Un récord productivo con precios planchados. Así podría definirse al escenario de la campaña agrícola 2018/19 que se encuentra transitando su tramo final con resultados mejores a los previstos al inicio del ciclo, cuando el clima atentaba contra cualquier buen pronóstico.
Una campaña récord con precios modestos
Un informe elaborado por Juan Manuel Garzón del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de Fundación Mediterránea, señala que los resultados del ciclo agrícola son "muy alentadores", particularmente en maíz, un cultivo que logró rindes medios superiores a los registros habituales en prácticamente todas las zonas.
"Considerando cinco cultivos estivales líderes (soja, maíz, sorgo, girasol y maní), se estima una producción de 107 millones de toneladas, unas 30 millones de toneladas más que en el ciclo previo, lo que representa un 38 por ciento más y además, un récord histórico", detalló Garzón.
Si en el cómputo se incluyen a los siete cultivos líderes (5 estivales y 2 invernales como trigo y cebada), "la expectativa está puesta en una producción de 132 millones de toneladas para el ciclo 18/19, con una recuperación del 32,2 por ciento respecto a la previa, lo que representa 32 millones de toneladas más", detalló el informe de Ieral.
Ese salto productivo se explica, según detalló Garzón, por el gran desempeño de los cultivos estivales, que estarían pasando de un volumen de 77 millones de toneladas en el ciclo 17/18 a las 107 millones que se manejan para el actual, un 38 por ciento más, donde aportarían más granos no sólo el maíz y la soja, sino también las producciones de maní, girasol y sorgo.
Esto muestra que lo que arrancó como una campaña con pocas expectativas por efecto de los intensos fenómenos climáticos, cierra mejor de lo esperado.
De todos modos, los precios no acompañaron el ciclo. "Raras veces ocurre que una muy buena cosecha, una mayor producción, viene acompañada de mayores precios internacionales, en general, ocurre lo contrario", detalló Garzón y señaló "esta campaña no fue la excepción".
En función de lo observado en los primeros meses de este año y también en lo que muestran los mercados de futuros, la soja podría promediar los 330 dólares la tonelada en 2019, con un ajuste del 13 por ciento respecto al precio medio 2018, apuntó el informe de Ieral.
Según precisó Garzón, este movimiento a la baja en los precios internacionales suele ser producto de varios factores: porque el país tiene un peso importante en los mercados de commodities (que por una cuestión de estacionalidad es mayor a la que se puede deducir de los indicadores habituales); porque los importadores no se "apuran" por comprar; porque los exportadores deben colocar mercadería en mercados más distantes y/o precios menos atractivos; porque en Argentina es caro mantener existencias durante muchos meses (particularmente cuando se es arrendatario y se deben cancelar deudas), entre otros motivos.
Rindes superiores. El informe de Ieral apunta que la cosecha de maíz viene mostrando rindes medios superiores a los promedios históricos en casi todas las zonas, anticipando una casi segura cosecha récord.
Tanto las Bolsas como la Secretaría de Agricultura, el organismo nacional del área, estiman "no sólo una gran recuperación de la producción de maíz respecto de la malograda cosecha previa, sino también la máxima producción en la historia del cultivo, que superaría las 45 millones de toneladas", detalló Garzón.
Puntualmente, en base a datos de Ieral y las Bolsas de Cereales de Buenos Aires y de Comercio de Rosario y Córdoba, la cosecha de maíz 2018/19 alcanzará las 46 millones de toneladas, esto representa un 35,3 por ciento más que en el ciclo previo, cuando se levantaron 34 millones de toneladas, y también por encima del ciclo 2016/17 cuando la producción maicera llegó a 40 millones de toneladas.
Por su parte, si bien resta que empiecen las tareas de cosecha para tener la confirmación, se espera también una muy buena cosecha de soja.
En base a los mismos datos de las entidades bursátiles Ieral estimó que la campaña sojera terminará aportando una producción de 54 millones de toneladas en 2018/19, esto es un 42,9 por ciento más que en el ciclo previo donde se cosecharon 37,8 millones de toneladas, y apenas por debajo de las 55 millones de toneladas del período 2016/17.
Otro de los cultivos que estaría dando un salto muy importante en este ciclo es el sorgo que _obviamente con menor volumen_ pasaría de 1,55 millón de toneladas a 2,5 millones, entre la campaña 2017/18 a la 2008/19, con un crecimiento del 61,3 por ciento.
En tanto, el girasol registraría en este ciclo un crecimiento productivo del 10,5 por ciento al pasar de 3,53 millones de toneladas a 3,9 millones; mientras que el maní experimentaría un crecimiento de producción de 44,6 por ciento, al pasar de 560 mil a 810 mil toneladas entre el ciclo 2017/18 al 2018/19.
Por su parte, los cultivos invernales como trigo y cebada también experimentarían aumentos en este ciclo agrícola. El primero de 5,4 por ciento al pasar de 18,5 millones a 19,5 millones de toneladas; y el segundo del 35,3 por ciento, pasando de 3,74 millones a 5,06 millones de toneladas en el mismo período.
Precios planchados. La ganancia para el sector agropecuario claramente vendrá por aumento de volumen y no por los precios. Según detalló el informe de Ieral, las cotizaciones no acompañaron el aumento de producción.
"La soja se comercializó a un valor promedio de u$s 381 la tonelada en 2018, mientras que en función de lo observado en los primeros meses de este año y también en lo que muestran los mercados de futuros, el valor 2019, de no mediar eventos extraordinarios, se estaría aproximando a los 330 dólares, un ajuste interanual del 13 por ciento", detalló Ieral.
En la harina de soja se observa un patrón similar, un precio de u$s 369 en 2018 y una media de u$s 325 en 2019 (caída del 12 por ciento). También en maíz, con valores de u$s 173 y u$s 161 respectivamente (-7 por ciento).
"Los menores precios de los productos del complejo sojero se explican en parte por la vuelta a la «normalidad» de la producción argentina, pero en gran medida por el arribo a una solución que el mercado parecería estar descontando en el conflicto China — Estados Unidos", detalló Garzón.
En lo que va del año los precios de la soja en los principales países exportadores (Brasil, Estados Unidos y Argentina) muestran una clara convergencia, que no se observó durante buena parte del año pasado. Eso se produjo a partir de una suba de la soja estadounidense y de una baja de la soja sudamericana.
El informe de Ieral recuerda que "el conflicto generó efectos negativos sobre las importaciones chinas de soja, las que mostraron un ajuste importante en el 2018, que se continúa en el arranque de 2019".
Así, "las compras del primer bimestre de este año se ubican 15 por ciento por debajo de las de similar período del año pasado", aseguró Ieral.
De todos modos, advirtió que parece difícil que las compras chinas puedan mantener el nivel de ajuste que vienen mostrando. "Considerando los primeros cinco meses del ciclo comercial 18/19 (desde octubre 2018 a febrero 2019) las compras del gigante acumulan una caída del 21 por ciento (-8 millones de toneladas), una tendencia que de mantenerse significaría llegar a septiembre (fin del ciclo) con 20 millones de toneladas menos de soja importada, un ajuste de materia prima difícil de absorber por la industria molinera china y los restantes actores de las cadenas de producción animal".
Esto indicaría que China deberá salir más temprano que tarde con una política de compras más agresiva, y si en ese momento sigue sin resolución efectiva el conflicto con Estados Unidos "la soja sudamericana debería valorizarse con una prima importante sobre la soja estadounidense, algo que hoy no se observa.
Mercado externo. Por otra parte, el informe de Ieral muestra que tendencia positiva en materia de exportaciones. Estima un flujo por valor de u$s 28.170 millones en concepto de envíos agrícolas y principales derivados industriales en 2019, que de concretarse implicará una mejora de u$s 5.020 millones respecto de los que se registraron en el año 2018.
Con respecto a la distribución temporal de las exportaciones, el arranque del año se muestra bastante nivelado respecto al 2018 debido al arrastre de la sequía del ciclo previo, y recién a partir del segundo trimestre, cuando empieza a entrar al mercado la nueva cosecha estival, los envíos 2019 se despegan con más claridad de los del año previo.
"En términos diarios y considerando una estacionalidad regular, los envíos de los meses de mediados de año serían los que más ampliarían la brecha: de un promedio diario de u$s 87 millones para junio, julio, agosto de 2018 se podría pasar a u$s 128 millones en iguales meses de este año, es decir un 47 por ciento más", detalló Ieral.
El informe detalla que el valor de la producción agrícola (VPA) del ciclo 2018/19, medido a precios de exportación, se ubicaría en u$s 33.962 millones, u$s 6.260 millones o 22 por ciento más comparado con el ciclo 2017/18. Esta estimación considera una producción de 131,7 millones de toneladas y precios internacionales que promedian los valores antes presentados.
Con respecto a las exportaciones, la generación de divisas asociada al ciclo "debe ser por definición menor al VPA antes estimado, debido a que sólo un porcentaje de los granos producidos, muy elevado por cierto en algunos casos pero no tanto en otros, se termina exportando en forma directa o indirecta (harinas, aceites, biocombustibles)", agregó el informe.
A su vez, el año comercial de los granos (y de sus derivados) no es el mismo que el año calendario, particularmente en los cultivos estivales. Por caso, el ciclo comercial de la soja 2018/19 es abril 2019 — marzo 2020, esto significa que la soja producida este año será exportada seguramente en gran proporción en el 2019 pero quedarán saldos que pasarán al 2020, mucho más si la campaña es buena. Lo mismo para con el maíz o con la harina de soja u otros productos. "Esto complica también la estimación de las exportaciones por año calendario y exige realizar algunos ajustes, si lo que se desea es saber cuántas divisas podría aportar el campo por caso en este 2019", aclaró el relevamiento para explicar los números anteriores.
También detalló que "otra cuestión interesante a considerar, que puede ser importante en la evolución de la economía de los próximos meses, es la estacionalidad que suelen mostrar las exportaciones a lo largo del año, que en el caso de los productos bajo análisis, responde a una combinación de diversos factores, estacionalidad física (meses en que se cosecha y se dispone efectivamente de los granos), contexto en materia de precios internacionales (tendencias, precios relativos), tiempos y capacidades de procesamiento industrial en el caso de los derivados, ritmo de comercialización de los granos por parte de los productores, etcétera", informó.
Como referencia el informe detalló que en el caso de los cultivos invernales (trigo / cebada), y considerando lo sucedido en los últimos 11 años, las exportaciones muestran picos a comienzos y fines de año, con un 50 por ciento de las exportaciones concentradas en cuatro meses (diciembre, enero, febrero y marzo).
En los cultivos estivales (soja, girasol, sorgo, maíz), la distribución de las exportaciones muestra forma de campaña, con mayor concentración de las ventas en los meses de mitad de año. En estos productos el 70 por ciento de las exportaciones del año se concentran históricamente en el segundo y tercer trimestre.
Liquidación de divisas
El informe aclara que los resultados en materia de exportaciones son una "aproximación teórica" de lo que puede pasar con la generación de divisas en 2019, en base a proyección de volúmenes y precios medios, que resultará seguramente más precisa en plazos de análisis más largos (trimestre / año) que cortos (día / mes).
También advierte que además de los múltiples factores que pueden afectar o determinar el día a día de los envíos al exterior (clima, problemas en la logística, paros, conflictos comerciales, contexto macroeconómico, etc.), existe una cuestión de "registros" / "regulaciones" que puede generar diferencias y que tiene que ver con el hecho que una misma operación puede estar siendo registrada por Indec en un determinado día / mes, pero generando divisas para el país en otro día / mes.
En lo que respecta a la liquidación de las exportaciones, un tema clave en este ciclo agrícola "los referentes gremiales de los exportadores (Ciara y CEC) aclaran que "la mayor parte del ingreso de divisas se produce con bastante antelación a la exportación, anticipación que ronda los 30 días en el caso de la exportación de granos y alcanza hasta los 90 días en el caso de la exportación de aceites y harinas proteicas. Esa anticipación depende también del momento de la campaña y del grano de que se trate", concluye Ieral.