En los próximos meses y el año que viene, “la inflación va a ser más alta, las tasas de interés en el sistema financiero van a ser activas como lo son hoy y eso les da a los productores un marco de decisiones de cara a los próximos meses, para saber si se endeudan en pesos o en dólares, si se stockean o no con respecto a los insumos, si pagan por adelantado o no. Todos estos son los elementos que hay que considerar mirando que la hoja de ruta es ésta”, aseguró el economista Carlos Seggiaro, con respecto a las proyecciones macroeconómicas a tener en cuenta en el campo por los ganaderos a la hora de mirar los mercados de proteína animal.
Hoja de ruta para la toma de decisiones en el campo
Por Lizi Domínguez
Enrique Rodríguez Moreno
Las exportaciones de carne vacuna representan alrededor de un 30% anual de la producción.
En una reciente charla organizada por la editorial Taurus, el especialista en sectores productivos del interior y agudo analista de los procesos económicos de la Argentina, planteó que el gobierno de Alberto Fernández “va a seguir teniendo fuerte déficit fiscal el año que viene sin lugar a dudas. ¿Y cómo lo va a cubrir? El ministro Guzmán lo dijo claramente: el año que viene el gobierno argentino va a tener un déficit fiscal de 4,5% del PBI, es decir, 1,7 billones de pesos. ¿Cómo lo van a financiar? Guzmán dijo: 40% emitiendo bonos en el mercado, y 60% lisa y llanamente con emisión monetaria del Banco Central”, recordó.
“Vamos a seguir viendo alta presión impositiva, por supuesto, y vamos a ver un alto nivel de emisión porque lo está diciendo el propio gobierno. Por eso, y esto nos importa, lo que vamos a tener arriba de la mesa es claramente una mayor inflación porque además el actual gobierno argentino tiene una disyuntiva de hierro en términos de política económica: tiene que elegir en los próximos meses si quiere priorizar la reactivación de la economía Argentina o si quiere priorizar bajar la inflación. No se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo”, planteó Seggiaro.
Al respecto, analizó que la opción referida a la suba de precios en el corto plazo es inviable, por lo que “está claro que el gobierno argentino va a optar por intentar reactivar la economía Argentina de tal manera que la inflación va a pasar hacer un objetivo subalterno, y por lo tanto todos los elementos nos están indicando que va a seguir siendo cada vez más alta. También va a haber un tipo de cambio competitivo y la continuidad del cepo”, aseguró.
El economista remarcó otro punto a tener en cuenta por los productores desde el punto de vista empresario a la hora de comprar, stockearse, posicionarse en insumos, y tiene que ver con las tasas de interés, “que en el sistema financiero argentino hoy son negativas frente a la inflación, tanto las activas como las pasivas”.
“De tal manera que acá hay algo interesante para mirar en término de las decisiones empresarias es saber que la inflación va a ser más alta, que las tasas de interés en el sistema financiero van a ser activas —lo son hoy y lo van a seguir siendo—, y eso les da un marco de decisiones de cara a los próximos meses para saber si se endeudan en pesos o en dólares, si estoquearse o no con respecto a los insumos, si pago por adelantado o no. Todos estos son los elementos que hay que considerar mirando que la hoja de ruta es ésta. Con estos elementos, avanzamos en el combo que nos importa para mirar los mercados de carne vacuna, porcina y algunos segmentos del sector lácteo”, clarificó.
Exportaciones
En cuanto a las exportaciones de carne vacuna argentina, Seggiaro observó que en los últimos años vemos se aceleró y que se está produciendo en la recuperación de los mercados externos, concentrándose básicamente en el sudeste de Asia y particularmente en China.
En lo que va de 2020, representan alrededor de un 30% anual de la producción y va a continuar acelerándose en los próximos meses, de manera que serán “una ventana de los mejores negocios con un tipo de cambio competitivo. No me sorprendería en algún momento del año que viene estemos mirando un nivel de exportación de carne vacuna en torno al 40%”, auguró.
“Los chinos en este momento por supuesto están dispuestos a recuperar los volúmenes de compra, pero no a pagar los mismos valores de octubre del año pasado”, dijo el economista y calculó que el ajuste sería de casi un 20% menos.
Consumo y mercado
El consumo interno de la carne vacuna argentina es la contracara del escenario anterior exportador, y “va desarmándose en relación a este proceso”, con la caída del consumo per cápita en los últimos años, mientras esos espacios eran ocupados e incluso superados por el consumo de carne aviar en primer término, y luego la de cerdo, fenómeno que para Seggiaro es “un punto de inflexión”, que marca una pérdida de peso político de la carne vacuna.
Para la demanda interna “no cabe esperar un cambio de tendencia muy importante porque el poder adquisitivo de millones de personas se ha deteriorado y eso no puede revertirse rápidamente. Está claro que hay un cambio en el perfil del consumo de los argentinos que no tiene que ver con gustos culturales sino de bolsillo, que está muy golpeado”.
Desde el lado de la oferta, Seggiaro marcó una fuerte incertidumbre, en gran medida vinculada a la sequía, que de persistir en los próximos meses “nos vamos a encontrar con pésimas pasturas, vamos a ver productores desarmando posiciones y saliendo del sistema y por lo tanto vamos a ver un aumento de la oferta”. En cambio, si el clima se revierte, “lo que veríamos en todo caso acá es un proceso de retención”.
Porcinos
La merma de importaciones de carne porcina desde Brasil (que atendió eficientemente la demanda China a partir de la peste porcina), dio lugar en los últimos meses a una tímida exportación desde Argentina, aunque con la cadena de valor desaprovechada, al no tener estructura para faena, desposte, frío.
“La cadena de valor de la carne porcina no está muy preparada para el negocio de la exportación”, dijo Seggiaro. Además, “en China se consume el hocico, la oreja y otras partes que en Argentina van a parar al digestor de mataderos, o sea que estamos tirando a la basura lo que en otros lugares del mundo vale plata”.
Aquí el economista marcó una diferencia sustancial entre la cadena de valor la carne porcina y la del sector aviar, que es altamente eficiente porque “de un pollo no se tira nada: los cortes de consumo van a consumo, las garras van a Corea, las vísceras van a China y con las plumas se hace harina”.
En conclusión, la cadena de valor de la carne porcina “es un ejemplo de ineficiencia. Y eso expresa por qué tenemos pocas chances aprovechar cambios en el mercado mundial. Este es un deber que la carne porcina tiene por delante”, teniendo en cuenta “la posible firma del protocolo entre el gobierno argentino y el gobierno chino”.
Al respecto Seggiaro dijo que “hay mucha expectativa sectorial, no sé si exageradas” y observó que en principio “hubo mucho entusiasmo del gobierno argentino en su momento, se barajaron números espectaculares y en realidad la cosa después se fue enfriando en parte porque el gobierno se encontró hasta con fuego amigo, no solamente por la crítica ambiental sino también alguna crítica dentro del propio gobierno argentino, con respecto al rol del mercado interno, por lo que podía pasar con los pequeños productores”.
Mi impresión es que el gobierno argentino ha puesto en el freezer este acuerdo hasta noviembre probablemente, pero que finalmente va a haber un protocolo, va a haber un acuerdo entre el gobierno argentino y el chino habilitando los negocios bilaterales, donde imagino que este memorandum que se firme va a expresar básicamente un convenio marco que va a permitir que empresas argentinas negocien un paraguas, para que haya una negociación. Hay algunas como Pormag, que se están preparando para ello”, añadió.
Cadena de valor
Para estar a la altura de las circunstancias, “se requiere no solamente un proceso de inversión. Para que Argentina juegue algún rol de mercado de exportación se requiere que una parte sustancial de las inversiones se trasladen a la cadena de valor en términos de las plantas de faena, desposte y sobre todo la logística de frío”.
Por otra parte, “pensando en el tipo de cambio y de las oportunidades, este ejemplo de lo porcino también nos da pie para decir que lo más recomendable siempre es que pensemos los negocios en términos de cadena de valor”, destacó Seggiaro.
En el sector de carne vacuna “cabe hacer consideraciones al respecto”, dijo Seggiaro y comentó un proyecto de un grupo de productores ganaderos en Córdoba “que quieren tener una planta de desposte quieren faenar en algún frigorífico y después despostar por su cuenta, abrir una distribuidora en la ciudad de Córdoba con cámaras de frío para llegar directamente a los consumidores eludiendo las carnicerías”.
“No es una locura. Esto ya está ocurriendo en Córdoba, en Buenos Aires, a través de ecommerce, de tal manera que también es cierto que hay un proceso de cambio cultural que está vinculado con los canales comerciales qué nos permiten discutir el negocio desde otro lugar incluyendo la posibilidad de que grupos de productores se organizan para quedarse con la parte más importante del negocio. Quienes manejan estos saben perfectamente qué los productores son los que hacen el mayor esfuerzo para tener un animal terminado y después resulta que el resto de los eslabones se queda con lo mejor del negocio”, consideró.
“Hay elementos para discutir y pensar en términos asociativos. Hoy están dadas las condiciones para jugar el partido del otro lado sin tener que caer en las carnicerías. Nosotros estamos viendo en algunas grandes ciudades cómo ya hay entrega a domicilio, paquetes con no menos de 5 kilos de carne vacuna pero que expresan cómo se puede ir salteando eslabones en un proceso muy virtuoso para que los productores, organizadamente, se puedan quedar con la parte más importante del excedente que genera toda la cadena de valor”, concluyó el economista.