Cuando la vara está muy alta, cualquier comparación resulta enana. Así asoma el panorama para el ciclo agrícola 2019/20, una campaña que es más modesta que la anterior que registró niveles récords de producción y ventas externas, pero que saldrá a pelear el segundo puesto en la historia productiva de la Argentina. Los números la perfilan como muy alentadora en términos productivos —con una cosecha de 140 millones de toneladas—, con aumento en el nivel de exportaciones y un escenario de precios de extrema volatilidad por la pandemia del coronavirus y la caída del crecimiento de China, que no sólo golpeará al país sino a toda la economía global.
Pese a los obstáculos, el agro cierra un buen ciclo
"El elevado volumen físico de la cosecha 2019/20 convivirá con una mayor presión tributaria y una incertidumbre global que deja un escenario decreciente para los precios, pero las perspectivas para el ciclo presentan un panorama aceptable en volúmenes físicos desde lo productivo", precisó un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES). El estudio advierte sobre el impacto que puede generar sobre los ingresos del sector "la depreciación generalizada de las monedas de los países, que retrotrajo el tipo de cambio local a un nivel previo a agosto de 2019".
Aún con un nivel más acotado que el ciclo previo, la campaña actual luce optimista. "La producción agrícola del ciclo 2019/20 alcanzaría las 140 millones de toneladas según nuestras estimaciones, con una caída del 4,4 por ciento con respecto al ciclo previo, aunque será la segunda cosecha histórica detrás del ciclo 2018/19", reiteró el informe de IES.
El avance de los cultivos y la recolección de la campaña fina dan cuenta de este escenario. Por caso, el trigo alcanzó un nuevo récord productivo y creció por cuarto ciclo consecutivo, con 19,75 millones de toneladas, 1,6 por ciento más que el período previo. Eso contrastó con la caída del 24,9 por ciento en la cosecha de cebada (3,8 millones de toneladas).
Por otro lado, ante la inminente trilla de la gruesa (principalmente soja y maíz) se observa un elevado volumen de producción en el marco de un período que se desarrolló favorecido por las lluvias.
Pero, además, más allá de que el sector agropecuario sintió una contracción financiera debido a la escasez y el alto costo de los créditos, especialmente durante los dos últimos años del gobierno de Cambiemos, la devaluación pos Paso en 2019 y la excelente campaña del ciclo 2018/19 trajeron ingresos extras a la actividad, motorizadas además por el alto nivel de exportaciones.
El informe de IES muestra que en 2019, las exportaciones agrícolas fueron récord en volúmenes, en línea con la mayor cosecha histórica, mientras que en valores las ventas externas fueron las más altas de los últimos seis años.
"Las existencias acumuladas de campañas previas, junto con la devaluación del peso que mejoró la rentabilidad, y la suba de retenciones que se preveía (luego confirmada) tras la asunción del nuevo gobierno, adelantó las ventas de los productores en noviembre y diciembre de 2019, al liquidar sus stocks de granos y dinamizar las exportaciones en el último bimestre, que además ya venían a buen ritmo hasta octubre", precisó el estudio.
De hecho, el año pasado se exportaron 100,5 millones de toneladas, un 33,8 por ciento más que en 2018, mientras que en valores, las ventas externas escalaron 18,8 por ciento anualmente el año pasado, con exportaciones por u$s 27.728 millones.
Esta dinámica siguió a buen ritmo durante este año. "En el primer bimestre de 2020 se exportaron 15 millones de toneladas, con un incremento interanual del 13,3 por ciento con respecto a igual período de 2019, mientras que en valores las ventas externas verificaron un aumento del 1,2 por ciento en el primer bimestre del año, con exportaciones por u$s 3867 millones", indicó el IES.
La carga fiscal. El frente fiscal es una variable que se modificó entre una campaña y otra, y encuentra al ciclo 2019/20 con un nuevo esquema impositivo, tras la decisión del gobierno de Alberto Fernández de modificar los porcentajes de derechos de exportación (retenciones) para la soja.
"La suba segmentada por tamaño en las retenciones a la soja y sus derivados en tres puntos porcentuales (10 por ciento de aumento) que contemplaba la ley de solidaridad social y reactivación productiva, generó ruido en el sector agrícola, que por otro lado, se vio beneficiado por la baja en las retenciones de otros productos exportables como girasol y sus derivados, maíz pisingallo, maní, harina de trigo y arroz", indicó IES.
Así, la soja comenzará a tributar el 33 por ciento de retenciones, mientras que el trigo, el maíz y el sorgo quedan con la alícuota del 12 por ciento establecida en diciembre pasado.
"El aumento de las retenciones a la soja y derivados se contrapone con la baja en otros granos", reiteró el informe y detalló, por ejemplo que por efecto de la segmentación, cuando los volúmenes comercializados se encuentren entre 500 y 100 toneladas la alícuota permanecerá en 30 por ciento, y bajará progresivamente para aquellos productores con menos de 500 toneladas vendidas la última campaña (la menor alícuota será de 21 por ciento parta los que produzcan menos de 100 toneladas).
Por otra parte, "el trigo y maíz mantienen la retención del 12 por ciento, pero bajó el impuesto para el maní (12 por ciento a 7 por ciento), para la harina de trigo (9 por ciento a 7 por ciento), el girasol (12 por ciento a 7 por ciento), el arroz (de 9 por ciento a 5 por ciento para la variedad pulido y de 12 por ciento a 6 por ciento para el paddy), la variedad maíz pisingallo (9 por ciento a 5 por ciento) y el maíz flint (de 12 por ciento a 5 por ciento)", agregó.
En tanto, el volátil frente externo será un condicionante para los precios, que por estos días fluctúan día a día. "El escenario internacional plantea algunas dificultades para el sector, ya que fruto de la expansión del coronavirus, el PIB de China crecerá la mitad de lo previsto (3 por ciento vs 6 por ciento), afectando el comercio global de productos agrícolas, ante la parálisis logística del país asiático", indicó el relevamiento.
Pero además, "el colapso bursátil y la depreciación generalizada de las monedas producto del coronavirus puede generar una dinámica tendiente al atraso cambiario del peso (ajusta más lento que otras monedas por el cepo cambiario), lo que afectaría los ingresos de los productores", anticipó.
De hecho, los precios internacionales de las commodities agrícolas siguen el ritmo del escenario global que continúa exhibiendo volatilidad, con una combinación de factores contrapuestos. "Por un lado, la ya pactada fase I del acuerdo entre China y los Estados Unidos (actualmente se negocia la fase II) y la baja en las tasas de interés decretada por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), son factores alcistas para las cotizaciones internacionales de los precios agrícolas. Por otro lado, la confirmación de una buena oferta sudamericana para la soja (récord productivo en Brasil y elevada producción en Argentina) y el aumento de la oferta global por la reincorporación de Estados Unidos al mercado chino, marcaron una baja en los precios de la oleaginosa a inicios del año", agregó IES.
Además, "la inesperada aparición del coronavirus afecta las compras desde China, impactando en los precios de los granos", indicó.