La Red de Nutrición Crea Sur de Santa Fe cumplió 25 años y, en ese marco, se repasaron los resultados significativos de la fertilización NPS en productividad, eficiencia de uso de recursos e insumos y rentabilidad. ¿El mensaje? La necesidad de evaluar la fertilidad y la nutrición de cultivos en cada lote y cada ambiente.
Uso eficiente de nutrientes: cuando la clave es el diagnóstico de la fertilidad del suelo
Las mejoras que aportan las rotaciones y los cultivos de cobertura, sumadas a la nutrición balanceada
Los cinco sitios evaluados en los primeros años mostraron resultados diferentes en producción y rentabilidad, los que responden a la condición de fertilidad de suelos y potencial de rendimiento de cada uno de ellos. Por lo tanto, el diagnóstico de fertilidad del suelo y de nutrición del cultivo es la clave para el uso eficiente y rentable de nutrientes.
Entre las conclusiones más relevantes de las convocatorias realizadas en General Arenales, en la provincia de Buenos Aires, y en Teodelina, en Santa Fe, se destaca la exposición de los resultados de la Red de Nutrición de Cultivos elaborados con el aporte de productores, asesores e investigadores de Crea Sur de Santa Fe, el IPNI Cono Sur y Nutrien Ag Solutions, así como instituciones como la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario; la Facultad de Agronomía de la UBA y el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del Inta.
En primera instancia, la Red de ensayos en Nutrición de Cultivos evaluaba el manejo adecuado de nitrógeno y fósforo y la posible deficiencia y respuesta a la aplicación de azufre. A partir de la campaña 2000/2001, en zonas representativas de los ecosistemas de la región, se trazaron como objetivo determinar respuestas (directas y residuales) de los cultivos dentro de la rotación a la aplicación de nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S) en diferentes ambientes, así como evaluar algunas metodologías de diagnóstico de la fertilización nitrogenada, fosfatada y azufrada y deficiencias y respuestas potenciales a otros nutrientes: potasio (K), magnesio (Mg), boro (B), cobre (Cu) y zinc (Zn).
Asimismo, el paso del tiempo permitió ampliar las evaluaciones de los rendimientos alcanzables sin limitaciones nutricionales; conocer la evolución de los suelos bajo distintos esquemas de fertilización determinando índices relacionados con su calidad química, biológica y física y analizar el impacto económico de la fertilización NPS.
“En estos encuentros mostramos las diferencias que venimos obteniendo y acumulando en cuanto a rendimientos por la fertilización con el nitrógeno, fósforo y azufre. En este caso, para la zona apreciamos una respuesta de hasta 140 % de incremento en la producción con un manejo adecuado, ajustado y eficiente en los cultivos en rotación como maíz, trigo y sojas de primera y de segunda”, dijo el Dr. Fernando García, asesor en fertilización y profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce, quien fue uno de los expositores de las jornadas.
“También repasamos los incrementos por la aplicación de micronutrientes, que aparecen con más fortalezas en los últimos años y que, en algunos casos y en determinados cultivos, llega a ser del 6 %”, añadió.
¿Qué se aprendió? Que la fertilización con NPS incrementó los rendimientos acumulados un 78-80 % en la rotación M-T/S y un 43-48 % en la rotación M-S-T/S y que, además, contribuye del 15 % al 47 % de los rendimientos de los cultivos.
También que la eficiencia de uso de los nutrientes varía entre rotaciones y sitios y que la respuesta a otros nutrientes, que no fueran NPS, presentó baja frecuencia en los diferentes cultivos. Asimismo, quedó comprobado que la fertilización NPS mejoró la eficiencia de uso del agua (EUA, kg grano por mm de agua) del 28 % al 96 % en trigo y en maíz; es decir, disminuyó los efectos de la variabilidad climática. Además, contribuyó a mantener niveles de materia orgánica, aunque tendió a aumentar la acidez de los suelos.
Durante todo el proceso se calibraron y/o validaron metodologías de diagnóstico para N en maíz y en trigo, y para P en todos los cultivos, así como se cuantificaron los cambios en P extractable (Bray) del suelo, según los balances de P de los cultivos (diferencias entre aplicación vía fertilización y remoción vía granos).
“Más allá de los resultados económicos y de la eficiencia que se ha tenido en el manejo de la fertilización balanceada con nitrógeno, fósforo y azufre, comentamos las metodologías de diagnóstico, que fueron variando, y realzamos la importancia de los análisis de suelos en evaluar cada lote y cada ambiente”, comentó el Dr. García.
“Al evaluar el manejo de la fertilización balanceada dentro de las redes de nutrición tras más de 20 años en cuanto a propiedades físicas, químicas y biológicas, comprobamos que hubo mejoras en la materia orgánica (MO) con respecto a los tratamientos sin fertilizar”, sostuvo.
“Pero también apreciamos algunos semáforos amarillos, como la mayor acidificación en algunos tratamientos fertilizados, mejoras en cuanto a las propiedades físicas y también aspectos interesantes respecto de las propiedades biológicas de los suelos”, aseguró.
De acuerdo con la presentación del trabajo de investigación de la Región Crea Sur de Santa Fe, los resultados y análisis de largo plazo que surgen de la red en campo de productores indicaron que la nutrición balanceada puede mejorar niveles de nutrientes como P y contribuir a mantener niveles de MO. Sin embargo, que la nutrición balanceada, por sí sola, no ha logrado aumentar niveles de MO y no resulta una mayor diversidad biológica en los suelos.
Se concluyó que las rotaciones y los cultivos de cobertura se plantean como alternativas que, sumadas a la nutrición balanceada, podrán mejorar la captación de carbono, la diversidad biológica y las propiedades físicas; es decir, el funcionamiento y la resiliencia de los suelos.