En medio de tantos cambios repentinos, muchos analistas salieron a decir que el trigo ya está jugado y zafó de la tormenta de problemas porque su ciclo se terminó de implantar antes de las elecciones primarias, simultáneas y obligatorias (Paso). De casualidad, este grano fino quedó aislado en un marco de proyecciones muy buenas con la probabilidad de alcanzar las 21 millones de toneladas para la próxima campaña.
Granos gruesos: el pase de maíz a soja
“No hay un entusiasmo muy encendido por salir a vender o liquidar; aun pensando que las retenciones pueden llegar a subir sea cual fuese el gobierno que inicie un nuevo periodo político en la Argentina”, remarcó Ricardo Baccarín, director de la firma Panagrícola.
Según este analista, no es difícil interpretar, si se hace un repaso objetivo, que” las retenciones han bajado.
“Cuando se impusieron nuevamente sobre trigo y maíz el año pasado, el dólar estaba en el orden de los 36 pesos y se retenían 4 pesos por tonelada que significaba un 12 o 13 %. Ahora, con un dólar en 57 ó 58 pesos pasa a tener una retención implícita cercana al 7 por ciento”.
Baccarín consideró que pueden llegar a actualizarse estas cifras, ya que cualquier administración nacional que se prepare para ordenar el país, entiende que están faltando dólares y son muy pocos los segmentos de donde pueden sacarse.
El analista también estimó que la nueva campaña de granos gruesos que se inicia, le pondrá un freno a la intención creciente de siembra de maíz, ya que hay muchas dudas sobre precios, inflación, costos de insumos y paquete tecnológico necesario para un aumento de resultados productivos.
CORTA PERMANENCIA. A mediados del mes de abril, la Asociación del Maíz y Sorgo Argentino (Maizar) hablaba de las transformaciones de este grano en un contexto positivo que comenzaba a atenuar el mar de soja y las dificultades en la estructura del suelo que venía generando la producción argentina.
Los directivos de Maizar anticipaban como probable que la campaña 2019/20 mantenga una superficie similar a la precedente y de inicio a la mayor generación de transformaciones del grano, empezando por carne de cerdo y aviar, para llegar a mejorar la producción de snack, etanol, biogás y bioplásticos.
El impulso duró poco meses y volvió a trabarse por los problemas políticos junto al cambio de reglas de juego de la economía. Por ahora, las expectativas están centrada en las decisiones de momento, aunque muchos productores dudan que la señal clara se registre durante el inicio de la pre campaña que tiene los días contados.
Mientras tanto, algunos organismos mantienen las estimaciones agrícolas y prevén un ciclo de crecimiento del cereal cercano al 3,3% o la suma de 200 mil hectáreas, llegando a cubrir una superficie de 6 millones 400 hectáreas respectivamente.
Esta semana, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires habló del escenario tecnológico de cara al nuevo ciclo productivo y centró dudas sobre los requerimientos de inversión por hectárea en comparación con otros cultivos.
La entidad expresó que el maíz se encuentra ligado a factores económicos y los estímulos productivos de los próximos meses, que definirán si lo ayudan a mantener su perfomance entre intermedia y alta en la adopción de nuevas tecnologías.
Finalmente, los especialistas de la Bolsa porteña destacaron la posibilidad de mantener la utilización de fertilizantes, aunque dejó abierta la probabilidad de una aplicación atenuada en las fechas de siembra tardías.
Por ahora se espera que se repita en un 60% la aplicación de fuentes nitrogenadas, a un nivel promedio de 60 kilogramos de nitrógenos por hectáreas y alrededor de 13 kilos por hectáreas de fósforo. En la distribución del grano, se supone que el 76% de la superficie implantada adoptará híbridos RR Bt2.