El presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), Rodolfo Rossi, dijo que los 27 países de la Unión Europea no han logrado ponerse de acuerdo sobre la prorroga y autorización del glifosato por 10 años, de acuerdo a los organismos regulatorios de Bruselas.
Acsoja mostró su preocupación por el aval hacia el glifosato
Por ahora, las propuestas tendrán una nueva votación en el mes de noviembre, y se anticipa que repasarán y modificarán los informes técnicos preparados por Francia, Holanda, Suecia y Hungría, como países responsables de llevar adelante el análisis del tema.
“Había esperanzas en el voto positivo de Francia y Holanda, pero estos 2 países se abstuvieron y dejaron pendiente la posibilidad de alcanzar una mayoría calificada”, expresó Rossi agregando que la decisión significa que no lograron representar el 65 % de la población para alcanzar una resolución de acuerdo.
Hasta el momento, se sabe que la comisión va a volver a tratar el tema en los próximos días y se espera un posible bloqueo por posiciones calificadas y también una cierta aprobación por mayorías que evalúan los riesgos y oportunidades.
En lo previo, varios especialistas concuerdan que nadie se arriesgará a avanzar con frenos a los procesos productivos mundiales y la seguridad –futura- en la producción y suministros de alimentos. Sin embargo, los técnicos ya anticipan que el nuevo aval por una década para el glifosato, tendrá una serie de condicionantes para su funcionamiento.
“Van a pedir franjas de protección, restricciones sobre su uso en los granos que van a la desecación, mejora en las buenas prácticas y también habrá observaciones sobre los coformulantes y las distintas versiones de los herbicidas”.
Acsoja, considera que igual el voto será positivo por la mayoría de los países, aunque no descartó la necesidad de avanzar en un reclamo más sólido y regional como manifestaron a principios del mes de octubre, entre todas las entidades y cadenas productivas del Mercosur.
En aquella ocasión varias entidades de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina reclamaron la prevalencia de los estudios realizados por la UE, que determinan al glifosato como una droga sin riesgos toxicológicos y cancerígenos.
Fueron 7 entidades las que reclamaron a los países europeos, que no pongan trabas en la aprobación de producto para sus formulaciones.
El pedido estuvo encabezado por Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja) junto a la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). A estas dos instituciones de nuestro país, se sumaron la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja), la Asociación de Productores de Soja y Maíz del Estado de Mato Grosso, la Asociación de Productores de Soja, Oleaginosas y Cereales del Paraguay (APS), la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) y la Mesa Tecnológica de Oleaginosos (MTO) de Uruguay.
El texto, en defensa del glifosato, decía que la nueva agricultura regenerativa y su sistema de manejo para la producción de alimentos, considera al producto como una herramienta eficaz y lo reconoce como el herbicida apropiado por 140 países y sus organismos de salud.
Además, explicaba que los residuos resultantes de su aplicación se ajustan al límite máximo de residuos (LMR) establecido por el Codex Alimentarius de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (ONU).
Para la segunda vuelta del mes de noviembre, el Mercosur elevará su opinión expresando que el glifosato es una herramienta crucial en la agricultura, donde la no remoción y la cobertura del suelo son una base fundamental en el enfoque holístico que integra tecnologías que ayudan a los agricultores a producir más con menos.
“Estamos convencidos que promueve la biodiversidad y reduce la huella de carbono”, reconoció Rodolfo Rossi (Acsoja) enumerando las bondades que podría generar el producto acompañando la agricultura moderna.
Otros técnicos y algunos especialistas de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA), consideran que sin su utilización los costos de la agricultura podrán incrementarse entre un 6 y 8 % y las pérdidas productivas por la proliferación y competencia de malezas seria del 10 al 15 %. Por ahora, la agricultura ensaya las posibilidades de los insumos biológicos, como una alternativa futura, previendo las restricciones, protocolos y discusiones vigentes.
“Si bien no son una alternativa de reemplazo, son un paliativo complementario creciente, que sigue reuniendo a muchos investigadores y científicos para su mayor desarrollo”, dijo.