De a poco, los productores argentinos se están rezagando y cuentan con una oferta más lenta, si se compara con otras naciones del Mercosur, como Brasil. La observación corresponde al director de Okandu, el ingeniero Santiago Lorenzatti, que introdujo varios temas pendientes de la cadena de la soja que se encuentran enredados en discusiones y sin una solución concreta.
Lorenzatti: "El sector agropecuario sigue enredado en sus discusiones"
Santiago Lorenzatti habló sobre varios temas pendientes de la cadena de la soja que se encuentran enredados en discusiones y sin una solución concreta
Estancada desde hace dos décadas, con problemas de proteína y calidad, así como también, sin un crecimiento genuino, forman parte de la historia clínica que tiene la oleaginosa y se viene debatiendo durante las últimas 10 campañas.
A esto hay que sumarle, la imposibilidad por achicar una brecha cercana a un 35 % entre los rendimientos máximos y los reales obtenidos, que se mantienen firmes desde hace más de cinco campañas.
“El tema está arriba de la mesa hace mucho tiempo y como cadena no se ha encontrado aún el mecanismo para sentar las partes. Deben confluir aquel que invirtió para capturar valor y los que compran las nuevas tecnologías para interpretar que están pagando un precio justo por las nuevas variedades”, dijo Lorenzatti, agregando que esto no está sucediendo ya que hay discusiones constantes que no llevan a ningún lado.
Preocupado, este asesor agrícola manifestó que otros países han encontrado una resolución por medio del diálogo y sin dar tantas vueltas sobre un beneficio que es para todos.
“Hay que mirar y ver qué está pasando. Esto es algo recurrente que se ve –desde la práctica- por la oferta. En otros países hay un mayor ofrecimiento biotecnológico y eso nos debería llamar la atención sobre lo que está pasando”, dijo, instando a observar cuánto se paga en nuestro país de regalías y semillas fiscalizadas de soja.
El dato no supera el 25% y con claridad está marcando que es un tema no resuelto con un diagnóstico pendiente de abordar, que termina teniendo una fuerte repercusión de las brecas de rendimiento.
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Actualmente, si uno compara seis años del cultivo de soja y sus mejores variedades, captura una brecha mayor al 8% en promedio. “Esto da un indicio, que en ese tiempo se logró un rango de mejoras por incorporación tecnológica. La experiencia muestra por dónde va el camino”, subrayó.
El rumbo de la soja
Por ahora, la cadena tiene que trabajar para mejorar los rendimientos de los productores a campo ya que se está logrando solo un 65 % de la producción total de soja y el resto se pierde por cuestiones de manejo y falta de tecnología.
Si bien los contextos macroeconómicos no han sido de los mejores durante los últimos años, lo que prima es un bajo nivel de adopción de lo nuevo.
Los técnicos están pidiendo un mayor análisis sobre lo que pasa con cada ambiente, verificando cuál es el potencial máximo que puede dar un suelo. Otra sugerencia pasa por adicionar las tecnologías ya probadas sin demasiadas inversiones como los ajustes de fechas de siembra, arreglos espaciales de cultivos, genética, nutrición, manejo de enfermedades e innovación –de lo que hay- en genética.
“El objetivo es una mayor rentabilidad asociada al cultivo, mayor exportación, ingreso de divisas y todo el círculo virtuoso que genera un plus de producción”.