La industria láctea atraviesa momentos de máxima incertidumbre, en medio de un convulsionado contexto político y económico que la pone entre la espada y la pared. Debe discernir entre renovar el programa de Precios Cuidados, exigiendo que el Gobierno autorice un aumento acorde al desfasaje que se creó en los últimos tres meses, o asumir la pérdida resguardando el derecho a exportar libremente, conformándose con el permiso para actualizar ajustes en otros productos fuera de convenio. En este último escenario, no hay mucho por escalar, debido al deterioro del poder adquisitivo y un mercado interno que ya no sólo dejó de convalidar aumentos, sino que relegó el consumo de productos premium o de alto valor agregado a manos de los lácteos básicos y segundas/terceras marcas.
"Los precios cuidados no alcanzan a cubrir nuestros costos"
Lo cierto es que, ante el cambio de funcionarios en Economía y la decisión oficial de continuar con los programas de precios cuidados y el control del mercado interno, no hay muchas alternativas para el eslabón industrial a la hora de negociar y aceptar las reglas de juego.
“En la medida que nosotros logremos determinar un volumen importante de productos dentro del programa, necesitaremos del compromiso del Gobierno de no intervenir en el resto de los precios del mercado y tampoco en las exportaciones; me parece que para la cadena es una pequeña solución que nos permite atravesar una coyuntura crítica, sin tener que lamentar después medidas peores como el aumento de retenciones o cupos para exportar, lo cual sería nefasto para toda la lechería”, opinó el presidente del CIL, Ércole Felippa.
En diálogo con Agroclave, el vocero de las principales industrias lácteas del país, se refirió al complicado contexto político y económico que condiciona hoy por hoy al sistema productivo nacional. Incertidumbre, preocupación y desconcierto, son las emociones que afloran en este eslabón de la cadena láctea, donde los precios cuidados que impone el Gobierno no se condicen con la estructura de costos en el valor a salida de fábrica.
“A esto se suma que recientemente el problema de la escasez de combustible complicó la logística del transporte, sin llegar a interrumpir el retiro de la materia prima o el suministro de productos a los comercios, pero agregando preocupación y mayores costos operativos”, explicó el industrial cordobés.
Las “peripecias” del país
“La industria láctea no es ajena a todas las peripecias que está viviendo nuestro país -lanzó Felippa-. En el aspecto logístico, hubo días de las semanas anteriores que realmente estuvo muy complicado, especialmente en el Norte, donde hubo bloqueos y faltante total de gasoil”.
Todo esto terminó incidiendo sobre los costos, “porque en muchas industrias, las tarifas de fletes las tenemos atadas a una función polinómica que se actualiza mensualmente, y toma el valor real al que se consigue el combustible, que por supuesto no tiene nada que ver con el valor teórico oficial”, advirtió el dirigente, quien a su vez preside la cooperativa láctea Manfrey.
Según su testimonio, “esto sucede con casi todos los insumos en estos días, por eso decimos que estamos en un momento donde, por un lado, hay un porcentaje de inflación que es alto pero que al mismo tiempo es una inflación reprimida, y por el otro, hoy prácticamente no hay precios de parte de los proveedores, que no quieren entregar insumos y si lo hacen, no le ponen precio, generando una imprevisibilidad muy fuerte; no nos olvidemos que si bien nosotros no somos importadores directos, muchos de nuestros insumos (envases, productos químicos, aditivos), en parte son importados, con lo cual eso agrava la situación”.
En este panorama, lo que más preocupa a los fabricantes es que “todos esos aumentos de costos no se pueden trasladar a los precios porque hay un mercado interno con un poder adquisitivo realmente muy restringido, y hoy para poder vender hay que recurrir a importantes ofertas, quitar márgenes y demás, porque está muy pesada la demanda”, admitió Felippa.
Los cambios en el Gabinete Económico
Respecto a la sorpresiva renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán, que arrastró a los demás funcionarios de la Secretaría de Comercio Interior y los cuadros medios, y la entrada de Silvina Batakis como cabeza del nuevo gabinete económico, el vocero de los industriales lácteos ofreció su parecer.
“El problema no son los nombres de las personas, porque más bien esto tiene una raíz de tipo político; es decir, si bien estamos ante una crisis económica importante, por más que se traigan a los mejores economistas del mundo a ponerlos a manejar nuestra economía, lo más probable es que fracasen, porque lo que se necesitan son ciertas medidas estructurales que solucionen los grandes problemas de la Argentina, que vale aclarar vienen de hace más de 70 años, pero para lograr eso, hace falta un liderazgo político fuerte, con construcción de consensos, tanto dentro de la propia coalición gobernante como con las otras fuerzas políticas. Recién allí se podrán llevar adelante esas medidas que hacen falta. Pero claramente vemos que ninguna de estas cuestiones hoy están ocurriendo. Por eso toda esta incertidumbre del fin de semana con los cambios en Economía, va mucho más allá de un cambio de nombres. Lo que se necesita es definir un plan económico y dar a conocer los lineamientos para que todos sepamos hacia dónde vamos”, definió Felippa.
Sin saber que pasará
Ayer venció el programa de precios cuidados convenido con la industria láctea en abril. “Venimos reuniéndonos periódicamente con las áreas de comercio interior y lechería, de hecho hoy (por ayer jueves) es el día en que debíamos ajustar los nuevos precios del programa, con una propuesta nuestra para aumentar el volumen de productos y que al menos nos permitan cubrir los costos, porque muchos de esos precios hoy no alcanzan a cubrirlos”. Pero ahora, con la renuncia del secretario de comercio Guillermo Hang y la asunción de Martín Pollera, deberán convocarse nuevamente a reuniones con los equipos técnicos. “Nosotros por lo pronto seguimos en contacto con los funcionarios de segunda y tercera línea de la Secretaría, pero honestamente no sé qué pasará con ellos ahora que se produjo la salida de Guzmán y su equipo”, se preguntó el presidente del CIL.
En estos momentos, en materia de precios, dentro del programa de Precios Cuidados, “hay un atraso superior al 20%, para lo cual entendemos que no se podrá otorgar una actualización de una (sola vez), pero necesitaríamos un compromiso al menos de recuperación gradual de esos precios, porque entendemos que es difícil que autoricen un aumento del 25% de golpe; esos son los números reales”, enfatizó Felippa. Por otra parte, aclaró: “cuando todos los meses se conocen los índices de inflación minorista, en el caso de los lácteos no tienen el mismo comportamiento que los mayoristas, que son los que miden nuestros productos”. Es decir, “los precios al consumidor aumentan más de lo que lo hacen los productos a salida de fábrica, con lo cual el problema está en otro lado mientras el consumidor sigue sin beneficiarse de los valores que salen de nuestras fábricas”.
Según Felippa, el abastecimiento de lácteos a la cadena comercial ha sido siempre normal, nunca faltó producto, “ni siquiera en los meses de menor oferta de producción estival, así que menos aún podrían faltar ahora, que ya empezó su curva ascendente estacional y hasta la primavera se irá incrementando sostenidamente”.
El dólar “industria láctea”
Entre todos los dólares que atraviesan la economía argentina, también hay uno que rige al eslabón exportador de esta cadena y que condiciona al resto de los actores del negocio. “El nuestro es el dólar divisa, no billete, oficial del Banco Nación menos el 9% de retenciones, que nos termina dando un valor de 109 pesos por dólar exportado; por eso siempre decimos, nosotros exportamos con un dólar de ese valor, al tiempo que compramos insumos que están valuados con un dólar que está bastante más que el oficial, no digo el blue porque no es así, pero sí bastante superior al oficial”, concluyó Ércole Felippa.