La transición agroecológica redefine la producción de tomates a la vez que aporta beneficios significativos al medio ambiente, la salud humana y la sostenibilidad a largo plazo de la horticultura en los invernaderos. Este cambio contribuye a la construcción de un sistema hortícola más equitativo y respetuoso con el entorno.
Productos biológicos en la producción de tomate
Jorge Castresana, investigador de Inta Concordia, indicó que “desde hace más de 8 años trabajamos para implementar este tipo de prácticas”, y agregó: “Este cambio implica una evolución desde un modelo convencional dependiente de insumos químicos hacia un enfoque agroecológico que prioriza la biodiversidad, la salud del suelo y la integración de procesos naturales.”
Para llevar a cabo este proceso de transición, se aplicaron diversas prácticas. “Se utilizaron tanto protocolos de monitoreo para control de plagas y la preservación de la fauna auxiliar, así como la implementación de técnicas de biosolarización y el fomento del equilibrio natural en el ecosistema del invernadero”.
Otras estrategias fueron la inoculación del suelo con microorganismos benéficos, liberación de enemigos naturales, el trampeo masivo para el control de insectos como la mosca blanca o la polilla del tomate, así como pruebas experimentales con formulaciones de origen botánico.
“Otras medidas incluyen la sustitución de productos de síntesis química de amplio espectro por productos selectivos y de origen botánico, el reemplazo de enraizantes químicos por opciones biológicas, la aplicación de fertilizantes químico-orgánicos y la reducción del uso de sales”, explicó Castresana.
Se incorporan, además, biosestimulantes a base de aminoácidos y extractos de algas para fortalecer el desarrollo de las plantas de manera natural. “Este enfoque integral busca optimizar la salud del suelo y promover un entorno más equilibrado y sostenible en el invernadero”, ponderó.
“Luego de todos estos años de asesoramiento por parte del Inta, se logró una notable reducción del 85% en el uso de productos de síntesis química”, dijo y planteó que este logro no solo contribuyó a disminuir la contaminación ambiental, reduciendo la exposición a químicos nocivos para trabajadores y el entorno, sino que también ha generado mejoras significativas en la preservación de la biodiversidad y en la reducción de plagas y enfermedades. “Estos resultados, junto con un menor uso de químicos ha contribuido a mejorar la calidad de los tomates cosechados.”
En esta línea se ha verificado, mediante la técnica de monitoreo de especies y el seguimiento de la diversidad biológica, un aumento en la preservación de la biodiversidad en el entorno del invernadero. Se identificaron parasitoides de mosca blanca, como depredadores de mosca blanca y polilla del tomate (tpiocoris chlorogaster), y parasitoide de huevos de lepidópteros (tricogramma sp). “La presencia de estos enemigos naturales se convierte en un valioso aliado para el control biológico, ofreciendo una solución respetuosa con el medio ambiente y minimizando de productos de control de plagas y enfermedades”, puntualizó Castresana.