"Hoy en día la cosecha de soja en Argentina es una carrera, la cosechadora no puede estar parada", advierte Maximiliano Bonadeo, especialista en agricultura de precisión de John Deere. Está en la sala de operaciones del concesionario Franklin Boglich, en Santa Teresa, desde donde se monitorea y asiste en tiempo real a 270 máquinas conectadas que despliegan en la campaña un trabajo tan preciso como veloz.
Los caminos de la agricultura digital
Por Alvaro Torriglia
Los técnicos Leonardo Leone, Eric Ponce y Rubén Canavese siguen desde la pantalla el trabajo de los gigantes de fierro. Por estos días, las cosechadoras son las que están en acción, pero la red incluye sembradoras y pulverizadoras. Monitorean las labores, procesan datos y están atentos a las alertas que envía el sistema. Ante la posibilidad de un inconveniente, sea con la provisión de combustible, una rotura o la necesidad de un repuesto, la mesa de control activa las respuestas. "Buscamos anticiparnos a la falla", explica Canavese, encargado de Soluciones Integrales de la concesionaria.
En el campo, Javier Torres, ingeniero agrónomo y asesor de Las Saritas, una empresa que trabaja 6 mil hectáreas entre campos propios y arrendados, afina el plan de trabajo con el operador de la máquina. Los datos procesados por los equipos de agricultura de precisión, la información que proveen de la central, el análisis histórico, son insumos centrales. "La conectividad nos permite ajustar en el momento, lo que es muy valioso en estos tiempos", señala.
La cosecha inteligente, la big data, la conectividad, son la fase superior de la agricultura de precisión. Su fusión con la máquina alumbra la agricultura digital y colaborativa. A tiro de celular, fabricantes, concesionarios, asesores, productores y operadores intervienen conectados en el proceso productivo. John Deere es pionera en estos desarrollos y hacia allí orienta buena parte de sus inversiones en los últimos años. A través del sistema del monitoreo JD link, involucra en la tarea a los concesionarios, que a su vez se transforman: al tradicional servicio de venta y posventa suman desde hace algunos años un paquete integral basado en la conectividad.
En la concesionaria de Santa Teresa están sorprendidos por la veloz adopción de esta tecnología. "En 2016 empezamos con 11 máquinas conectadas, al año había 50 y, en 2018 ya eran más de 200", recordó Canavese. Esta explosión obligó a reestructurar el sistema de trabajo. "Antes hablábamos de fierros con los clientes, ahora sobre todo hablamos de software", agregó Ponce, encargado del área de agricultura de precisión de Boglich.
El especialista enfatizó que la mayoría de quienes adquieren las unidades John Deere en la concesionaria piden el paquete que brinda el sistema de agricultura digital. Incluso, agrega, los propietarios de campo que contratan el servicio de cosecha están dispuestos a pagar un plus si el contratista cuenta con esta plataforma.
Desde la sala de monitoreo que está en la casa central se busca dar "un soporte proactivo al cliente", ya que "hoy la cosecha tiene una ventana muy corta y nuestro objetivos es que las máquinas estén paradas lo menos posible". Hay siete salas de este tipo en Argentina.
Cada cliente tiene una clave para acceder a la información Puede puede ver cómo está funcionando su cosechadora y también puede acceder al código de falla.
"El primero que ve el alerta es el operario, en el centro de operaciones se diagnostica, se analiza si se puede solucionar desde el centro y, si es necesario, se envía a alguien del taller", describe Canavese.
Mientras, la máquina va cosechando datos: "Antes, si el cliente quería ver un mapa de rendimiento, teníamos que ir con un pendrive a la máquina cosechadora, exportarlo y verlo en una computadora; ahora, cuando la cosechadora termina el campo 1 y pasa al campo 2, lo eleva directamente", señaló Ponce. Así, campaña tras campaña, se obtiene una radiografía del campo.
Al final de cada ciclo, la concesionaria Boglich le entrega a los clientes un balance y pautas para mejorar el año próximo. También reciben la información agronómica. John Deere, mientras tanto, utiliza los datos de la máquina para ajustar el producto en la fábrica.
Los códigos de falla van creando un patrón. La compañía toma esa información para hacer cada vez más predictivo el sistema. Eficiencia en el consumo de combustible, regulación, productividad, son algunas de las mejoras derivadas de este trabajo colaborativo.
"Nosotros trabajamos 100 por ciento con tecnología, sin conectividad no podemos cosechar", asegura el asesor de Las Saritas, Javier Torres.
Recuerda que "antes para hacer un mapa de rindes había que esperar a que termine la cosecha". Ahora, el monitoreo es en tiempo real. "Pasa la cosechadora y automáticamente le pasa el dato a sembradora, el que sube a una máquina ya tiene cargado el programa de siembra o fertilización". De esa forma, el trabajo que se realiza es muy fino. "Por ejemplo, no se siembra por encima de lo que se había sembrado, y eso nos permitió ahorrar 10 por ciento en semillas", explicó.
Delimitar ambientes es una de las ventajas del sistema. Pero la agricultura digital también provee una referencia para negociar con los dueños del campo, en el caso de los arrendamientos, ya que los sectores que no rinden quedan marcados. "Le mostramos la radiografía del campo al dueño, que además puede ver todo desde donde están", dijo Torres.
La información cosechada permite, además, evaluar lo que pasó en el lote. "Esto es biología, hay momentos para sembrar y cosechar; a la soja cuando está seca hay que sacarla sin perder tiempo trabajás con máquina 6 hectáreas por horas y si perdés una hora perdés una hectárea".
El tractor que llama. Eugenio Oderda, dueño junto a su hermano Enrique, de La Sarita, está desde pequeño al pie y arriba de los fierros. Es un fanático de las máquinas y un innovador. Pero no deja de sorprenderse con la posibilidad que brinda la tecnología de acceder a la operación desde la pantalla del celular. "Es todo para bien, me gusta la tecnología y los fierros, no puedo estar siempre encima de la máquina", dijo.
Recordó que su primer tractor fue un John Deere, y que en los 90 comenzó a incorporar los pilotos automáticos a fines de los 90. "Con JD link empezamos este año, tenés datos al instante, mapeo y rápido", remarcó. El sistema lo asiste en todo momento y lugar. Ante cualquier inconveniente, el tractor "lo llama".