Los productores girasoleros no pasan su mejor momento. Esta cosecha llega con caída del precio internacional, reducción de los reintegros a las exportaciones y la implementación del nuevo impuesto de 3 pesos por dólar para las operaciones de comercio exterior. El cambio es más complicado aún para los campos de Chaco y norte de Santa Fe que fueron golpeados por las intensas lluvias, y un poco menos para la zona de Buenos Aires y La Pampa donde se prevén mejores rindes y mejores precios para la época en que llegue al mercado.
"Estamos en un año difícil para el girasol"
No obstante, las perspectivas para el cultivo en Argentina son alentadoras teniendo en cuenta que la demanda mundial va en crecimiento y que los competidores directos tienen ciertas complicaciones para aumentar la superficie sembrada e incrementar su producción. "Necesitamos aumentar rápidamente el área sembrada girasolera de 1,9 millón a por lo menos 2,5 millones de hectáreas para poder abastecer esa demanda creciente. El futuro es perfectamente promisorio", advirtió Jorge Ingaramo, asesor de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir), quien estuvo por Rosario para participar del remate del primer lote de girasol de la campaña 2018/19, que simboliza el inicio de la comercialización de la cosecha.
El especialista habló sobre la perspectiva de la oleaginosa que cultivan unos 3.500 productores en todo el país durante el evento que habitualmente se realiza en Chaco, la tradicional zona girasolera del país, pero este año excepcionalmente se llevó a cabo en la Bolsa de Comercio de Rosario justamente a raíz del impacto de las precipitaciones que afectaron al norte de país, con negativas consecuencias para los productores de girasol de esa región.
EM_DASH¿En qué estado se encuentra el mercado girasolero?
—Estamos en un año muy dificultoso por la situación económica, en definitiva por tres cosas. Los precios internacionales de los aceites han caído y en el caso del girasol han caído más en forma proporcional. Lamentablemente la sobrecosecha de Ucrania y Rusia ha hecho que se pinchen los mercados de aceite de girasol en el mundo con una caída del 12 por ciento interanual. Además, en el mes de agosto el gobierno nacional bajó de 2,5 a 0,5 el reintegro a la exportación para la industria que elabora y saca aceite a granel o refinado de la Argentina y el 9 de septiembre el gobierno nacional nos puso un impuesto de 3 pesos por dólar (lo que equivale a un derecho de exportación del 7,6 por ciento), pero también la ligó el girasol. Si ud. suma el 12 por ciento de caída del precio internacional, los dos puntos de baja de reintegro y lo otro le da prácticamente un 22 por ciento de baja en el precio. Por eso los productores de Chaco y Santa fe están muy enojados por la caída del precio, se lo atribuyen a la concentración de la demanda, hay pocos compradores tienen razón, pero la caída del precio es muy clara. Tuvimos tres problemas muy serios que se dieron todos juntos y la mayoría fueron después de que sembraron.
EM_DASHEn este contexto, ¿cuáles son las perspectivas futuras para el cultivo?
—A partir de diciembre el precio pegó un rebote, no recuperó todo lo que debería haber recuperado, pero ya está 4 o 5 por ciento arriba y se va volviendo a un precio más razonable. Las perspectivas para el futuro: el mundo necesita girasol. Ucrania que tiene el 54 por ciento del mercado mundial no tiene más área y superficie para sembrar y enfrenta cada vez más la competencia de cultivos transgénicos de maíz y soja, que allá son ilegales pero se hacen igual. A medida que esos cultivos vayan desarrollándose va a disminuir el área girasolera. Claramente la demanda va a crecer el 7,7 por ciento anual acumulativo en los próximos 5 años, ese crecimiento se tiene que abastecer exclusivamente con exportaciones de la Argentina y algún otro país nuevo que aparezca en el mercado. Por eso necesitamos aumentar rápidamente desde el área sembrada girasolera de 1,9 millón a por lo menos 2,5 millones de hectáreas para poder abastecer esa demanda creciente. El futuro es perfectamente promisorio.
EM_DASHA los productores les cuesta volcarse al girasol, otros cultivos son más atractivos.
—Claro que nos cuesta, entre la siembra de 2007 a 2014 tuvimos 32 por ciento de retenciones. De 2,6 millones de hectáreas que tuvimos en 2008 caímos a 1,2 millón, menos de la mitad de lo que teníamos. Ahora estamos en 1,9 millón.
EM_DASH¿Qué se necesitaría para incentivar al productor?
—Nada. Que vuelvan a poner los reintegro, que bajen las retenciones y nada más. El productor sabe que es un cultivo noble. Lamentablemente algunos están muy enojados en esta campaña porque coincidió la inundación y la baja de los precios. Les digo que tengan paciencia, fue una seguidilla de malas noticias y catástrofe que nos pasaron. Pero todo el girasol de Buenos Aires y La Pampa va a tener mejores precios cuando vaya al mercado en junio o julio, que en ese momento Ucrania todavía no está produciendo.
EM_DASHHay dos factores que afectan al cultivo que son netamente locales ¿Qué dicen los productores de estos cambios?
—El fracaso del modelo antiinflacionario del gobierno obligó a un programa con el Fondo (Monetario Internacional) y el Fondo necesitaba 400 mil millones de pesos y o pusieron los 3 pesos de retenciones para juntar 200 mil. Si mañana se dice no nos importa el déficit fiscal y vuelven a poner los reintegros y sacan las retenciones volvemos a la normalidad y el precio del girasol vuelve a los 240 o 250 dólares.