Arrancó un nuevo congreso anual de la Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid) y más de 7.500 profesionales del sector agropecuario vivieron una jornada plagada de charlas técnicas sobre las problemáticas actuales del sector. Se acercaron a los nuevos productos y servicios de las principales compañías agropecuarias. Este año, lejos de las tierras rosarinas ya que el encuentro se lleva a cabo por primera vez en Buenos Aires. La consigna es que la innovación, junto a la ciencia y la tecnología, sean el camino para traccionar hacia una producción agropecuaria más sustentable.
Aapresid debate cómo traccionar hacia una producción agropecuaria más sustentable
Arrancó en Buenos Aires el congreso anual de la entidad que nuclea a los productores de siembra y directa. Ciencia, tecnología e innovación en la agenda
Por Patricia Martino
Durante la apertura del 32º Congreso Anual que se realiza en la Sociedad Rural Argentina (SRA) en Palermo, el presidente de Aapresid, Marcelo Torre, llamó a conectar la productividad con la regeneración. “Aapresid es presente y realidad productiva y pies en la tierra. En el suelo donde seguimos evolucionando y buena parte del contenido que vamos a ver hoy es originado en nuestro trabajo a campo atendiendo las problemáticas actuales”, precisó ante un atento auditorio y junto al nuevo secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Sergio Iraeta, y el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, con quienes compartió el discurso de bienvenida.
Rindiendo homenaje al lema de la presente edición, “Todo está conectado”, sobre el escenario principal de La Rural se habló del vínculo campo-ciudad, el compromiso con las empresas y los productores y las deudas pendientes del sector, que reclama medidas en el corto plazo, pero requiere de una mirada a los desafíos que imprime el futuro.
Para Torres Argentina puede ser pionera en la agricultura regenerativa, pero para ello hay que encontrar el equilibrio entre el corto y largo plazo. “No podemos orientarnos sólo a lo inmediato, hay que ver los desafíos del agro del mañana”, afirmó, al ensayar una consigna que también considera válida para el aspecto económico.
El eje de la sustentabilidad
En el primer día del Congreso Aapresid tuvieron lugar algunos de los paneles de una sección especial coorganizada con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), orientada a debatir sobre perspectivas y oportunidades para el desarrollo de los sistemas agroalimentarios de las Américas.
Durante el panel “Agregado de valor y sustentabilidad: apuesta estratégica para el agro de las Américas” se analizó el papel de la agricultura como parte de la solución al problema de la captura de carbono. La primera presentación estuvo a cargo de Hugo Chavarría, director del programa de Innovación y Bioeconomía del IICA, quien advirtió que “a la agricultura se le pide no solamente que sea más productiva, competitiva y que produzca más por cada hectárea, sino que cumpla con objetivos ambientales y sociales, por eso el agregado de valor y la sustentabilidad es una apuesta estratégica para América Latina”.
Como ejemplo, destacó que la región, “tiene altísima biodiversidad y concentra la mayor producción y exportación de biomasa de todo el mundo”. Sin embargo, alertó que gran parte de la producción agroalimentaria para los mercados internacionales es primaria y sólo un 33% incluye algún agregado de valor.
Chavarría hizo hincapié en trabajar sobre los desperdicios, un mejor aprovechamiento de los recursos y en productos con mejoras para la nutrición y la salud. “Estamos contribuyendo a la sostenibilidad ambiental, porque estamos haciendo un cambio de paradigma, desde lo fósil a lo biológico, aprovechando los servicios que nos ofrece la naturaleza. Esta es la bioeconomía que nos permite aprovechar esas ventajas comparativas”, dijo.
Para lograr estos objetivos, agregó que es necesario contar con el apoyo de políticas públicas. En este camino, destacó a la Argentina entre los países que tienen estrategias de bioeconomía dedicadas a sectores específicos, como ciencia, tecnología y agro.
Luego el director nacional de Agricultura de la Nación, Nicolás Bronzovich, aseguró que “la sustentabilidad y la creación de valor en el agro argentino ha estado históricamente presente, y es una realidad en Argentina”. Resaltó el rol fundamental de la biotecnología, la adaptación tecnológica y su rápida adopción por parte de los productores.
En sintonía con Chavarría, en relación con el aprovechamiento de los desperdicios, Bronzovich dijo que en el país “hay 40 millones de toneladas de biomasa por año residual o que viene de residuos y que no se aprovecha. Ahí tenemos que trabajar mucho para descifrar científicamente hasta qué punto puede ser negocio aprovechar esa biomasa”.
Por último, Bronzovich instó “cooperar en acuerdos de evaluación y aprobación de tecnología conjunta, así como en la jerarquización y diferenciación de los atributos de valor que tienen nuestros sistemas productivos, que son los de menor huella y los que pueden capturar carbono”.
A continuación, Talita Pinto del Laboratorio de Bioeconomía de la Fundación Getulio Vargas, Brasil, indicó que actualmente 55 países tienen desarrollos y estrategias para el desarrollo de bioeconomías propias. “No se trata solamente de un sector económico: las actividades abarcan diversos sectores y subsectores que aportan a las cuentas nacionales”.
En este sentido, comentó que Brasil abordó el desafío de “medir el valor” de las bioeconomías. Así, en casos de innovación industrial “se demostró que en 2023 las bioeconomías representaron el 25% del PBI del país; la mayor parte provino de la agricultura y la ganadería”, detalló.
Al cierre del panel, Doug Berven, de la firma Poet, mayor productora mundial de etanol de maíz, destacó el aporte de los biocombustibles para aumentar los márgenes económicos de la agricultura. “Se acusó al etanol de quitarle alimentos a la población, pero no es verdad”, aseguró. “Mucha gente salió de la pobreza porque se equilibró el mercado de granos, porque los rindes crecieron más que la demanda”, aclaró.
Berven indicó que para aumentar la producción “hay que manejar mejor la tierra”, fundamentalmente “produciendo en los barbechos”, lo que ayudaría a alimentar a 1.000 millones de personas y a reducir las emisiones. Incluso arriesgó que con formas de producción basadas en la bioeconomía “vamos a ser carbono neutros en pocos años”.