Los productores que siembran en La Pampa, al igual que muchas zonas del país, tienen el mismo costo en combustibles, insumos y labores agrícolas que aquellos que lo hacen en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y la región productiva central. Es decir, gastan lo mismo pero cosechan 10 veces menos ya que los rendimientos en trigo le estarían dando cerca de 1500 kilos por hectárea. Aunque muy pocos le presten atención, se está pasando de una agricultura de subsistencia a la preferencia de no sembrar por el alto riesgo que se pone en juego.
El margen se achica y la agricultura entra en riesgo
El temor podría obligar a los productores a no sembrar o pasar a la próxima campaña. El algunas zonas, se siembra al mismo precio, pero se cosecha con rindes 10 veces menores que en la región núcleo central.
Esta semana, muchos productores e instituciones del sector, hicieron notar su malestar por la falta de políticas, por encima de los resultados macroeconómicos. El eje del reclamo volvió a caer sobre la promesas no resultas de la Administración Central a quien se le reclamo por una baja de las retenciones (con segmentación), la paridad cambiaria y la presión impositiva.
“Nosotros seguimos apoyando, pero estamos esperando que se tomen medidas que nos ayuden un poco a empujar”, manifestó el productor autoconvocado Carlos Montoya agregando que hay un nivel alto de enojo por la inacción en los reclamos pendientes y la posibilidad de un nuevo año con una alta suba de costos por los nuevos sistemas de trazabilidad para la agricultura y ganadería (Visec y Chip bovino).
Este productor, habló del sacrificio de los sectores productivos frente al contexto y resaltó que la realidad es muy distinta en varias provincias del país. “Muchos no somos enormes, vivimos aguantando y queremos ver que el país cambie definitivamente, pero seguimos teniendo la pata en la cabeza, sin poder levantarnos”, recalcó Montoya agregando que están con los dientes apretados y solo los frena saber que la recaudación por retenciones está teniendo otro destino diferente al que pagaba la fiesta política de otras épocas.
Al mismo tiempo, expresó que nadie los escucha y que las instituciones del sector siguen manteniendo la misma gente que no dio resultados nunca.
“Somos el sector obligado, olvidado y castigado de siempre. El campo sigue teniendo mucha gente que rosquea por sus intereses y los funcionarios que te escuchan te terminan diciendo que ya van a ver como se pude hacer”.
En este contexto, todavía la mayoría de los productores agropecuarios se predispone a seguir apoyando porque ven un cambio positivo. Sin embargo, la disconformidad se agranda al notar que no hay actitudes y prevalecen las contradicciones en todas las acciones que se llevan adelante.
A principios de noviembre, el índice de confianza del productor argentino (Universidad Austral), concluyó que el 65 % de los agricultores de nuestro país no tienen pensado hacer grandes inversiones sobre el ciclo 2025.
El porcentual se base en la incertidumbre por las cuestiones climáticas y falta de políticas de reguardo a este tipo de eventualidades, y los otros factores se dividen en altos costos de manejo y financiamiento del mercado.
“Todavía hay un elevado porcentual de dudas sobre la macroeconomía y la falta de confianza hacia el futuro global, aunque mucho mayor en los segmentos productivos.