En la última campaña agrícola, la soja descendió un escalón más en el podio que por años la tuvo como la estrella en el esquema de la empresa agropecuaria Argentina. Y si bien en volumen y superficie sigue siendo el cultivo más elegido por los productores, por la caída de los precios internacionales y la reducción de los márgenes de rentabilidad por los efectos climáticos, la oleaginosa se encuentra en "un año muy particular", coincidieron los principales referentes de la cadena sojera durante la 4ª edición del seminario Acsoja que se realizó en Rosario.
La cadena de la soja pide ajustar la infraestructura
Con ese escenario, el debate se centró en la necesidad de adecuar o mejorar las condiciones externas al cultivo, por fuera de la tranquera, que permitan atemperar las pérdidas por contingencias como las inundaciones, que en este último ciclo involucraron en distinta medida y con diferentes niveles de impacto, el 80 por ciento de la zona de producción de la soja. "Este año se ha elegido desplegar como temática principal y prioritaria, la infraestructura y obras que se necesitan realizar para aminorar los problemas de precipitaciones excesivas en algunos sectores de la zona centro, que integran las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires", dijo el presidente de Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja) Rodolfo Rossi.
Por eso, estuvieron presentes los principales responsables de ingeniería hidráulica e infraestructura de cada provincia, quienes detallaron las obras proyectadas para las distintas regiones buscando soluciones integrales y concretas en el corto y mediano plazo.
El secretario de Agricultura de Santa Fe, Marcelo Bargellini, explicó que en Santa Fe el área afectada por las inundaciones alcanza las 4 millones de hectáreas, aunque aclaró que las pérdidas no pegaron por igual en todo el territorio. "Somos una provincia afectada y golpeada, estamos en período de emergencia y estamos evaluando si lo prorrogamos", dijo y como dato indicó que el 80 por ciento de estos certificados corresponden a desastre agropecuario, lo que representa que están exceptuados del pago de impuestos.
Los referentes de las distintas regiones también indicaron que se busca a nivel político avanzar hacia un plan hídrico integral para la zona núcleo que contemple a las distintas provincias sojeras.
El ministro de Agroindustria de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, hizo foco en el tema de la laguna La Picasa y al respecto aseguró que es clave que Buenos Aires y Santa Fe se sienten juntas a definir las obras. Pero destacó que "hay mucho que se está haciendo en obras de emergencia y coyuntura", pero lo importante "es la interacción", dijo. "Si el gobierno pone alguna alcantarilla en algún lugar para descomprimir, tenés que tener la coordinación de los otros municipios para que no piensen que le tirás agua. Eso pasa en La Picasa", aseguró.
Pero además de las contingencias domésticas, la soja también asiste a un cambio en las cotizaciones de los commodities a nivel global. "Las negociaciones son distintas y los precios están por debajo de las expectativas del productor agropecuario", dijo Marcelo García, miembro del consejo directivo de Acoja y aseguró que por tercer año consecutivo, las producciones de los principales referentes son muy voluminosas y la evolución de la demanda sigue deprimiendo los precios. "La comercialización es lenta y marca el inicio de un período diferente", auguró.
"No sabemos si tenemos que esperar, las perspectivas de mejoras están latentes, cercanas o se pueden generar a través del tipo de cambio", resaltó García y agregó que los productores alejados de las zonas portuarias precisan otros escalones de precios para poder tener una producción más rentable. Aquí nuevamente se instala el debate en torno a las obras de infraestructura necesarias y además sobre la política macroeconómica argentina, que no logra revertir la inflación con su correlato en la suba de los costos internos.
García estimó que el futuro "no depende de las voluntades de los distintos jugadores del mercado, sino de la oferta y demanda mundial regulada por los factores climáticos y sus reacciones".
En otro orden, el directivo indicó que no hay que dejar de observar cómo se mueve la República Popular China. "Año tras año demanda más soja, marca nuevos récords de importación del grano y genera un marco positivo para la Argentina, que sabe de antemano donde va a colocar gran parte de su producción", dijo.
El dato es interesante, aunque deja asomar una visión de muy largo plazo de este gigante asiático, que más allá de sus compras, buscar tener una mayor injerencia en las negociaciones que lleva a nivel global con muchas naciones. "Está buscando asegurarse tener una participación en todos los canales, ya sea de granos, semillas e insumos para el agro. No quiere perderse nada de los que pasa a nivel mundial, por encima de un aseguramiento armónico de su provisión de granos", subrayó García.
El beneficio de asegurarse.
En este contexto, los especialistas reunidos en Acsoja 2017 destacaron la necesidad de volver a las coberturas como una estrategia para minimizar riesgos.
Carlos Comas, gerente de Riegos Agropecuarios y Forestales del Grupo Asegurador La Segunda, explicó los desafíos de los seguros agrícolas en el contexto actual. "Es interesante remarcar que en la Argentina el 96 por ciento de las primas que se generan en el sector agropecuario corresponden a granizo, vientos y heladas. Solo un 2 por ciento pertenecen a los seguros integrales que se dan en grandes explotaciones, dispuestas a abonar una prima del 10 por ciento aproximadamente", reconoció.
Comas dijo que entiende que el sistema es muy costoso para cualquier explotación o economía, salvo que se empiecen a evaluar las coberturas que utilizan muchos países del mundo que parten de una intervención público privada, con un Estado protagonista. "Es decir, la quita de impuestos, subsidios a las tasas de primas, y la búsqueda a un acceso certero a todos los seguros considerados catastróficos", estimó.
También que en la Argentina se están evaluando diversas alternativas, consultando fuentes internacionales y tratando de considerar de dónde se debería sacar el dinero para amparar un esquema con subsidios. Al mismo tiempo, resaltó que el problema no pasa por constituir un fondo de asistencias a eventualidades climáticas, sino por discutir cómo responden todas las cadenas productivas para llevarlo adelante.
Para Comas es necesario comenzar a instalar el concepto de "principio de solidaridad", entendido como aquel a través del cual todos los productores agropecuarios deberían dejar una parte de sus ganancias para la constitución de un fondo que atienda estas urgencias. "Si todos aportan es más fácil que el Estado ayude en una eventualidad a aquellos productores que tienen un seguro y comprenden el concepto de ser solidarios", enfatizó Comas y agregó que en el país solo el 48 por ciento de lo cultivado se asegura y en los últimos 4 o 5 años este porcentaje se mantiene estancado.
Para los funcionarios nacionales el seguro multirriesgo no es una salida. Sobre ese tema, el subsecretario de Coordinación Política del Ministerio de Agroindustria, Hugo Rossi, dijo "pensar en un seguro multirriesgo que cubra todo el territorio nacional, y que abarque a todas las explotaciones primarias, es una utopía".
El funcionario, quien dio una conferencia de prensa en el marco del congreso, dijo que la Argentina tiene una gran variabilidad climática, y las problemáticas son muy variadas. "Nadie podría pagar las primas de las aseguradores", indicó.
De ese modo, adelantó que la herramienta que estarían implementando para la campaña que viene es la cobertura "índice" para cubrir la producción de soja, maíz, y pasturas. "Uno de los problemas más importantes que tienen las aseguradoras en un seguro multirriesgo, es el altísimo costo de tasar el daño en el campo. Desde el Ministerio creemos que eso había que resolverlo para llegar a un acuerdo, por eso desarrollamos una herramienta de medición de daño", indicó y señaló que la cobertura índice "nos permite determinar si hay que pagar premio o no, a través de una medición por satélite, tomando en cuenta valores meteorológicos, agua en el suelo, temperatura promedio, cálculo verde, y más información".
Contra los bichos. Entre las contingencias que debe afrontar el productor, además del clima también se incluyen otros como las plagas. En ese marco, durante Acsoja se hizo especial hincapié en el tema de los insectos y el umbral de daño económico que genera si no se realizan tratamientos o si éstos no son los más adecuados.
La población de insectos se fue modificando en los últimos años y el problema se profundizó con el avance del monocultivo de soja y la reducción del control biológico natural, pero también como consecuencia del uso inadecuado de algunos insecticidas.
Durante el congreso de presentó un estudio preliminar realizado por los investigadores de la EEA Inta Oliveros, vinculado a la reducción del impacto ambiental cuando se utilizan herramientas adecuadas como el Manejo Integrado de Plagas (MIP).
Juan Carlos Gamundi, profesional asociado a Inta Oliveros, reconoció que la diferencia de rendimientos entre no controlar a las plagas y aplicar un método racional de control, "muestra en promedio una pérdida del 49 por ciento". Es decir, si no se actuara sobre las plagas regionales más importantes de la soja, "las pérdidas de rendimientos se estarían llevando la mitad del cultivo", indicó.
"La zona núcleo presenta estos valores de caídas, por acción de las plagas. El Inta tiene interés en mostrar las ventajas que otorga un manejo integrado, basado en un buen monitoreo, así como el conocimiento de los daños que provocan diferentes niveles de infestación, según el estado fenológico del cultivo. La elección de los plaguicidas, ya sea el tipo y la dosis son los elementos fundamentales del MIP, en respuesta a las modificaciones que ha sufrido el sistema de producción de soja: siembra directa, cambio de cultivares, menores espaciamientos entre líneas de siembra, aparición de nuevas plagas, entre otros", concluyó.
Gamundi y la entomatóloga Evangelina Perotti, explicaron que si los plaguicidas sólo se aplican cuando es necesario, evitando los tratamientos preventivos y usando insecticidas que afecten lo menor posible a los enemigos naturales, "los daños a la sustentabilidad ambiental se reducen en un margen de 4 veces".
En principio, explicaron la necesidad de manejar las plagas en forma integral, aplicando nuevos conceptos como es la utilización de los umbrales de daño combinados, que se aplican cuando se tiene la presencia secuenciada o simultanea de más de una plaga. Además destacaron los resultados sobre la integración de las sojas Bt al MIP y diferentes estrategias de manejo de los refugios.
El debate se instaló sobre los beneficios y desaciertos de las actuales estrategias de control de plagas en el cultivo de la soja. "El riesgo y el miedo a perder, inducen a acciones de tipo preventivas o a la utilización de mezclas de plaguicidas buscando supuestos beneficios de mayor volteo y persistencia, que la mayoría de los casos no ocurren", alertó Gamundi.
La cadena de valor más eficiente
"La Argentina podría estar iniciando un proceso que impulsa a ser más eficiente a toda la cadena de valor, con posibilidades de bajar costos y buscar soluciones comerciales más directas", dijo el especialista del Centro de Agronegocios de Universidad Austral, Dante Romano, durante su disertación en el seminario Acsoja 2017, donde analizó el mercado de la soja frente a un nuevo orden mundial.
Romano planteó una serie de dudas, amenazas y oportunidades que pasan por factores negativos para los commodities a partir del fortalecimiento del dólar, algunas políticas que pueden llegar a cambiar las estructuras del mercado y el rol de los biocombustibles ante la posibilidad de un incremento en el corte obligatorio para el mercado interno; aunque al mismo tiempo, la persistencia de las barreras antidumping para el biodiesel argentino desde los mercados externos.
También, alertó sobre los fuertes recortes en el programa de subsidios hacia los productores norteamericanos, que pueden ocasionar una alta pérdida de dinero para ese país y complicar las intenciones de siembra de los farmers. Por otra parte, marcó las oportunidades con México si este país sube tarifas de compras a Estados Unidos y posibilita el ingreso de las exportaciones argentinas. "Este nuevo orden mundial, nos obliga a estar atentos. El mundo vive incertidumbres y polémicas que van desde el «Rusia gate», hasta el Brexit de Gran Bretaña y la fragilidad de toda la Unión Europea", subrayó Romano.
El peso de China. También Romano llamó a prestar atención hasta donde llegará China con sus políticas de inversiones en el sector agropecuario. Dijo que el gigante de la economía consume cerca de 80 millones de toneladas de soja por año,un dato que refleja la necesidad de ese país por asegurar un suministro seguro y fluido de alimentos. "De a poco viene mostrando como sus estrategias pasan por una incentivación al procesamiento local pero con abastecimiento externo. Es decir, buscar participar del origen de esas materias primas desde los propios países productores", remarcó Romano.
Al mismo tiempo, el especialista consideró como una amenaza la probabilidad de que China _imponiendo condiciones_ termine manejando la provisión de insumos y la compra de granos. "La oportunidad para nuestro país, se ve en una cadena de valor que viene evolucionando con eficiencia, mayor sustentabilidad en todos los procesos y una paulatina reducción de los costos", agregó.