La energía es una de las nuevas fronteras de las inversiones y el desarrollo económico. Merced a una fuerte inversión pública y privada, la Argentina logró el año pasado cerrar un déficit en la balanza de divisas energética de u$s 5 mil millones. Y se espera que este año esa ecuación muestre superávit. Esta expansión, que desde provincias pampeanas como Santa Fe movilizó la transformación de unas 200 empresas que se convirtieron en proveedores del sector de Oil & Gas, tuvo un fuerte anclaje en el sector de combustibles no renovables. Pero en la transición energética, las grandes jugadoras del sector ya están direccionando crecientes niveles de inversión en el segmento renovable, que será dominante en el futuro.
La transición energética abre un nuevo campo de negocios
El paso de la generación en base a combustible fósil a la renovable amplía el horizonte de inversión. El rol del agro y la Región Centro
Por Álvaro Torriglia
Martín Genesio, presidente y CEO de AES Argentina; Matías Gómez, gerente comercial de Generación Energías de Secco; Martín Mandarano, CEO de YPF Luz y Gerardo Zmijak, director comercial de Trafigura, analizaron en Experiencia Idea Rosario el desarrollo de este sector. Coincidieron en señalar que las inversiones del sector se están orientando cada vez más a la generación de energías renovables, como eólica y solar, pero advirtieron que para desarrollar toda la potencialidad que ofrecen debe haber un salto en la infraestructura. Y el marco regulatorio, subrayaron, es clave para que eso suceda.
“Venimos de la generación térmica y vamos a renovables, desde 2020 todo el crecimiento de la compañía es en fuente de energías limpias y tenemos un objetivo de descarbonización, el 31 de diciembre de 2025 vamos a salir del carbón y en 2040 del gas natural”, señaló Genesio, quien agregó que el destino de las inversiones será mayoritariamente en energía eólica y solar, un mercado en el que tiene un 34% de participación. “Sobre todo en almacenamiento (litio), que es clave para esta expansión”, señaló.
También Gómez, de Secco, que trabaja en “proyectos de energía renovable de todas las escalas” consideró que es crítica la inversión en almacenamiento. La firma ofrece soluciones, servicios y equipamiento en generación de energía y compresión de gas.
Con once años de vida, YPF Luz nació como uno de los vehículos de transición energética de YPF, que es su principal accionista, junto con General Electric. “Arrancamos con un activo, operaciones en una provincia y 80 personas, y hoy 17 activos en 8 provincias y 480 personas, con un Ebitda de u$s 480 millones”, señaló Marandano. Actualmente genera el 9,1% de la energía eléctrica del país. Tras una inversión de u$s 2 mil millones, cuenta con 3,5 Gw de capacidad instalada. El último proyecto fue la construcción del parque eólico de Olavarría.
Trafigura, un trader global con oficinas en 50 país, dedicado tradicionalmente a la comercialización de materias primas (oil & gas, metales y minerales), viene incrementando fuertemente el comercio de energías renovables. La empresa que en Argentina refina petróleo y vende nafta con la marca Puma, invirtió u$s 2.500 millones en renovable, incluidas plantad e hidrógeno.
Su director comercial, Gerardo Zmija, subrayó la necesidad de inversión en infraestructura. Señaló que el déficit energético en argentina se cerró con inversiones que se hicieron aprovechando infraestructura que ya existía. “Luego vino un cuello de botella que se resolvió con inversión pública, como el GNK, y de privados, como los oleoductos del proyecto Duplicar”, recordó.
Todos los participantes del panel de Idea expusieron los grandes proyectos de inversión que están realizando en la generación de energías renovables pero coincidieron en señalar la necesidad de un nuevo salto en infraestructura para llevarla a los centros de consumo. Eso requiere de grandes inversiones, que demandarán “trabajo colaborativo” y “un marco regulatorio adecuado”, señalaron.
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“Desde 2015 vimos que los proyectos se hicieron donde se podía y no donde se debía”, señalaron. La demanda de energía crecerá, no solo por los destinos más tradicionales sino por el desarrollo de la tecnología. Marandano explicó, por ejemplo, que en EEUU se estima que en los próximos años el 25% de la demanda energética de ese país será de la Inteligencia Artificial (IA). YPF Luz, recordó, ya está minando criptomoneda en pozos de gas aislados de la Patagonia. “Es una forma de llevar la demanda adonde está el recurso, lo que resuelve la infraestructura”, señaló. También señalaron que “es momento de empezar a pensar en corriente continua”.
Pero también el campo es fuente de energía. De hecho, la demanda de bioenergía es uno de los destinos crecientes de inversiones en el sector. En el panel de agroindustria, el presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera (Ciara) abrió cierta pulseada cuando reivindicó al agro como “el único aportante de dólares” en el país, más allá de las “grandes promesas” de otros sectores.
La energía y los biocombustibles
En parte este fue el argumento para pedir un cambio de política hacia el sector por parte del gobierno nacional en materia de retenciones. Pero también para alertar sobre el estancamiento de las inversiones que provocan, tanto en la actividad de producción de aceites y harinas vegetales, como en la de fabricación de biocombustibles.
Desde aquel boom de inversiones de la primera década del siglo, que llevó al polo agroexportador del Gran Rosario a ser el más importante del mundo, “la industria aceitera no crece”, advirtió Idígoras. Y una de sus actividades, la producción de biodiesel, trabaja con una enorme capacidad ociosa.
Esta dirección es contraria a lo que ocurre en los dos grandes competidores de Argentina en el negocio: Brasil y Estados Unidos. En ambos países crece el crushing y las inversiones en biocombustibles. En Norteamérica, el boom del aceite hidrogenado para genera energía impulsa desembolsos en capacidad instalada de u$s 3 mil ó 4 u$s mil millones anuales, a la vez que encadena a las empresas cerealeras con las petroleras. “El mundo no solo demanda seguridad alimentaria sino también bioenergética, pero Argentina no tiene una sola inversión nueva en biocombustible”, señaló.
El año que viene comienza a regir el corte obligatorio de bio con combustible de avión (SAF). “Los combustibles sostenibles de aviación se están convirtiendo en la nueva ola de innovación”, señaló y se lamentó porque “no hay nada en Argentina que se esté haciendo para avanzar en ese terreno”.
Víctor Accastello, subgerente de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), contó un costado un poco menos dramático de los biocombustibles, el del etanol de maíz que, a diferencia del biodiesel, “está trabajando a un 90% de capacidad”. Sin embargo, consideró que esta infraestructura podría crecer mucho más si se imitara el camino de Brasil en el desarrollo de energía a partir de productos del agro. En el país vecino hay un corte al 30% de la nafta con etanol pero, como hay segmentos de actividad en la que esa obligación llega al 100%, el ejecutivo de la asociación cooperativa tomó un promedio de 48%. “Para llegar del corte nuestro actual al de Brasil se necesitarán más de 10 plantas como ACA Bio”, la planta de bioetanol que tienen en Villa María.
La materia prima, dijo, está asegurada. Para Accastello, no es imposible que en los próximos años la producción de maíz llegue a las 100 millones de toneladas anuales ya que “las agtech que permiten la agricultura por ambiente contribuyen mucho a mejorar la productividad”.
Y en ese punto, instó a los legisladores nacionales a aprobar el proyecto de ley de biocombustibles que presentó la liga bioenergética que integran las provincias que elaboran biodiesel y bioetanol. Entre otras cosas, la iniciativa eleva el corte obligatorio al 15% en 2026, a la vez que introduce un sistema de competencia de precios, a través de licitaciones abiertas dentro de distintos niveles de actividad. En etanol, los dos grandes grupos son maíz y caña. En biodiesel, las pymes, las integradas (aceiteras que producen biocombustible) y grandes no integradas. “Hay incluso un tope a los precios, basado en la paridad de importación, para garantizar que no se encarezcan los precios artificialmente”, describió Accastello.
“Los capitales están y el impacto es rápido, sólo falta una ley”, dijo el ejecutivo de ACA.