Un proyecto de la Escuela de Educación Secundaria Orientada Nº 213 de la localidad de San Carlos Centro (Santa Fe), fue premiado por las Fundaciones del Grupo Petersen (Banco de Santa Fe y otras) con 2 millones de pesos por la elaboración de jabones ecológicos en base a aceite comestible usado.
La escuela santafesina que crea jabones ecológicos en base a aceite usado
La iniciativa, que avanzó desde un punto verde creado en la ciudad, logró concientizar a los habitantes para que no tiren los aceites que utilizaban en la preparación de sus comidas y los depositen en ese lugar con el objetivo de un nuevo uso.
De a poco, el colegio logró mostrarle a su comunidad el agregado de valor que se puede obtener desde cualquier producción agropecuaria, la realidad de los 100 usos de cada una de las producciones y en especial, la posibilidad de encontrar un equilibrio sustentable a través del manejo de residuos y desechos.
“El proyecto es la consecuencia de la capacitación de 3 docentes que junto a un grupo de estudiantes de cuarto año, lograron encontrar la solución que se generaba por una problemática”, remarcó Andrea Martínez, vicedirectora del colegio agregando que la inquietud estaba centraba en el daño ambiental de los aceites usados comestibles y la resolución era más simple de lo que muchos imaginaban.
Según los directivos de la escuela, venían viendo como varios comedores de la localidad tiraban –sin malas intenciones- los aceites usados en los resumideros. Esto motivo a un análisis y estudio que les indicó que el proporcional del grado de contaminación del agua era de 40 mil litros por cada litro de aceite vertido o ingresado a los sistemas de desagües.
“Es una cifra que asusta y sucede con normalidad de forma cotidiana”, expresó Martinez explicando que el camino por medio de un proceso químico para la elaboración de eco jabones fue el puntapié para el desarrollo de un motón de variables, incluso la de detergentes biodegradables para la cocina.
Actualmente, desde la escuela avanzan en la consolidación de la recolección y almacenamiento de aceite usado; así como también, en la ampliación de la capacidad para su manufactura de jabones y detergentes sólidos. Los alumnos que encontraron una motivación sostenible y sustentable, han potenciado sus conocimientos sobre el proceso químico denominado saponificación que permite que las moléculas que componer las grasas reaccionar frente a un compuesto alcalino de ph alto (soda caustica), permitiendo la formación de jabón y glicerina.
Por ahora, la iniciativa busca sumar otro elemento de agregado de valor que consiste en el sistema de empaquetado de cada uno de los productos que se elaboran. “Estamos avanzando en envoltorios o empaquetados con biomateriales”, resumió Andrea Martínez.
Al mismo tiempo, anticipó que ya están generando un packaging originado a partir del procesamiento de las cáscaras de cebollas, el agua de las remolachas, la borra de café y otras gelatinas que los ha llevado a la realización de bolsas ecológicas, que no dañan el medio ambiente y se pueden arrojar a la tierra como abono, tras su uso.
Cabe destacar, que la Fundación Banco Santa Fe (GP), resaltó el fomento al desarrollo profesional y técnico de los microemprendimientos y destacó el avance hacia la economía circular como beneficio para toda la comunidad local y rural, que está generando conciencia de gestión de los residuos.