Las lluvias llegaron a la región núcleo productiva, pero no lograron aplacar la ebullición política y de mercado, y tampoco despejar las incertidumbres sobre el resultado de la campaña gruesa. En una semana atravesada por un paro de transportistas autoconvocados que paralizó la llegada de granos a las terminales portuarias y dificultó la circulación de mercaderías e insumos para las industrias, los sectores productivos hicieron causa común y demandaron una solución de fondo ante este tema.
Protesta, lluvias y precios a la baja
Los cortes de transportistas autoconvocados generaron problemas con la provisión de granos a los puertos e insumos a las industrias.
La respuesta llegó de la mano del flamante ministro de Gobierno, Roberto Sukerman, quien inauguró su gestión enviando a la Policía a despejar las rutas provinciales y nacionales bajo la amenaza de detenciones a los manifestantes. Aunque aseguró que la provincia “no está a favor de la criminalización de la protesta”, y aseguró que el reclamo no es hacia la provincia.
Jugaron fuerte en esta decisión de Santa Fe la presión de la agroexportación —que vio mermado casi en un 80% el ingreso de camiones a los puertos en la semana—, pero también de la industria nucleada en la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) que planteó su “enérgico rechazo” a la medida. “En un contexto de recuperación de la actividad industrial, luego de más de 10 meses de estado de emergencia sanitaria, ese tipo de medidas resultan antijurídicas e irracionales”, indicó Fisfe, un reclamo que días antes también habían manifestado la Cámara del Acero, la Unión Industrial Argentina y las Bolsas.
Los transportistas reclaman una recomposición de la tarifa del flete, que quedó desfasada respecto de los costos, pero decidieron hacerlo de manera anárquica y sin representación gremial, lo que imposibilitó cualquier mesa de diálogo con las autoridades tanto provinciales como nacionales.
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Esta semana Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) cuestionó la suba del combustible y estimó: “El gasoil hará sentir una vez más en el año su peso específico dentro de los costos y en el bolsillo del productor con unos 6.220 millones de pesos extra, es decir $ 3,107 por cada litro cargado en el tanque, si anualizamos la incidencia del último aumento del 3,5%”.
Esa puja distributiva al interior del sector agropecuario se convirtió en un tema recurrente de la agenda 2021, toda vez que los indicadores de inflación no ceden y el gobierno ensaya diferentes estrategias para que la disparada de los precios no llegue más recalentada a marzo, frente a un escenario donde el tema de la pandemia no parece despejado.
Si los datos de inflación minorista fueron peores a los esperados con un IPC que llegó al 4% con 4,4% en el rubro alimentos, los precios mayoristas (Ipim) difundidos una semana después trajeron menos alivio ya que treparon al 4,4% el último mes del año y la Canasta Básica Total (CBT) se disparó 4,7% en el mismo mes, mientras que la canasta alimentaria trepó al 5,1%.
Con ese plafón, el Ministerio de Agricultura volvió a reunir a los integrantes de la mesa intersectorial de maíz el jueves. Se avanzó en la puesta en marcha de nuevos instrumentos de financiamiento que permitan mejorar las condiciones de los productores locales tanto en materia de abastecimiento como de precios. Aquí jugará un rol clave el Matba Rofex, que aportaría su exitosa experiencia en sistemas de cobertura para compradores de maíz para consumo interno. Se analizó también ajustar más fino el sistema de garantías del Fondo de Garantías Argentino (Fogar).
En esta oportunidad, además de los integrantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) y de las industrias de segundo piso, estuvieron en el encuentro representantes de las entidades que conforman la mesa de enlace como FAA y CRA que habían protagonizado un lock out patronal por el cierre de las exportaciones.
La fuerte jugada de toda la cadena agrícola, especialmente productores y exportadores, es evitar que el gobierno suba las retenciones al maíz que hoy tributa el 12%. Sucede que los valores del grano siguen muy altos, pese a que durante la semana la caída de la soja influyó en el maíz que tuvo alzas y bajas sucesivas pero no perfora los u$s 203 la tonelada.
Estado de cultivos
Los retrocesos tanto de la soja como del maíz se dieron en el marco de un mercado que tomó nota de las lluvias en Argentina y Brasil, que podrían mejorar el estado de los cultivos que venía muy afectado.
Sin embargo, el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) sobre el fin de esta semana indicó que “sigue faltando agua en la región núcleo”. El reporte señaló que el 70% de la región alcanzó lluvias de 80 a 100 milímetros (mm) en los últimos 15 días, pero el 80% del área aún sigue con reservas escasas. “Aumentaron los lotes regulares y malos en maíz y la recuperación de la soja sigue pendiente de nuevas lluvias”, indicó GEA.
El panorama es muy heterogéneo. GEA indicó que hay 800.000 hectáreas muy buenas a excelentes tras las lluvias. Se trata del 60% del maíz temprano sembrado en la región que se recuperó en el centro sur de Santa Fe, localidades como El Trébol, Carlos Pellegrini, y Bigand o Teodelina donde vuelve a hablarse de lotes que tienen altas chances de superar los 100 qq/ha, tal como sucedió el año pasado.
Pero, por otro lado, “se confirman áreas que sufrieron con daños irreversibles en el rinde: 180 mil hectáreas regulares y 50 mil malas. Se trata de parte del sudeste cordobés, como Marcos Juárez y en el noreste bonaerense, como en La Violeta y Pergamino. De ese modo, se estima en la región una producción de 12,75 millones de toneladas, casi un 10 % menos que el volumen del año pasado.
En cambio, la soja de segunda despega tras las lluvias. “Todavía está en carrera con todo un potencial de rinde aun intacto”, comentó GEA. Por lo pronto, el mercado de Chicago el viernes reaccionó y la oleaginosa que venía errática volvió a caer por debajo de los u$s 500. De esta manera y con estos números, sería la primera semana con saldos negativos.