El valor económico de producir alimentos de forma sustentable

La agricultura regenerativa se presenta como el nuevo paradigma del sector. El salto que se busca dar es ser más que sustentables, es regenerar. Se estima para 2050 que 17% de los rindes en producción a nivel global van a ser afectados por el cambio climático y 20% de los suelos alrededor del mundo van a ser no utilizables por el cambio climático. Frente a este escenario se para la academia y las compañías del sector. Alejandro Girardi, líder de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad para Bayer América latina, contó la visión estratégica que tiene la compañía para acompañar “este proceso de evolución” junto a los productores agropecuarios.

Durante una recorrida por “La Chacra” -el establecimiento de la familia Testa que integra la red Bayer Forward Farming, un programa que busca mostrar que la agricultura moderna y tecnificada pueden ir de la mano con la responsabilidad ambiental y social- Girardi hizo una proyección sobre la adopción de este tipo de sistemas en Argentina. “Muchas de las prácticas que los Testa están implementando dentro de su campo son de fácil adopción para muchos productores en la Argentina. Diría que hay partes básicas que ya muchos las han adoptado”, dijo y señaló que “hay un criterio que es muy importante en todo lo que es la sustentabilidad, es el criterio de la adicionalidad, es decir cuánto lo que hacés genera o adiciona frente a lo que estás haciendo hoy”, con lo cual “es un desafío importante”. De todos modos, dijo que “en cuanto a la contribución al suelo hay muchas de estas prácticas que ya están siendo adoptadas en Argentina”. Y señaló: “Mucho lo que estamos viendo acá por el modelo argentino son de fácil adopción desde el sur de la provincia de Buenos Aires hasta el norte del país”.

El referente de Bayer consideró que la adopción de la agricultura regenerativa tiene mucho que ver con los incentivos que se pongan en marcha. “Son clave los incentivos que se pongan en funcionamiento para que el productor se vea atraído a hacer esas adopciones porque todo esto requiere inversión, requiere conocimiento que sin duda cuesta tiempo y dinero para el productor”, apuntó.

En ese sentido, explicó que aquellos que realicen “lo que se llaman en otros países servicios ecosistémicos, que es de alguna manera hacer un servicio que genera un valor al ambiente que sería el capturar carbono básicamente requiere de una compensación”.

“Vemos como una oportunidad ese mercado de carbono y cuál será va a depender de cómo se desarrollen los instrumentos aquí en Argentina”, dijo. Explicó que hay dos tipos de mercado de carbono, uno voluntario que es entre empresas. “Si quiero mitigar necesito alguien que me ayude con créditos”. Y por otro, el de los mercados regulados que definen cómo se venden y se comercializan esos activos de carbono de crédito”, explico. En Argentina todavía eso no está regulado pero sí son importantes para la transacción internacional. Esto es “cómo le voy a vender a una aerolínea europea que quiere mitigar y que está buscando quién tiene créditos de carbono disponibles para ayudarle a mitigar sus propias emisiones”, indicó.

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El camino de la agricultura regenerativa no pareciera ser inmediato, es algo que demandará tiempo pero promete ser el futuro. Además, el sector agropecuario cuenta con un plus, hoy es parte del problema, pero también puede ser parte de la solución. “Los resultados se ven a más largo plazo, en el sentido de que con eventuales mercados de carbono seamos exitosos y los podamos desarrollar. Para eso hoy estamos invirtiendo en este programa de Procarbono”, agregó. “Cómo va a ser no lo sabemos, pero sí sabemos que tenemos que invertir en esto para lograr que se desarrolle” dijo Girardi.

“Otra ganancia que el productor tiene es la ganancia productiva, es decir, cuanto más puede producir un productor con estas prácticas, cuanto más puede mejorar sus suelos”, detalló y explicó que son variables que vale la pena mantener dentro de la ecuación porque son importantes para el negocio independientemente de que no haya un pago en este momento de un crédito de carbono o lo que se generó por esta captura.

En el presente ya se advierte el peso de las nuevas demandas de los consumidores, especialmente los europeos, y en el futuro se estima que todo tendrá aún mayor preponderancia y los productores argentinos están en el momento justo para prepararse y responder a esos nuevos requerimientos. “Hay una gran oportunidad en la medida de que Europa tiene nuevas exigencias en cuanto a distintos productos que van a formar parte de la cadena productiva de una empresa europea que eventualmente puede utilizar maíz o soja para la producción de alguna proteína de animal”, dijo Girardi. “Cómo podemos demostrar que esa soja viene producida con una determinada huella de carbono, cuál es esa huella de carbono, si es mayor o menor que el resto del mundo, son todas variables que hay que empezar a medirlas para poder valorizarlas”, agregó. “Si tengo una soja que produjo 500 kilos de carbono en su producción y la soja en general produce 2,5 toneladas por hectáreas de carbono por año,entonces tengo una soja que produjo 2 toneladas menos que otra”, especificó. Frente a eso consideró que eso debería tener una compensación porque esa soja va ayudarle a alguien que produce proteína animal a hacerlo con menor huella ambiental que es lo que el consumidor le está pidiendo y estaría dispuesto a pagar. “Son los criterios que estamos trabajando, que no están desarrollando pero si nadie se pone a medir todo esto no va a ser una realidad”, explicó.

En Argentina Bayer trazó una línea base en 2019 y desde ese año viene midiendo la huella de carbono. “Tenemos tres pilares estratégicos, uno es la innovación, invertimos 2,6 billones de dólares al año en innovación; otro es la transformación digital que no es algo nuevo porque transforma nuestra vida y también al agro; y la tercera es la sustentabilidad, que nos lleva a pensar en una agricultura más sustentable”, dijo.

Más allá de los compromisos que Bayer tiene internamente de reducir su propia huella de carbono y ser carbono neutro para el 2030, “como empresa queremos traer soluciones a los productores a que reduzcan 30% su huella ambiental, a reducir 30% el impacto de los insumos y los activos que utilizan en la producción”, agregó el ejecutivo y planteó que se concentraron en que el productor de alguna manera baje sus emisiones. “Son cosas que empezamos hace muchos años pero fueron parte de un proceso de evolución y hoy tiene una nueva etapa y es la de la agricultura regenerativa”, detalló.

Para Girardi el foco tiene que ver con que “si la agricultura quiere ser parte de la solución no alcanza con no consumir los recursos”, sino que “hay que ser parte de la solución a través de la regeneración”. En suma: “Producir más con menos, y restaurar es parte de la oportunidad. Es parte de cómo Bayer piensa hacer sus inversiones, tomar sus decisiones y oferta de productos para el productor”.

“Se estima para 2050 que 17% de los rindes en producción a nivel global van a ser afectados por el cambio climático y 20% de los suelos alrededor del mundo van a ser no utilizables por el cambio climático. Esto es algo que realmente nos preocupa y en lo que estamos trabajando, en cómo ofrecerle soluciones al productor que de alguna manera le permitan adaptarse y estar mejor preparados para ese futuro que va a ser mucho más incierto, volátil y difícil”, indicó Girardi sobre la agricultura que se viene, la agricultura regenerativa que le permitiría a la compañía diversificar su mercado y duplicar los 100.000 millones actuales que hacen foco en semillas y defensivos agrícolas.