La agresión continua y sin razón a la que se ve sometido nuestro sector, tiene aparejado una serie de consecuencias no deseadas. A no confundirse, esto no es gratis.
"La ganadería genera trabajo y arraigo"
Por Ángel F. Girardi
Es inaudito que la región tenga el IT (Índice de Taperización) más alto del país. Hoy vemos campos despoblados, sin vacas, sin vida. Cuando una vaca se va es difícil que vuelva. De allí nuestros esfuerzos de conservarla en un sistema mixto sustentable.
Para ello es vital dotar al campo de infraestructura indispensable, no siempre presente. Debe haber caminos aptos, enripiados, luz, escuelas y seguridad. La escuela rural es fundamental en este proceso. Esto nos hace ver la obligación del Estado de ayudar a los docentes y valorizar a quienes educan.
Lamentablemente en Argentina se ha bastardeado el oficio. Esto trae aparejado que no haya molineros, alambradores, domadores, por citar algunas profesiones rurales.
Los alimentos que llegan a nuestra mesa no se producen por generación espontánea. Obtener un alimento como la carne vacuna lleva mínimamente tres años en un proceso productivo eficiente desde la concepción en el vientre materno hasta llevarla al plato del consumidor.
Suspender exportaciones es una verdadera impericia del Estado. Es acrecentar el problema. A la producción hay que estimularla no atacarla. Debe haber un sistema de financiación acorde a la rentabilidad del sector, y abrir mercados, no cerrarlos.
Nuestros competidores están de parabienes y nuestros hombres de campo se ven descorazonados. Si tomamos el toro por las astas lo podemos revertir. Necesitamos instalar también, como una herramienta fundamental de trabajo, el aprendizaje por parte de los hijos de las labores y destrezas desarrolladas por los padres en el campo.
La vaca coloniza, retiene al hombre en su hábitat, desarrolla la familia, genera y reactiva una comunidad. Con las otras retenciones sabemos cómo nos fue.
Es vital que el campo recupere su rentabilidad. Producir no debe ser solamente un sentimiento sino que debe constituir un negocio. No es una mala palabra, sin ganancias no hay progreso ni tampoco empleo digno.