Digital Agro Latam organiza año tras año un evento protagonizado por especialistas en una temática en particular. En esta oportunidad el foco estuvo puesto en la transformación digital del agro y fue el tema que marcó el eje de conversación que tuvo lugar el pasado 14 de diciembre de manera virtual.
Claves para lograr la digitalización en el agro
Por Cristal Colla
La transformación digital fue planteada como la adopción de diversas tecnologías de la era de los dispositivos inteligentes y el procesamiento de datos para la optimización de la producción agropecuaria. El objetivo final es dar respuesta a las necesidades y nuevas demandas en un mercado cada vez más moldeado por las exigencias de los consumidores. La unificación de datos y la trazabilidad son esenciales en estos procesos y las plataformas que asistan en su recolección, procesamiento y registro copan el centro de la escena.
En el panel sobre ‘Agro Digital’ las dos preguntas disparadoras fueron: ¿Qué es y que nuevos desafíos trae? ¿Cómo y cuando se ve el valor? Matías Corradi, de The Climate Corporation, habló de cómo los sistemas de vigilancia por video -nuevos para Argentina pero que ya llevan varios años en el norte del continente-, permiten hacer una supervisión amplia de los cultivos y contribuyen a la planificación para el uso razonable de fitosanitarios, mientras que al mismo tiempo reducen los costos.
Lara Giulani, ingeniera agrónoma e influencer de General Rivas (Buenos Aires), desde un lugar más anecdótico contó cómo la incorporación de estas nuevas tecnologías optimizó el cuidado del ganado y el seguimiento de su estado desde su pueblo, que cuenta con excelente conectividad. Esto dio pie a hablar del desafío tal vez más complejo que enfrenta la digitalización del agro en Latinoamérica: la accesibilidad a esa conectividad. Carlos Vidal, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) hizo foco en esta problemática, muy frecuente en los países en vías de desarrollo, en los cuales el proceso de transformación debe ser dinámico y sobre todo, inclusivo. Según el especialista, es aquí donde debe estar presente el Estado articulando con el sector agropecuario a través de políticas público-privadas que sean estratégicas con miras a expandir la red digital de productores.
Los datos generados con las nuevas tecnologías de producción abundan, pero ¿Cómo filtrar aquellos que efectivamente serán útiles para alcanzar algún objetivo que el productor se fije? ¿Cómo no acumular simplemente datos por acumularlos? Esa es la respuesta que se comprometieron a dar los miembros del panel ‘‘El valor de los datos’’. Encabezado por Paulina Lescano, experimentada analista de los mercados del agro, el ex-vicepresidente de Dow-AgroSciences Rolando Meninato y el contratista Marcelo Testa, hablaron de cómo dar valor a los datos para que se transformen en informaciones útiles para el productor.
Según Meninato, ‘‘hay que sistematizar para comparar los costos de campaña a campaña con la finalidad de vislumbrar márgenes, rentabilidad y rentabilidad deseada’’. Los datos también pueden acompañar en un proceso de seguimiento de los precios para prever vicisitudes en un mundo que es volátil y que no tome por sorpresa al sector. Abordar la incertidumbre con datos ordenados. En un mundo heterogéneo en materia de maquinarias, en el que cada una registra los datos de una manera diferente, el desafío está en lograr traducir esos datos para obtener la información más fiable posible, que es una tarea en la que se embarcó Testa junto a su equipo en Agrícola Testa.
Invertir en empresas en crecimiento que tienen tanto potencial de tener éxito como de no florecer, pero con una vuelta de tuerca a su trabajo, que incluya el acompañamiento, asesoramiento y apoyo humano al productor; ese es el compromiso que expresaron los miembros del panel de Venture Capital, que eligen alejarse del término ‘‘bandera roja’’ que se relaciona tanto a Argentina.
A pesar de la compleja situación económica que el país atraviesa, Tomás Peña (The Yield Lab), Juan Cabrera (Xperiment) y Bernardo Milesy (Glocal) coinciden en que Argentina será cuna de empresas que prosperarán y agregarán valor horizontal a la cadena productiva en Latinoamérica. No a partir de unicornios megaexitosos, sino gracias a una agroindustria que puede florecer conjuntamente, porque creen que la creatividad y talento en Argentina están. Y eso es lo que invita a mantener la inversión en lo nacional, más allá de los riesgos que represente, porque de eso se trata el venture capital. Integrando el contexto también al proceso macro del que se venía hablando en todo el evento: unir el mundo tradicional del campo y sus productores con el de la tecnología que permitirá aprovechar las oportunidades.
En el último panel sobre Tecnología Digital, Carlos Becco (Tächles Technologies) planteó que el campo no está en un “proceso de transformación”, sino que la agitación y rapidez del proceso le hace pensar que está frente a una “revolución tecnológica digital”. Una revolución en la que habrá ganadores y perdedores. Los que logren adaptarse y los que por prejuicios, desconfianza, impaciencia por resultados o simplemente renuencia se quedarán en el camino. Según él, “es el momento de digitalizarse”, como en algún momento los productores tuvieron que adaptarse a la tecnología de insumos ya que la demanda está del lado del consumidor, que verificarán la satisfacción de sus exigencias a través de registros facilitados por estas nuevas tecnologías de la información.
Laura Lukasik, directora de innovación y transformación digital de la firma UPL, entró a la conversación diciendo que el foco no debería estar en competir, sino en cooperar, por ende no comparte la visión de ganadores y perdedores que había señalado Becco. Lukasik sí cree en la unión de propósitos que involucran a productores y consumidores. En el mientras tanto, la asimilación de la tecnología será un paso que facilitará que ambos consigan lo que quieren, vender lo producido y comprar lo que le ofrecen.
En un mundo de bytes, de datos, se vuelve siempre al mismo eje: el manejo saludable de datos. Datos que constatan las exigencias de clientes que perfilan a la producción a ser cada vez más personalizada para los mercados. El proceso se vuelve cada vez más integral y en el medio, los datos impregnan todo. De repente, la agronomía y sus soluciones empiezan a no ser suficientes y es momento de la entrada de un nuevo actor que cobra cada vez mayor protagonismo, como lo es la tecnología digital.