Los precios de la hacienda parecen no estar ejerciendo la misma presión alcista sobre los mostradores, que un año atrás. En mayo, el precio de la hacienda en pie con destino a faena perdió en promedio un 2,5% mensual mientras que, en lo que va de junio, la caída suma otro 2%, en términos corrientes.
Ante un leve repunte de la oferta y un consumo debilitado, empiezan a ceder los precios de la hacienda
A partir de mayo, los precios de la hacienda comenzaron a mostrar retrasos respecto de inflación. El precio de la carne, aunque se estabiliza, resiste por el momento la baja. En términos interanuales, la inflación de mayo marcó un 61,2% mientras que la hacienda -medida a través del Índice General Mercado de Liniers (IGML)- registró una suba promedio del 60,1%. La carne al mostrador, según los precios minoristas relevados por el IPCVA, registra en promedio aumentos del 68%, prácticamente sin cambios respecto de abril.
El precio de la carne históricamente tuvo sus pulsos de ajustes en momentos donde el consumo suele ejercer mayor presión de compra. Estacionalmente durante los meses de marzo/abril se suelen dar los mayores ajustes en el precio de la carne mientras que llegando a noviembre suele registrarse una segunda corrección, previo al fin de año.
Pero algo cambió en esta dinámica durante el último año y es precisamente el disparador de estos ajustes. Ante un consumidor local muy debilitado en su poder de compra producto de la escalada inflacionaria, la demanda no fue últimamente la principal responsable de traccionar estos aumentos estacionales de precios. Por el contrario, la oferta fue la que, en este contexto, ejerció la mayor presión al alza de precios, por un lado, por escasez de hacienda, pero también por valorización de estos bienes como activos de protección, ante la desvalorización del peso.
Ambos factores estuvieron presionando al alza los precios de la hacienda con su posterior traslado, total o parcial, a los mostradores.
No obstante, algunas variables comienzan mostrar signos de mayor relajación. En términos de volumen, se está faenando levemente más que el año pasado. De enero a mayo la cantidad de animales enviados a faena alcanzó los 5,35 millones de cabezas, cerca de un 2% más que en 2021 pero en producción de carne el incremento es un 3,4% superior. En su composición, este año se ven más vacas (-11% interanual), más toros (-10%) y más novillos (-10%) que, en el caso de estos últimos, contribuyen a elevar el peso medio de faena. Sin embargo, hasta el momento, se observan menos animales jóvenes llegando a la faena, en conjunto un 2% menos de novillitos y vaquillonas respecto de lo registrado en los cinco primeros meses del año pasado. Pero esta tendencia, también puede llegar a revertirse en los próximos meses.
A pesar de que al inicio de la zafra la demanda fue mayormente traccionada por los invernadores, la abundante oferta de terneros que se vio durante abril y mayo permitió a los engordadores ganar terreno. Los precios de la invernada se estabilizaron y mejoró notablemente la relación de compra para el feedlot.
Según los datos de la Cámara de Feedlots, hace dos meses que los corrales mantienen un nivel de ocupación promedio superior al 65%, unos 3 puntos más que lo registrado el año pasado y continúan en proceso de llenado.
Si bien el nivel de egreso de animales de los feedlots aún no muestra cambios significativos -en efecto el índice de egreso feedlot (IEF), que mide la relación entre salidas y capacidad de encierre, fue de 12,7 muy similar al registrado en los últimos cuatro meses e incluso respecto del año pasado-, el nivel de encierre que hoy se está viendo, comenzará a verse reflejado en mayor oferta de hacienda liviana a partir del segundo semestre del año, mediados de julio en adelante.
Es entonces cuando, nuevamente, la capacidad de respuesta del consumidor será el factor determinante para sostener los precios del gordo, en un contexto donde la restricción de oferta ya no ejercerá la misma presión alcista, de un año atrás.