El fenómeno "La Niña" fue problemático para los maíces de primera en el sur de Santa Fe. "Debido a que la gran mayoría de la agricultura se realiza en secano, el logro de rendimientos satisfactorios depende del agua acumulada en el suelo y de las precipitaciones durante el ciclo del cultivo", dijo el especialista Facundo Ferraguti del Centro Regional Santa Fe de Inta.
Maíces de la zona núcleo
A su vez, explicó que "todos los cultivos tienen un período crítico donde se define la mayor parte del rendimiento. En maíz, condiciones de estrés hídrico durante el mes en torno a la floración puede reducir drásticamente el número de granos fijados y afectar el peso de los mismos".
Ante esto, "las prácticas de manejo deben apuntar a acumular y preservar el agua útil en el perfil del suelo y colocar este período crítico en situaciones que minimicen el riesgo climático de padecer un stress hídrico", dijo.
En la región sur de Santa Fe, como en gran parte de la zona núcleo pampeana, otra limitante climática importante para el maíz de primera es la ocurrencia de eventos prolongados de altas temperaturas (por encima de 30 y 35º C), conocidos popularmente golpes de calor.
"Las temperaturas por encima de 30º durante la floración, afectan procesos sensibles como la viabilidad del polen, el crecimiento del carpelo y las divisiones celulares, limitando el número final de granos cuajados y el peso potencial", dijo Ferraguti. Temperaturas por encima de los 35º C, además, producen un grado variable de aborto de granos después de la fecundación y afectan el índice de cosecha final.