La dura sequía que atravesó la Argentina impactó en las estrategias que adoptaron los productores para encarar la producción. En 2023, el país importó 2,7 millones de toneladas de fertilizantes _según estadísticas de Indec_ lo que representó una caída en las compras del 11,9% respecto del año previo. “Se trata del segundo año consecutivo de ajuste en las importaciones, con un volumen que se ubicó levemente por encima del flujo promedio de los últimos 16 años, y muy lejos del máximo observado en el 2021”, indicó un relevamiento que realizaron Juan Manuel Garzón y Lautaro Sibilla de Ieral Fundación Mediterránea.
Sequía y pocos dólares, afectaron la fertilización
Brasil tiene condiciones de precios más ventajosas que Argentina en el mercado de fertilizantes.
El estudio precisó que por importación se erogaron u$s 1.404 millones, un flujo bastante menor a los u$s 2.869 millones del 2022 (-51,1%), que se explica por una combinación de menores cantidades y menores precios.
Es decir, el país por la crítica situación climática no pudo aprovechar el año la reducción de las cotizaciones internacionales de estos insumos, especialmente nitrogenados y fosfatados, que se habían disparado en 2022.
“La caída en los volúmenes adquiridos obedece seguramente a una combinación de factores, aunque dos de ellos se destacan claramente: la sequía (y su impacto sobre superficies sembradas y tecnología de insumos) y las restricciones impuestas sobre las importaciones en un contexto de escasez de dólares en el BCRA”, indicaron Garzón y Sibilla.
De hecho, la falta de fluidez de las Sira y la incertidumbre respecto del cobro de las divisas, generó problemas varios a los importadores, configurando un escenario complejo para los habituales procesos de planificación de compras que realizan las empresas agropecuarias.
Respecto de los precios pagados, “se observa una caída importante respecto de los valores del 2022”, indicó el informe y detalló que “en dólares de poder de compra constante (a precios de diciembre 2023), los precios se ubicaron por debajo de los valores promedio de últimos 15 años, siendo de destacar la fuerte caída interanual en las cotizaciones a dólares corrientes (-46,4% para fertilizantes nitrogenados y -39,6% para fosfatados y otros), lo que se explica por los valores máximos, casi extremos, que se observaron en el 2022”.
Diferencias con Brasil
Por otro lado, el informe destacó que la Argentina a lo largo de los años y en diferentes tipos de fertilizantes, viene pagando mayores precios que Brasil.
En cuanto a la comparación de precios de los fertilizantes nitrogenados, y para la urea (posición arancelaria 310210), Argentina pagó en promedio un precio superior al de Brasil en todo el período analizado (2017-2023). “Si bien en los primeros años la diferencia era pequeña (entre un 3% y un 4% más), a partir de 2021 la brecha se fue acrecentando significativamente hasta llegar llamativamente al 55% en el 2023”, detallaron los especialistas de Ieral.
En cuanto a mezclas de urea con nitrato de amonio (posición arancelaria 310280), un fertilizante relevante para Argentina aunque no tanto para Brasil, también se pagaron precios superiores, al igual que para el nitrato de amonio (posición 310230).
En el rubro de fertilizantes fosfatados y otros, Argentina también ha venido pagando precios superiores a los de Brasil.
Solamente en el fosfato monoamónico (posición arancelaria 310540) y en el año 2017, el país pagó un precio menor que su vecino (aunque fue una pequeña diferencia de u$s 4 por tonelada). Luego, para el resto de años y posiciones arancelarias analizadas, “el país ha erogado precios superiores, llegando en algunos casos a haber diferencias de hasta un 70%”, aseveraron los especialistas de Ieral.
En base a las estadísticas de importación surge claramente que Argentina paga habitualmente un precio más alto que Brasil por los fertilizantes que importa.
Desde Ieral consideraron que esto se debe a varios factores. Uno de ellos, que resulta determinante, tiene que ver con los volúmenes importados. También influye la mayor escala con la que operan los importadores del país vecino, ventaja que posibilita una mejor negociación con los proveedores, menores costos portuarios y logísticos en general.
Otro factor importante, exacerbado en los últimos años, “es el mayor riesgo de realizar operaciones en Argentina respecto Brasil, que termina derivando en una condición comercial menos ventajosa”, indicaron.
Detallaron además que en esta mayor prima de riesgo argentino aparecen costos extras generados en la nacionalización de los productos y en lo que hace al pago de las importaciones, que se fue alargando en los últimos tiempos a medida que el BCRA al quedarse sin reservas fue profundizando el racionamiento de las divisas.