“La adopción de biológicos es paulatina, pero bien firme”, aseguró un ingeniero agrónomo conocedor de la producción en campos del sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires. Los datos más duros lo confirman: el porcentaje de uso de biológicos en Argentina ya está cercano al 7% en cultivos extensivos, una cifra que crece campaña tras campaña, según se destacó durante el 2º Encuentro Nacional sobre Producción con Biológicos que se realizó en Venado Tuerto y reunió a más de 1.300 asistentes interesados en las nuevas formas de producir buscando enfrentar resistencias y sumando productos más amigables, sin resignar rindes.
La biología, el arma para potenciar rindes
Por Patricia Martino
Sebastián Suarez Meccia
En los stands se mostró cómo actuan los insumos biológicos vs. los químicos.
Sebastián Suarez Meccia
El encuentro contó con la participación de 1.300 asistentes.
Aprender, debatir y evaluar sobre las nuevas tecnologías biológicas que llegan al mercado para la producción de cultivos extensivos fueron los ejes del encuentro organizado por Agribio. Todo se puedo observar de primera mano en un recorrido por 12 estaciones de lotes de soja tratados con algas marinas, polifenoles, diferentes cepas de hongos, bacterias, consorcios microbianos y levaduras, entre otros.
Además, en la zona de stands comerciales se presentaron 33 empresas argentinas y del exterior que compartieron sus bioinsumos para soja y maíz lo que marca una clara tendencia sobre un inminente cambio en la forma de producir.
El ingeniero agrónomo Damián Rico, integrante del equipo de Rizobacter, contó que en la expo presentaron un terápico biológico: Rizoderma. “Mostramos una comparación con los terápicos químicos que también tenemos en cartera. Rizoderma además solubiliza nutrientes del suelo y convive con la planta a lo largo de su ciclo. Tiene un pro versus los terápicos químicos, en esta campaña se vieron muchos efectos fitotóxicos en el suelo y es una manera de rotar a lo biológico. Este terápico biológico viene con un inoculante y podemos ver una excelente inoculación y simbiosis entre la soja, inoculante y terápicos”, señaló.
En el juego de las diferencias, explicó que el terápico químico tienen un cierto período en el que permanece en el suelo, mientras que el biológico hace una simbiosis con la planta y vive a lo largo de todo el ciclo de la planta. Así, además de controlar hongos solubiliza fósforo del suelo y se ven mejoras en el rendimiento del cultivo. “Este producto lo lanzamos hace dos años y en la soja cosechada dio excelentes resultados y grandes empresas del área se están volcando a lo biológico, ya no es sólo cuestión de ecología, se está imponiendo a nivel nacional”, indicó en una charla con Agroclave.
Desde Rizobacter entienden que “hoy hay que tener tanto la parte química como biológica, son parte de un mismo sistema”. Sin embargo, apuesta a que “el productor vaya encontrando los beneficios de usar la parte biológica” y por eso visitan frecuentemente a los productores con el equipo comercial para hacer demostraciones a campo y lograr ver los beneficios de lo biológico en el campo. “Ahí se convence el productor y ya no quedan dudas”, precisó el referente de la empresa líder en biología y biotecnología.
Una apuesta a menos de 10 años
Por su parte, Daniel Schon, representante técnico de ventas en el centro-norte Buenos Aires y sur de Santa Fe de Helm Argentina, consideró que “la adopción de biológicos es paulatina, pero bien firme” y vaticinó que se trata de “algo que va a tomar velocidad en pocas campañas”.
“Sabemos que las últimas 3 campañas han sido muy duras y restrictivas entonces el productor estuvo un poco reticente a probar cosas nuevas. Sin embargo, vemos mucho interés. Jornadas como esta lo demuestran, hay muchas empresas trabajando en biológicos y mucha gente curosiando”, reflexionó sobre el encuentro al tiempo que consideró que el sector tiene “una apuesta a mediano plazo y desde lo agronómico veo un gran cambio en los próximos años, posiblemente en menos de 10 años ya veamos un cambio muy fuerte en todo lo que hace a la adopción de biológicos”.
En Helm cuentan con un tratamiento de semillas que se llama Innobio que se puede emplear en soja, cereales de invierno y maíz. Es un complejo de dos microorganismos, un hongo que es Trichoderma y el otro una bactería a base de Bacillus, que hacen un complejo de productos biológcios que permite prevenir enfermedades. “Es un biocontrolador de otros patógenos, también es un biosolubilizador de nutrientes y ayuda a solubilizar fósforo del suelo, por ejemplo, y también es bioestimulante porque genera muchas hormonas y el crecimiento de la raíz lo expresa. Ese plus es lo que lo diferencia de síntesis químicas, más crecimiento radicular y más sanidad a lo largo de todo el cultivo”, detalló.
Schon apuntó que “el productor está muy acostumbrado a todos los productos de síntesis y cuando ve un producto biológico empiezan a preguntar porqué no quieren caer en una trampa comercial”. Primero pregunta sobre la efectividad, dijo, después sobre la posibilidad de incremento de rendimiento. “De la efectividad no tenemos ninguna duda, lo tenemos recontra testeado al producto y en cuanto a incrementos en rendimiento no son de una manifestación importantísima pero tenés un incremento del 5 al 8%, eso es sólido, y se nota más en años de poca lluvia”, precisó.
Sobre el encuentro que se realizó en Venado Tuerto dijo que es muy bienvenido poder ver a “muchísimas empresas trabajando, mostrando sus productos”, y aseguró que todo influye para que el productor “se pueda dar cuenta de que esto no es una moda, sino que esto va en serio”.
“El consumidor necesita saber cómo se están haciendo las cosas y siempre va a buscar que se trabaje con productos ambientalmente más sustentables. Eso que está en la agenda 2030 de a poco va llegando al consumidor y empieza a pedir este tipo de cosas. La industria en definitiva se adapta a las demandas del consumidor para tener productos con menos huella de carbono, menos impacto ambiental. Cualquier producto de síntesis tiene una huella mucho mayor que uno biológico, a nivel industria. Son factores positivos y los costos son iguales”, indicó.
Por otra parte, y hablando como profesional y productor agropecuario, Schon señaló que las dificultades para la adopción de biológicos sea más generalizada pasa por el cuidado que requiere el tratamiento. “Podes evaluar rápidamente una aplicación de un herbicida cuando no estuvo bien hecho. Cuando un tratamiento de semilla no estuvo bien hecho las fallas se te enmascaran. Hay que prestarle mucha atención al tratamiento de semillas y si me decís voy a poner un producto biológico y me decís lo voy a curar a chimango, te diría que no, que sigas haciendo lo que hacías. Esto tiene que ser hecho más a conciencia”, resaltó el ingeniero agrónomo, para quien en el escenario que se viene “no habrá un reemplazo total, sino más bien los productos de síntesis química y biológicos van a convivir”.
En rigor, apuntó que “hay muy buenas posibilidades” de poder hacer tratamiento de semilla con biológicos, usar herbicidas y después volver a usar biológicos en aplicaciones foliares, en los que las empresas están trabajando. “Insecticidas biológicos hay muchos. Dentro de poco tiempo nos vamos a encontrar con insecticidas que están hechos a base de esporas de hongos que muy difícilmente generen resistencias en los insectos. Vamos por un camino muy bueno. Es mucho más complejo hacer un herbicida biológico, pero también se está trabajando”, mencionó Schon.