"Hay que replantear el comercio de granos en la Argentina". La frase contundente de Juan Manuel Rossi, presidente de Fecofe, resume la impresión de muchos referentes de la actividad agropecuaria que, por amor o por espanto, y frente al default de compañías como Vicentín y BLD empezaron a poner en duda las ventajas de la compra venta de granos con la modalidad a fijar.
Piden "repensar" el sistema actual de comercialización granaria
A mediados de noviembre, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, "sobre el total de la producción 2019/20 estimada, los negocios anticipados a los que resta ponerle precio en firme superan en 5 puntos porcentuales a las compras con idéntica modalidad a noviembre de 2018". Según ese relevamiento, las compras de trigo con precios a fijar del actual ciclo sumaban al 10 de noviembre 2,3 millones de toneladas, contra 800 mil toneladas de la campaña 2018/19, con una variación del 408 por ciento. En maíz la situación era similar, las compras a fijar ascendían a 4,6 millones de toneladas contra 1,6 millón del ciclo previo, mientras que en soja, los volúmenes eran de 2,7 millones contra 1,9 millón de toneladas respectivamente.
El pasivo que se estima tiene Vicentín con los productores por mercadería a fijar llegaría a los u$s 350 millones y "los más expuestos son los correacopios que manejaban volúmenes muy grandes porque hay que recordar que la empresa es el quinto comprador más grandes y daba muy buenas condiciones por negocios a fijar, no solo en soja, sino en trigo, que otros no daban", apuntó un analista del mercado.
"Tener una política comercial de fijar precio expresa un riesgo importante y si hay volatilidad en los mercados como en Argentina mucho más", expresó el economista Carlos Seggiaro y planteó que la agroexportadora "se basó históricamente en esa forma de jugar en los negocios".
Pero, además, apuntó que este tipo de crisis financieras tan profundas "expresan la inconsistencia de toda la política económica de estos últimos tiempos, con tasas absolutamente incompatibles con el modelo productivo, un sistema cambiario cambiante y expectativas de un escenario de volatilidad que afecta a todos los actores".
En ese marco, Rossi insistió con la necesidad de volver a repensar un esquema donde el Estado juegue un rol más activo en el arbitraje. "Desde que hace años se cayó la Junta Nacional de Granos hablar de que el Estado intervenga en el mercado de granos parece mala palabra o símbolo de ineficiencia, y ahora ocurren estas cosas que afectan muchísimo a toda la cadena y es mucho peor", dijo. Por eso "consideramos que hay que replantear el sistema productivo y de comercialización en el país, dejar la timba financiera y volver a los lugares más seguros que siguen siendo los espacios del cooperativismo para comercializar granos", arengó.
"Esto obliga a repensar el sistema. Por un lado la lógica y las inconsistencias de las políticas comerciales, pero también se debe revisar toda la política que se llevó a cabo en el gobierno anterior, porque los desequilibrios de los mercados de cambios, las tasas insostenibles que conspiran contra el sistema productivo y la apuesta a un sistema financiero, golpean incluso a los actores más resistentes del sistema", concluyó Seggiaro.