Los precios le ganaron al clima. Cuando el sector agropecuario ya estaba por agarrar el pañuelo para enjugarse las lágrimas, China, Chicago y los inescrutables fondos de inversión salvaron la partida. En medio de una campaña adversa, atravesada por la sequía, las cotizaciones —especialmente de la soja — lograron recortar las pérdidas productivas. “Los datos de GEA indican que la producción total de los seis granos en Argentina llegará a 125 millones de toneladas, lo que implica una disminución del 8% respecto al año anterior y la de soja sería de 45 millones, sensiblemente inferior al último ciclo”, dijo el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), Daniel Nasini, en el marco del 33º remate del Primer Lote de Soja de la campaña 2020/21 que, en forma virtual, dio inicio formal a la comercialización de la oleaginosa y por el que ACA pagó $ 51.500 la tonelada.
La campaña gruesa: un mix de política, mercados y clima
Pero también indicó que “el salto de los precios internacionales, superando los u$s 500 para la soja, permitirá parcialmente compensar esas pérdidas”. Esto, aseguró Nasini, representará en exportaciones unos u$s 22.500 millones sólo del complejo sojero, u$s 5.000 millones más que el año pasado.
Esta suerte de empate sobre la hora, le permitirá afrontar al productor “la inversión de u$s 17.700 millones que hizo para explotar 38 millones de hectáreas”, agregó el ejecutivo de la entidad.
Sin embargo, esa fortaleza de los mercados granarios, sostenida por los fundamentos de la demanda, podrían estar encontrando un techo. El especialista Rubén Ullúa, en un informe para Agroeducación, indicó que “si repasamos el comportamiento de soja y maíz Chicago en los últimos meses, veremos una clara desaceleración de la tendencia alcista y eso debe ser tomado como una advertencia de debilidad por parte de la fuerza compradora”.
Además, llamó a prestar atención a que “los fondos especulativos, más precisamente los managed money, alcanzaron su máxima exposición neta en soja hacia octubre del pasado año y desde entonces han venido recortando su posición neta compradora”.
En contraposición, desde lo productivo en la zona núcleo se activaron las señales de alerta esta semana, luego del temporal y las intensas lluvias de hace siete días, que en algunas regiones que miden las estaciones de GEA alcanzaron los 250 milímetros. “Es un evento atípico y extremadamente raro que se llama evento convectivo de meso escala”, dijo el doctor en Ciencias Atmosféricas José Luis Aiello.
El informe de GEA del viernes indica que en cuatro días se cosecharon 800 mil hectáreas en la zona núcleo. La mayoría (700 mil ha) de soja de primera y el resto de maíz temprano. “Buena parte del este de córdoba supera los 45 a 50 qq/ha en soja de primera mientras que en el NE bonaerense se trilla con 8 a 20 quintales”, aportó el informe y señaló que “el 37% de avance de cosecha muestra 5 a 10 quintales menos en las zonas más afectadas y 5 quintales extras dónde las lluvias fueron mejores”.
“El temor a nuevas lluvias transformó la cosecha en una carrera contra las lluvias: entre el martes y miércoles próximos volverían las tormentas”, indicó el relevamiento.
La zona más afectada la semana anterior fue la franja que va en diagonal desde Marcos Juárez, pasa por Montes de Oca y Clason, y llega hasta Las Rosas. También el centro oeste de Buenos Aires como Trenque Lauquen, Bolivar y Daureaux y en Entre Ríos.
“En principio, no se esperan grandes niveles de pérdida”, indicaron los técnicos en la zona más afectada y consideraron clave que “se mantenga el buen tiempo durante la semana, y que en lo que queda de abril las lluvias no se desmadren”. En el área falta por cosechar un 50% de soja de primera y un 70% del maíz de primera. En el sur de Santa Fe, como Teodelina, los técnicos señalaron que las napas estaban en bajos niveles y fue “impresionante cómo el suelo se ha tomado el agua”.
Por lo pronto, para atajar el aluvión de la cosecha gruesa, el Ministerio de Seguridad de Santa Fe inició el operativo “Cosecha Gruesa 2021” para garantizar la seguridad y operatividad de más de 7.000 camiones con granos que ingresan diariamente al área del Gran Rosario.
La agenda
Pero en medio de un año atípico atravesado por la pandemia, el sector agroindustrial que se encontró dentro de los esenciales en medio de la cuarentena, hizo valer su peso. “A pesar del coronavirus el mundo continúa demandando alimentos en calidad, precio y cantidad que Argentina está en condiciones de proveer”, dijo Nasini y aprovechó para reclamarle al gobierno que desista “de medidas que desalienten la actividad, como ser eventuales restricciones a las exportaciones”. Y también pidió la reducción de “impuestos distorsivos como las retenciones”.
Sus declaraciones fueron pocas horas antes de que el gobierno anunciara, en el marco de un plan para contener la suba de precios, la implementación de un registro de exportación para la carne vacuna, al igual que el que tienen los granos y cereales, de manera de monitorear valores y también, la fijación de precios de referencia para evitar maniobras de subfacturación. Además, estableció la obligatoriedad de trocear en cinco partes la media res a partir de 2022, para mejorar la segmentación en el mercado interno.
La medida cosechó inmediatamente el repudio de las entidades agropecuarias del sector primario. La comisión de enlace de entidades agropecuarias manifestó “su más absoluto rechazo a la reinstauración del registro de exportaciones” y las consideró “medidas intervencionistas que ya se implementaron en el pasado reciente con resultados contraproducentes para la producción, la actividad y el empleo”.
En esta grilla de demandas, que atentamente escuchó el ministro de Agricultura, Luis Basterra durante el acto del remate vía streaming, Nasini consideró “incomprensibles” las demoras legislativas a la prórroga de la de promoción de los biocombustibles, una demanda que recibió el respaldo del gobernador Omar Perotti e incluso del intendente Pablo Javkin, quien además recordó que el transporte de Rosario es pionero en el uso de biocombustible para sus unidades.
Pero el titular de la BCR, no sacó los pies del plato. Valoró el espacio del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), el ámbito que habilitó el gobierno como interlocutor para negociar la política agropecuaria y agroindustrial, en detrimento de las entidades tradicionales que vienen militando una férrea oposición a cualquier decisión oficial. Del mismo modo, consideró “imprescindible” sostener “un diálogo abierto con las autoridades nacionales para reforzar políticas públicas.
En ese marco incluyó el debate por la futura concesión del dragado y balizamiento de la hidrovía. Para la entidad, la concesión debe recaer sobre “una empresa con experiencia” que garantice “mayor profundidad” de la traza y “obras que mejoren la navegabilidad y se adapten a los buques que se usarán en la próxima década” sobre la base de “mantener lo que hasta ahora funcionó. En este punto, el rol del Estado quedará destinado a un órgano de control, que según planteó Nasini, para la Bolsa debe ser “público-privado, autónomo y profesional”.
El titular de la Bolsa no pudo evitar mencionar el caso de Vicentin, que tiñó el escenario político e institucional de la entidad durante 2020 y abrió profundas grietas. Para no referirse de manera taxativa, de hecho la entidad y él mismo ya se habían pronunciado sobre el tema durante el año pasado, buscó una forma elegante de desvincular a la institución de los escándalos financieros que involucraron a esa y otras empresas que entraron en default y afectaron a muchos productores.
Al inicio de su discurso en el marco del remate valoró a las instituciones que operan en la entidad, como la Cámara Arbitral de Cereales, que según dijo “falló en más de 200 demandas arbitrales de empresas que entraron en cesación de pagos lo que posibilitó a productores y comerciantes presentarse en los concursos de acreedores con su crédito verificado”. Un aporte de la institución a sus socios que, en muchos casos se vieron afectados por el accionar de una empresa que supo ser presidida por la principal cabeza visible de la empresa concursada.