Con la cosecha gruesa en pleno desarrollo, la cadena agroexportadora celebra la recuperación de los volúmenes de producción, al tiempo que ajusta los números de cara a la próxima campaña. Con precios internacionales más bajos y costos internos más altos, prima en el sector la cautela tanto en materia de comercialización como de inversión. Esto en un contexto en el que la incertidumbre sobre la política cambiaria no se termina de despejar, más allá de las últimas semanas de estabilidad.
Por el clima o los precios, la soja aún no llega a puerto
Gustavo Idígoras, presidente de Ciara CEC, analizó el escenario de precios, el ritmo de comercialización de la cosecha y la actividad de la agroindustria
Por Álvaro Torriglia
El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportaciones de Cereales (CEC), Gustavo Idígoras, analizó el escenario de precios, el ritmo de comercialización de la cosecha y la actividad de la principal industria exportadora del país. También se refirió al impacto en el sector de los encontronazos del gobierno nacional con China y de las estrategia de la cadena sojera para convertir a la Argentina en el primer país exportador de ese producto libre de deforestación.
“El 2023 fue un año nefasto, perdimos u$s 21.500 millones de exportación, lo cual fue un golpe muy duro para la cadena y el país”, recordó Idígoras durante una entrevista con el programa radial La Banda Cambiaria.
Este año, el clima acompañó en términos de producción, con una cosecha de maíz que estaría por encima de 50 millones de tonelada, a pesar de las dificultades sanitarias que enfrenta el cultivo de segunda, Y otras 50 millones se esperan para la soja “que es la más esperada por el valor que tiene en relación a la tonelada vendida y por la capacidad que tiene el país de industrializarla y exportarla al mundo”, subrayó.
Hay un creciente flujo de camiones, con picos de 6 mil camiones por día, lo cual hace más de un año que no se veía.
“Hoy estamos viendo un flujo de camiones a puerto, con picos de 6 mil camiones por día; sobre todo fluye el maíz de primera, porque el productor considera que tiene condiciones para comercializarlo y también está vendiendo la cosecha vieja porque tiene que dejar lugar para almacenar la nueva”, explicó.
Pero en el caso de la soja, que es la que espera la industria aceitera, “ese flujo todavía no se ha dado, por distintas razones, como el inicio de cosecha y condiciones climáticas y de precios”, agregó.
La Bolsa de Comercio de Rosario estima que se liquidarán u$s 31 mil millones por exportaciones agroindustriales este año, u$s 10 mil millones más que el año anterior.
Pero el ritmo de ingreso dependerá del flujo de comercialización, que hoy se centra fundamentalmente en el maíz, cuyo valor es la mitad que el de la soja.
“Hasta ahora vemos una fuerte caída de precios internacionales, que no ayudan a que el productor tenga una posición de venta mayor”, indicó el presidente de Ciara - CEC, quien además incorporó al cálculo a la nueva campaña. “Hay una relación insumo producto que lleva a pensar que los productores podrían llegar a sembrar el trigo a pérdida, y una forma de mejorar esto es tener un mejor precio de la soja”, explicó.
Y ese precio hoy no se ve, porque “hay una enorme cosecha brasileña y una buena cosecha argentina”. Por esto, estimó que el flujo de divisas este año sea “sostenido en el tiempo pero sin los picos habituales”.
El ingreso de agrodólares es clave para que el gobierno pueda sostener la actual calma cambiaria y, eventualmente, levantar aunque sea parcialmente las restricciones cambiarias.
Agrodólares
Por ahora, las señales para estimular la comercialización estuvieron relacionadas con los insumos. “El ministro Caputo anunció la baja de arancel de importación de fertilizantes, un elemento que ayuda aunque claramente el mayor impacto que tenemos viene por el impuesto País y los derechos de exportación, que el gobierno reconoce que son dañinos pero que no están todavía en condiciones de sacarlos”, describió.
Idígoras no ve cambios en el sistema de microdevaluaciones mensual de 2% y considera que el dólar blend, el tipo de cambio que surge la posibilidad de liquidar parte de los agrodólares en el CCL, “va a ser un compañero por muchos meses y va a continuar hasta la unificación cambiaria, un objetivo del gobierno que todos avalamos”. Este esquema, de todos modos, mermó su atractivo con la caída de la brecha cambiaria.
Mientras espera incentivos oficiales o del mercado para acelerar la comercialización, la industria aceitera retoma su actividad luego de un año en que, por la sequía, la utilización de la capacidad instalada se redujo a 25%. “Hoy mejoramos unos 15 puntos, es decir que estamos con un 60% de capacidad ociosa, lo que sigue siendo un nivel muy bajo, en el que ninguna empresa puede operar”, advirtió. La industria aceitera argentina tiene una capacidad de molienda de 70 millones de toneladas anuales.
En este entorno desafiante, otra preocupación recorre los análisis de los agroexportadores. La creciente tensión que el gobierno de Javier Milei imprimió en la relación con China, el gran comprador mundial de materias primas. Y que, en el caso de Argentina, es también e principal proveedor de bienes de capital y una fuerte cada vez más importante de financiamiento e inversiones.
“Somos un país agroexportador que tiene más de cien mercados abiertos y que todos los días debe competir con países mucho más sólidos y estables financieramente, como Brasil y Estados Unidos o Australia; una de las cosas que pedimos es que haya estabilidad en las relaciones exteriores y trabajar juntos para relacionarse internacionalmente”, señaló Idígoras. Los aceiteros, lo frigoríficos, las empresas pesqueras, entre otros complejos exportadores, plantearon oficialmente la necesidad de tener una “agenda positiva” con China.
“Hasta el día de la fecha todos los embarques fluyen normalmente, de hecho se firmaron con Senasa protocolos para exportar maíz y trigo por primera vez, quizás en el segundo semestre podemos tener embarques de maíz a China desde Rosario”, especuló.
En materia de comercio exterior, Ciara - CEC trabaja para convertir a la Argentina en el primer país del mundo en ofrecer soja certificada como libre de deforestación. Esta meta está urgida por las disposiciones de la Unión Europea, uno de los mercados más importantes para los productos de exportación argentinos.
Más allá de las exigencias, esa diferenciación es visualizada como un fuerte argumento de competitividad en el mercado local. En ese marco, se lanzó Visec, “una plataforma voluntaria de las cadenas de valor de la soja y de la carne vacuna para que antes del 1º de enero de 2025 toda la soja argentina dedicada a la exportación sea verificada con trazabilidad como libre de deforestación”.
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“Es un requerimiento de la Unión Europea pero Argentina está buscando posicionarse como el primer país del mundo en ofrecer un producto de esta naturaleza, firmamos un acuerdo con la gobernación de Córdoba para que sea la primera provincia en tener esta caracterización y en mayo tal vez podamos avanzar con los acuerdos con Santa Fe”.
“Es un proyecto innovador que tiene sus complejidades porque hay que sumar 60 mil productores y conectarlos a una base de datos on line, generar información de trazabilidad. Está todo administrado por la BCR, que es el corazón del sistema en Argentina”, describió.