Si bien las precipitaciones siguen siendo escasas para la zona, el último registro de lluvia (1 y 2 de septiembre, los más significativos en el sur de Santa Fe) permitió cambiar el ánimo de los productores en el arranque de la campaña, aunque los técnicos también alertaron sobre cómo podría incidir en el avance de las malezas.
Las malezas y los cultivos, en franca competencia con el agua
La Rama Negra es una de las malezas más complejas.
En este sentido, el ingeniero agrónomo Nicolás Nazábal, integrante del equipo de Hijos de Daniel Young SA y VHF Agro, explicó que “por suerte llovió después de bastante tiempo, porque habíamos sembrado el trigo a finales de mayo con una sola lluvia chica, y sólo en algunos lugares por los efectos de La Niña, y esta última precipitación fue generalizada por arriba de 50 mm, y eso cambió un poco el panorama. Los trigos se pusieron un poco más verdes y nos da una buena perspectiva para sembrar maíz en los próximos 15 a 20 días”.
En el caso de las malezas consideró que “como todavía está un poco fresco nos ayuda a que no haya tanto nacimiento, pero con esta humedad y cuando levante un poco la temperatura vamos a tener que empezar a recorrer más los lotes”.
El ABC para el control pasa, según detalló Nazábal, por definir “a qué vamos a ir en cada lote, soja o maíz, si vamos a hacer un maíz temprano o tardío dependiendo de la zona. Hay gente que va a un maíz con menos potencial, pero más estable, con un maíz tardío, y entonces se puede hacer un barbecho y esperar un poco más”.
Para la zona núcleo, de contarse con buena humedad, “vamos a salir a sembrar maíz temprano, buscando los techos más altos de rinde. La recomendación es partir de una implantación en un lote limpio, sin presencia de malezas y siempre identificar qué malezas tenemos, qué historia tiene el lote, y en base a eso ir definiendo qué producto vamos a utilizar”.
Cultivo de soja
Para el cultivo de soja, el técnico describió: “Si bien la siembra se realiza de mitad de octubre hacia adelante, nosotros desde finales de septiembre comenzamos a recorrer bien en firme los lotes para ir definiendo, y en base a la historia que tenemos definir diferentes estrategias, prestando mucha atención a lo que es yuyo colorado, rama negra, y todo lo que se va a venir. Lo fundamental es ir lote por lote y arrancar con los lotes limpios”.
Nazábal reconoció, por otra parte, que “venimos de tres años malos de rindes, de controles de malezas malos, de incorporación de residuales, tarde para la fecha en que aparecen las malezas, y ahora hay que ver con qué tipo de rusticidad, qué tipos de malezas aparecen. Sabemos que esto es biología y cambia cada año, por eso es importante saber qué principio activo controla cada tipo de maleza y qué mezclas podemos hacer y cuáles no. No existe una sola receta para todos los lotes de soja o para todos los lotes de maíz”.
Tolerancia y resistencia
El investigador aprovechó para hacer una aclaración sobre lo que significa tolerancia y resistencia de las malezas.
En el primer caso explicó que “es innata a la maleza misma, en tanto que la resistencia es la que se va adquiriendo con las mutaciones cuando se van mezclando las malezas entre sí y quedan las que tienen más poder para resistir los herbicidas que estamos usando”.
En lo que se refiere al trabajo de campo, Nazábal marcó la importancia de realizar un monitoreo previo y uno posterior a las aplicaciones, “no es sólo distinguir qué maleza es y aplicar el producto, y no volver al lote. Hay que ir a los siete días, a los 15 y a los 20, para ver cómo evolucionan las malezas”.
Cambio de ánimo
Acostumbrado a codearse con los productores en las buenas y en las malas, el técnico consideró que “después de una buena lluvia cambia todo. Venía todo muy tranquilo, bastante a la defensiva, pero con una buena lluvia se recarga bien el perfil y vamos a poder utilizar bien el agua porque llovió 60 o 70mm. Eso cambia la energía del productor y tenemos buenas perspectivas”.
Por otra parte, abogó por que se cumplan los pronósticos de contar con un fenómeno El Niño moderado, para que “tengamos una lluvia normal, ni exceso ni faltante. Nos hace falta bastante tener un año bueno”.
De todas formas, se mostró cauto sobre la campaña en marcha: “En un ciclo de cultivo de cinco o seis meses, no por una lluvia buena que nos permita implantar bien está todo definido. De acá en adelante tenemos mil condiciones, esta es una industria a cielo abierto y depende mucho de nosotros, pero también depende mucho del clima, entonces hay que ser prudentes”.
Para cerrar afirmó que aún falta agua en el perfil y recordó que las lagunas de la región siguen secas, “necesitamos que llueva y que el agua se vaya incorporando y empezar a llenar reservas. Por eso también es importante la intensidad de las precipitaciones, porque si son muy fuertes habrá mucho escurrimiento, por eso esta lluvia fue muy buena para tener un buen comienzo”.