La fuerte sequía que signó a la campaña 22/23 llevó a reducciones más que importantes en materia de cultivos. Determinar, en alguna medida, cuáles van a ser las proyecciones y consecuencias no es tarea fácil, aunque la merma en la producción da claras señales de una caída en los niveles de recaudación del fisco e ingresos para los productores.
Efecto sequía: este año habrá 900 mil fletes menos en camión
Por Gustavo López
En el caso del trigo, de los 22 millones y medio de producción que arrojó el ciclo anterior, 21/22, este año vamos a estar cerca de la mitad, es decir, en el orden de los 11 millones y medio. También se va a dar una reducción en lo que son granos forrajeros, como en el caso del maíz, donde se esperaba una buena cosecha.
El efecto de la sequía para los cultivos tempranos o de primera siembra, tanto maíz como soja, lleva a que las expectativas sean bastante más reducidas. En el caso del maíz, se estiman 45 millones de toneladas, quizás menos, y en soja, 39 millones de toneladas. El resto de los cultivos también acompañan esta tendencia.
En el 2023 estaríamos rondando los 110 millones de toneladas contra los 135 millones del año pasado, por lo que hay un descenso más que importante, sobre todo si se lo compara con ciclos como el 18/19 donde se alcanzó récords de casi 142 millones. En términos de valor FOB prorrateado por cada uno de los granos, es decir, en precios de exportación, esta baja de 25 millones de toneladas dan como resultado una pérdida de 11 mil millones de dólares con respecto al ciclo pasado.
Esto obviamente repercute sobre el comercio exterior porque una menor producción implica menor nivel de exportaciones. En tal sentido, las proyecciones en torno a esta merma productiva se están ubicando en niveles de exportaciones totales cercanos a los 71,5 millones de toneladas. Comparado con el año anterior, que estuvo próximo a los 96 millones, queda a las claras la caída que se está produciendo de casi 22 de millones de toneladas.
Impacto en el ingreso de divisas e ingresos fiscales
En esta campaña, se espera un ingreso de divisas por 32.800 millones de dólares contra casi 44.700 millones del año pasado, es decir, 11.900 millones de dólares menos. También se añade una merma en retenciones, tan solo en derechos de exportación, sin considerar otros impuestos, del orden de los 2.700 millones de dólares, porque vamos a recaudar 7.300 millones, mientras que en el 2022 fueron casi 10 mil.
Sin embargo, la caída no es más significativa porque los precios FOB promedio que se están manejando son bastante similares y en algunos casos mejores que el año anterior. Si uno tuviera que hacer un promedio ponderado de todas las exportaciones, estaríamos en un nivel cercano a los 459 dólares por tonelada de precio promedio FOB, cuando el año anterior fueron u$s 464 por tn, es decir, no hay una caída tan pronunciada.
Al tomar el promedio de los últimos quince años como un elemento de comparación, estaríamos en el orden de los 373 dólares por tn. Esto quiere decir que, si bien cayó la producción y hay una merma en los ingresos por exportación y por derechos de venta al exterior, el efecto está atenuado en alguna medida por los buenos precios internacionales que se vienen manejando hasta ahora.
A la hora hacer este tipo de análisis, se pueden encontrar múltiples relaciones. Un dato relevante es que estamos casi con un 20% menos de producción comparado con el promedio de los últimos cinco años. Si uno lo mide en cantidad de viajes por camión, pensando en 26 millones y medio de toneladas menos de producción y considerando que cada camión lleva 30 toneladas, se puede visualizar una merma en viajes de cerca de 900 mil fletes, lo cual golpea con fuerza a toda la economía en su conjunto, no solo al productor.
El impacto en el PBI es muy difícil medirlo, pero si uno se basa en un promedio que ronda los 370 mil o 375 mil millones de dólares, las pérdidas representan casi un 3% del Producto Bruto Interno. Ante este panorama, no hay ningún tipo de probabilidad de que se vaya a recomponer a la brevedad; excepto en el próximo ciclo, con la posibilidad de que el impacto de La Niña comience a declinar e impacte positivamente en la producción.
A su vez, las pérdidas fiscales arrojan 2350 millones de dólares que vamos a dejar de recibir respecto a lo que se esperaba -2600 M-. Este monto equivale prácticamente a 800 kilómetros de ruta que se podrían construir, considerando que el kilómetro se ubica cercano a los 300 millones. Lo que se pierde se podría haber invertido para contar con una red con mejores condiciones que la actual.
Proyecciones para la campaña 23/24
Hay mejores perspectivas para el ciclo 23/24, donde se espera que el fenómeno de La Niña empiece a declinar significativamente de cara al segundo semestre, generando un mejor efecto en el desarrollo de la nueva cosecha fina y la cosecha gruesa.
De darse esta mejora en el escenario climático, se observa un fuerte incentivo por parte de los productores para la siembra de granos frente a los precios de mercado que se están viendo y que podrían mantenerse en niveles respetables para el próximo ciclo, en función de lo que se está viendo en los mercados internacionales.
(*) El autor de este artículo es director de Agritrend SA y autor del libro ¿Vamos al Grano? El Rol del Estado en el comercio granario argentino.