Hacia adelante, todo lo que no esté en sintonía con una forma de producir sustentable a los objetivos de los acuerdos de París, el Pacto Verde Europeo y diversas normativas del Norte de América y otros continentes, tendrá poca viabilidad para ingresar a los mercados relevantes.
El agro, ante el desafío mundial de la producción sustentable
La afirmación pertenece el profesor Fernando Vilella, docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) y director del nuevo postgrado sobre Finanzas Agropecuarias y Ambientales.
Este herramienta de capacitación, que comenzará sus primeras experiencias en el mes de agosto, nace con el objetivo de alinear a nuestro país con la catarata de protocolos y restricciones que comenzarán a regir -en el mundo- una vez terminada la pandemia y normalizada la situación económica global.
“Nos urge adaptar nuestros sistemas productivos. Las demandas son cada vez más exigentes y los entornos están rodeados por una discusión en el manejo y producción de alimentos y todo aquello que tenga base agropecuaria”, explicó Vilella agregando que las zonas productoras de América sienten esta preocupación.
El dato, se complementa con la participación para avanzar en los tiempos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura que depende de la Organización de Estado Americanos (OEA).
Todos estos actores, saben de forma muy clara, que las nuevas reglas van sobre el respeto al medio ambiente, la no emisión de carbono y el cuidado de las personas insertas en las regiones donde se produce.
Por ahora, la agenda política sabe que hacen falta grandes transformaciones e inversiones. Si bien algunas regiones sentirán con presión estos cambios, por el lado de Argentina las primeras mediciones que se han realizado indican que las huellas ambientales de carbono y de agua en granos, productos derivados como los biocombustibles y demás, nos siguen mostrando muy bien parados.
“Tenemos valores por debajo de las medias internacionales. Esto es positivo, si seguimos midiendo y corrigiendo lo necesario; así como también ajustando nuestros sistemas productivos a la nueva visión del mundo”.
Vilella, anticipó que será necesario utilizar instrumentos financieros, empezar a manejar el mercado de bonos de carbono y otros indicadores que orientan a cómo aprovechar de una mejor forma esta situación.
Al mismo tiempo, reconoce que las nuevas formas de financiación de a poco se irán ajustando en su acceso al cumplimiento de requisitos medioambientales.
Tecnologías emergentes
De a poco, el término biofinanzas va captando a la última generación del sector agropecuario y el segmento de los agroalimentos. Se habla mucho de las estrategias de financiamiento de las tecnologías emergentes y los nuevos instrumentos disponibles para la financiación del cambio climático y el desarrollo sostenible.
Confluyen bancos, el mercado de capitales, futuros, forwards y opciones; así como también una gestión integral del riesgo agropecuario.
Las startups, nuevas tecnologías digitales para la gestión comercial y financiera junto a la bioeconomía van tomando relevancia. “Ya son parte de toda una política ambiental asociada a la tecnología, economía y lo social por encima de cualquier otro parámetro", resumieron los analistas.