La sequía modificó el escenario productivo de las últimas campañas. Un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó una producción de granos de 127,7 millones de toneladas para el ciclo 2022/23, con un área sembrada de 34,5 millones de hectáreas, lo que representan un retroceso del 1,6% y 0,1% respectivamente.
La producción en la campaña 2022/23 llegaría a 127,7 millones de toneladas
A priori, la campaña de trigo ya muestra claramente ese impacto. La Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Rosario indicó en su último informe que “evalúan secar unas 500.000 hectáreas”, es decir dar por finalizado el ciclo del cultivo por malas condiciones en el 40% del área sembrada. “La superficie que se perdería por falta de agua y heladas sería récord este año en la región núcleo”, indicaron.
Aún con ese escenario, el economista jefe de la entidad Agustín Tejeda Rodríguez, señaló que la única variable con crecimiento será la inversión de los productores, prevista en u$s 25.600 millones, por encima de la prevista por el gobierno que la había estimado en unos u$s 20.000 millones.
La liquidez de los productores tras las ventas motivadas por el beneficio del Programa de Incremento Exportador (PIE), en buena parte será destinada a los gastos de campaña. En la última semana del dólar soja se aceleró la liquidación de agrodivisas y el Banco Central (BCRA) ya acumuló reservas por más de u$s 4.600 millones en el mes.
Tejeda señaló que en 2022 la liquidación de divisas del sector agroexportador podría llegar a “un nuevo récord”, y que los números provisorios de los primeros nueve meses son de u$s 31.697 millones.
En una síntesis del aporte que el sector agroindustrial realizará a la economía argentina en 2023, Tejeda señaló que además de las 127,7 millones de toneladas producidas se prevé un consumo doméstico de 75,8 millones de toneladas, exportaciones por u$s 40.900 millones (9% menos que este año) y recaudación por u$s 17.515 millones (-9,1%). “Menores cantidades y precios más bajos, determinan una menor contribución”, apuntó, para agregar que “la única variable que crecería es la inversión, con u$s 25.600 millones, un 6% más que en 2022, traccionada por los gastos en insumos, que aumentarán un 32% por el alza de los precios internacionales”.
El secretario de Agricultura, Juan José Bahillo destacó “la decisión de los productores de invertir aproximadamente unos u$s 20.000 millones” en la campaña gruesa 2022/2023, a pesar de las adversidades que representan la sequía y las consecuencias en los mercados de energía y de alimentos de la guerra entre Rusia y Ucrania. “Los productores van a enterrar entre semillas, fertilizantes, agroquímicos, laboreo, arrendamientos y gastos de cosecha y comercialización una suma importante que no siempre es valorada”, remarcó.
Trigo en picada
Las mayores pérdidas las sufrirá la campaña fina. En sintonía con lo que indicó GEA, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires señaló que la proyección de producción de trigo cae a 17,5 millones de toneladas como consecuencia de la ausencia de precipitaciones y los daños por heladas en gran parte del centro y el norte del área agrícola a lo largo del ciclo del cultivo.
En la última semana se relevaron algunos focos de lluvias aislados, con los mayores acumulados sobre el noroeste del área agrícola, que, dado el grado del avance fenológico del cultivo, es probable que no se refleje en una mejora considerable de los rendimientos zonales. “Actualmente, 45,9% del área en pie mantiene una condición regular/mala y 57,8 % ya transita desde espigazón en adelante”, precisó la entidad.
Sin embargo, para octubre se espera que se reactiven las lluvias en toda el área agrícola, lo que permitiría sostener la actual proyección de producción.
En la zona núcleo que releva GEA, lo que ocurre con el trigo “es algo inédito”. Así lo indican los técnicos de General Pinto que están evaluando si seguir o no con el cultivo. “Más del 60% de los trigos está en esta situación. Es muy probable que no lleguen a la cosecha, son lotes que no les ha llovido nada”. Agregan que son trigos que se sembraron con una fuerte inversión en dólares: “Se fertilizaron para superar los 40 a 50 qq/ha y hoy se evalúa secarlos. Para que esto no suceda, tendría que llover entre 20 a 60 mm antes de la primera quincena de octubre”.
En Colón el escenario es igual de crítico. “Hay lotes muy complicados, al límite de ser secados”. Y explican que en los mejores casos, lotes fertilizados para obtener 60 qq/ha, hoy están esperando 25 qq/ha. Desde Bigand “la situación es gravísima”, dicen, con el 80% de los cuadros están en malas condiciones y rindes estimados en 10 a 12 qq/ha. “Si lloviese en estos días, en los mejores lotes se podría esperar 20 qq/ha. Pero ya hay un 20 a 30% de los trigos que se considera perdidos”.
Donde los cultivos están mejor es en el extremo norte de región núcleo, donde llovió mejor. En El Trébol el 30% de los cuadros se mantienen en muy buenas condiciones y el 70% que siguen buenos. En Carlos Pellegrini el 80% está bueno y el 20% en muy buenas condiciones.
En el centro norte santafesino las lluvias ocurridas favorecieron la siembra de maíz tardío y girasol en el centro y norte de Santa Fe, según el informe semanal que confeccionan el Ministerio de la Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe. El mismo señaló que el desarrollo de los trigales se vio limitado por el contexto ambiental, con menores lluvias de las necesarias, heladas y amplitud térmica.
En el caso del maíz tardío o de segunda, hasta el momento se han sembrado 71.250 hectáreas, lo que representa el 75% de las 95.000 proyectadas.
Los productores santafesinos estimaron al inicio de la campaña que utilizarán 124.200 hectáreas para implantar girasol, y hasta el momento se ha cubierto el 90% de esa cifra, es decir unas 117.780 hectáreas.