, Argentina se convertiría en el primer país del mundo en sancionar la ley de cupo femenino, que establece un piso mínimo de 30 por ciento de candidatas en las listas de partidos políticos para cargos electivos. Esto permitió que en la actualidad las mujeres representen un 36 por ciento de la Cámara de Diputados y un 42 por ciento del Senado, ubicando al país en el puesto 28 de 185 a nivel mundial. En 1997 las mujeres representaban un 25 por ciento de la Cámara de Diputados de la Nación, pero no se ha producido un crecimiento sostenido hasta la actualidad (36 por ciento). En 2008 y 2009 se llegó a un 40 por ciento y desde 2010 este porcentaje ha ido disminuyendo.
Veinticinco años después de la sanción de la ley buscamos asegurar la paridad en la participación política de las mujeres. En Santa Fe hay una sola senadora y las diputadas sólo son el 34 por ciento, con disímil porcentual en la representación en concejos municipales y comunas.
Según el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, debido a la dificultad de conciliar la vida familiar con el trabajo, en las legislaturas hay proporcionalmente más mujeres solteras, viudas o divorciadas que varones en la misma situación. A su vez, las legisladoras tienen menos hijos que sus contrapartes masculinas. En tanto, si bien las mujeres en las legislaturas cuentan con mayor experiencia laboral y educación académica más avanzada, no logran alcanzar los cargos de liderazgo y conducción dentro de sus respectivas cámaras, advierte el mismo estudio.
Estamos avanzando con la campaña #UNAyUNO, una mujer-un varón en las listas, para lograr una paridad sobre la que tenemos derecho y mucha militancia. Somos el 51 por ciento de la población, pero eso no se refleja en la distribución del poder. La paridad trae justicia social y legitimidad del sistema democrático: cuando participamos, transformamos la política. No es posible concebir una democracia si las mujeres no estamos representadas igual que los varones.