El recorte de los reintegros de las exportaciones impacta de lleno en las economías regionales. La reciente devaluación que prometía transformar positivamente el delicado escenario de algunas actividad productivas ahora queda neutralizada y el panorama vuelve a ser incierto.
Un nuevo mapa para las exportaciones de las economías regionales
El gobierno oficializó el martes de la semana pasada el recorte de los reintegros de las exportaciones de unos 6.600 productos primarios e industrializados, una medida para conseguir un ahorro fiscal de 34.000 millones de pesos entre este año y 2019.
Bajo el nuevo régimen, los reintegros para la carne bovina, que alcanzaban el 4%, bajaron a un rango de 0,5% y 1,25%, según la modalidad de envío. Para la harina de trigo, la devolución que estaba en un 3%, con el decreto se bajó a un 0,75%; para los productos lácteos, como el queso, los reintegros bajaron de un 5% a un 2,5% y la leche en polvo quedó con un 0,75 por ciento.
El arroz cayó de un nivel de entre 2% y 3% a 0,25% y 0,75%; la pasa de uva bajó de 4,05% a 0,75%; el jugo concentrado de uva, de 6% a 2,5%; el vino espumoso, de 6% a 3,25%; y el vino, de 5,5% a 3%; el ajo, de 4,5% a 1,25%.
La medida fue oficializada a través del decreto 767/2018 publicado en el Boletín Oficial con las firmas del presidente Mauricio Macri y su jefe de Gabinete de ministros, Marcos Peña. También rubricaron la medida los ministros de Producción, Dante Sica; de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere; y de Hacienda, Nicolás Dujovne.
El decreto establece un paliativo para las firmas que encuadren dentro de la denominación de micro, pequeñas o medianas empresas, dado que tendrán prioridad para la tramitación y percepción de las compensaciones, acreditaciones, devoluciones o reintegros de impuestos o de saldos a favor de naturaleza tributaria. Con esa decisión, el gobierno reduce un 66% el monto total pagado en concepto de reintegros a la exportación, de acuerdo a un esquema diferenciado por producto.
La decisión fue defendida por Sica, quien manifestó que "la readecuación no pone en situación de peligro o supervivencia a un sector industrial, y mucho menos, a sectores en los que la Argentina ya tiene una altísima ventaja competitiva".
Medida. Los reintegros a la exportación justifican su existencia en la vigencia de impuestos indirectos que se acumulan durante el proceso de producción y que no tienen una devolución al exportarse. Pero para el gobierno, la reforma tributaria y el pacto fiscal, que reducen los impuestos al cheque y a los ingresos brutos, generan el espacio para que dichos reintegros puedan ser reducidos.
El ahorro fiscal (coparticipable entre Nación y provincias) de esta medida es de $ 5.000 millones en 2018 y $ 29.000 millones en 2019.
El presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, consideró que los cambios vinculados con los reintegros a la exportación y retenciones "afectan seriamente" al sector, mientras advirtió que las "medidas inconsultas no le hacen bien a las relaciones con el gobierno". Además, evaluó que se trata de "hechos que surgen de forma imprevista", al tiempo que criticó: "No se evalúan las consecuencias".
"Nos afecta seriamente", apuntó Iannizzotto, quien subrayó que "los reintegros son un instrumento básico para poder ser competitivos".
"Si bien hay un mejor dólar, hay una fuerte presión impositiva", criticó el titular de la entidad que agrupa a las cooperativas, quien consideró que las medidas anunciadas por la administración del presidente Mauricio Macri "van esmerilando la confianza".
"Todo esto no mejora, sino que empeora la rentabilidad", se quejó y evaluó que "la confianza es el elemento primordial para que esto siga adelante".
"No era el momento de plantear un cambio en las retenciones", apuntó y analizó que "se agrega intranquilidad e incertidumbre al sector del campo".
Días atrás el gobierno había anunciado una serie de medidas para lograr un ahorro fiscal de 65.500 millones de pesos durante este año y el próximo, y entre ellas suspendió por seis meses la baja de las retenciones para aceites y harinas de soja.
Además, eliminó el Fondo Federal Solidario (fondo sojero) a través del cual se transfería a provincias y municipios el 30% de la recaudación de los derechos de exportación a la soja, y se reduce en un 66% el monto total pagado en concepto de reintegros a la exportación, de acuerdo con un esquema diferenciado por producto.
Un informe de la Fundación Mediterránea advierte que la fuerte devaluación de los últimos meses no necesariamente será positiva para todas las economías regionales por igual. "La situación no es uniforme ya que existen importantes complejos agroindustriales con alta proporción de costos dolarizados y/o con fuerte dependencia del mercado interno", indicó el economista de la entidad Jorge Day, quien explicó que "en este cuadrante se tienen casos como el del azúcar, los duraznos, la yerba mate y los vinos genéricos".
"Hay productos de economías regionales que destinan una elevada proporción de su cosecha a la exportación. Es el caso de los porotos, el té, el limón, las ciruelas, peras, aceitunas y ajos, además de los rubros más conocidos como la soja y el trigo", señaló el especialista.
Respecto del impacto del dólar, Day indicó que "empezando por los ingresos, un punto clave es conocer, para cada rubro agrícola, qué porcentaje de su producción se destina a las exportaciones, tanto sin elaborar (producción primaria) como industrializada".
Por ejemplo, una parte de las manzanas se vende en fresco y otra se la utiliza para elaborar jugos, que también se exportan. Hay productos muy exportables, como porotos, y otros que lo son muy poco, como la yerba mate.
El analista de la Fundación Mediterránea planteó algunos casos extremos. "Por ejemplo, en el NEA, el NOA y Cuyo están el té, limones, porotos, ciruela (muy exportados) y la yerba mate, azúcar y el durazno (muy mercado interno). Esto implica que en cada región habrá ganadores y perdedores con la reciente devaluación. Además, en términos generales, la producción primaria tiende a ser más intensiva en mano de obra, con costos poco dolarizados", añadió.
Los sectores mejor posicionados serían aquellos muy exportadores y con bajos costos dolarizados, como el poroto y el ajo, analizó Day. Además, agregó: "De la uva se obtienen varios derivados (vinos, jugos, uva de mesa, pasas) y los vinos varietales (malbec y otros), mejor cotizados, de los cuales la mitad se exporta. Este es un negocio no tanto de volumen, sino de margen de ganancias, al revés de los genéricos".
En tanto, los jugos (mostos) son un commodity que se exporta en un alto porcentaje y también beneficiado con la devaluación.
En cuanto al impacto de la devaluación, la consultora Ecolatina apuntó que tras el salto del dólar y el enfriamiento de la actividad, el desequilibrio externo comenzó a moderarse por el brusco freno de las importaciones.
La entidad proyectó que el rojo en el intercambio de bienes sería prácticamente nulo en el segundo semestre de 2018, achicándose en forma significativa respecto de los casi u$s 6.000 millones de la segunda mitad del 2017. Indicó que "por el dinamismo económico y el atraso cambiario, el déficit comercial de bienes y servicios creció 60% interanual en el primer cuatrimestre de 2018, rozando u$s 8.000 millones".
Según este informe, las importaciones pasaron de crecer 20% interanual en el primer cuatrimestre del año a caer 0,5% en mayo-junio. En igual sentido, las compras externas de servicios pasaron de crecer 6% interanual en el acumulado enero-abril caer 12% en el bimestre mayo-junio.
"En la segunda mitad del año, el rojo de bienes y servicios se reducirá, principalmente por el enfriamiento económico y la mejora cambiaria", estimó la consultora.
Asimismo, explicó que "esta recuperación obedecerá al desplome importador y no a un salto exportador, por lo que será el resultado del círculo vicioso de menos actividad-menos importaciones".
"Por el lado de las ventas externas, la sequía pondrá un freno al avance de las exportaciones. Además, un Brasil que viene morigerando sus proyecciones de crecimiento marcará que este motor no sea tan importante como se esperaba a comienzos de año", consideró.
Ecolatina sostiene que "en 2019, la anémica recuperación económica y un peso depreciado ayudarán a reducir el déficit externo".
"Además, un Brasil más dinámico y una cosecha normal apuntalarían el avance exportador. Como resultado, el rojo comercial dejaría de ser un foco de inestabilidad", consideró.
En este marco, la "guerra" comercial desatada entre los Estados Unidos y China podría generar una "oportunidad" para la Argentina, dado que en 2019 tendría la posibilidad de incrementar exponencialmente sus ventas al gigante asiático. Así lo analizó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (Cene) de la Universidad de Belgrano.
Guerra comercial. La disputa comercial entre las dos principales potencias económicas del mundo amenaza con retrotraernos a una etapa que parecía totalmente superada, alertó el último reporte del Cene. En efecto, la guerra comercial fue la respuesta de las potencias a la Gran Depresión de la década de 1930 y el preanuncio de la Segunda Guerra Mundial. Luego, los acuerdos de Bretton Woods establecieron reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo, destinadas a desarmar los mecanismos proteccionistas.
"Los acontecimientos recientes parecen revivir las prácticas de aquel entonces, cuando los países recurrían al bilateralismo, a devaluaciones competitivas, cuotas y otras medidas restrictivas en materia de comercio y pagos", analizó Beker.
Y agregó que "lo paradójico es que los Estados Unidos, el país que encabezó el movimiento liberalizador, sea hoy el que se puso a la cabeza del regreso al proteccionismo, en busca de nivelar su balanza comercial, en la actualidad fuertemente deficitaria".
El analista señaló que "la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio junto con otras medidas específicamente dirigidas a China, fue respondida por el país asiático con el establecimiento de restricciones al ingreso del poroto de soja y otro conjunto de productos provenientes de los Estados Unidos".
"Esto abre una oportunidad para la Argentina: sustituir los productos provenientes de los Estados Unidos alcanzados por los aranceles que les impuso el gobierno chino", evaluó el economista en el informe.
La Argentina tiene un fuerte déficit comercial con China: en 2017, sus exportaciones sumaron 4.593 millones de dólares, mientras que las importaciones treparon a 12.329 millones.
En ese escenario de la economía mundial, la oportunidad abierta por el conflicto chino-estadounidense permitiría reducir dicha brecha, incrementando la venta de maíz, trigo, carne vacuna, mariscos, lana y pollo.
Esta posibilidad aparece limitada este año en el caso de la soja, por los menores volúmenes de la actual cosecha como consecuencia de la sequía pero abre el juego a mayores exportaciones para 2019.
Según Beker, esta oportunidad constituiría un "importante aporte a reducir el déficit de la balanza comercial, que en 2017 totalizó 8.471 millones de dólares".