El presidente de Brasil, Michel Temer, designó ayer a su joven esposa Marcela Tedeschi al frente de un plan social destinado a la primera infancia, en una jugada que forma parte de la estrategia del mandatario para mejorar la imagen de su gobierno, que genera en las encuestas la desconfianza del 68 por ciento de la población. Temer puso a jugar a la primera dama en un intento de hacerse más conocido y con aire más familiar, al mismo tiempo que lanzó la campaña "Brasil tiene que salir del rojo", en la cual sostiene que sus problemas de gobierno son producto de la herencia de Dilma Rousseff, de quien fue vicepresidente hasta mayo pasado.
Para mejorar su imagen, Temer puso a su mujer al frente de un plan social
La nueva estrategia del gobierno se puso en marcha con la designación de la primera dama, una joven 43 años menor que su marido y nacida en el interior de San Pablo, en Paulinia, que estudió derecho y circula por las ciudades brasileñas con seis custodios. Marcela Tedeschi, de 33 años, es madre de "Michelzinho", el hijo de ambos, quien ofreció su primer discurso en el Palacio del Planalto como "embajadora" del programa "Niños felices" que apunta a la asistencia social en la primera infancia. "Los cuidados en la primera infancia ayudan a inhibir actitudes violentas en la adolescencia. Este compromiso con el presente es para que el futuro sea más feliz", dijo en su discurso "Marcela", como la llamó en reiteradas ocasiones Temer ante sus ministros.
Cobra protagonismo. La aparición en escena de Temer había sido demorada debido a que el gobernante prefirió esperar dejar pasar la campaña electoral para las municipales del domingo último. En ámbitos gubernamentales se considera que la presencia de Marcela intentará hacer más amistosa la imagen de un gobierno que apenas tiene una mujer ministra, la abogada general de la administración. La ofensiva incluyó el pago de una propaganda oficial en los principales diarios del país para salir al cruce a las acusaciones de "golpista" lanzadas por Rousseff y la izquierda en general, en las protestas bajo el lema "Fuera Temer.
Así, pasó a acusar abiertamente a la herencia recibida de Dilma Rousseff, de la cual fue vice, para explicar su plan de gobierno. El objetivo de Temer, dice la propaganda, es "sacar a Brasil del rojo" con doble sentido, por las cuentas públicas con un déficit de su gestión de unos 54.000 millones de dólares y por el color del Partido de los Trabajadores. "Vamos a sacar a Brasil del rojo para volver a crecer", es el título de la campaña.
El Congreso se apresta a debatir la enmienda constitucional que limita el gasto público y es una de las banderas presentadas por Temer y su ministro de Economía, Henrique Meirelles, ante los inversores internacionales y las principales centrales industriales, que presionan para este tipo de medidas y así evitar un «impuestazo».