Creada en 1962, la Política Agropecuaria Común (PAC) busca preservar la vida rural de los países miembro de la Unión Europea. Al mismo tiempo, esta herramienta tiene por objetivo asegurar un suministro estable de alimentos para los habitantes de la Unión, preservando la seguridad alimentaria de sus países. Un estudio realizado por Julio Calzada, Guido D’Angelo, Desiré Sigaudo y Emilce Terré, de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), analiza los cambios en esa política común y su impacto en Argentina.
¿Qué está cambiando en la agricultura europea?
Recordaron que la PAC no es un único documento normativo, sino un conjunto de medidas. Pueden identificarse tres tipos de políticas que integran la PAC:
- Apoyo a los ingresos de los agricultores, mediante pagos directos que aseguran la estabilidad de sus ingresos, remunerando a su vez la práctica de agricultura respetuosa del medio ambiente.
- Medidas de mercado, para compensar fuertes desequilibrios como caída repentina en el precio de algún producto ante un exceso de oferta o desplome de la demanda
- Medidas de desarrollo rural, que se orientan a incrementar la productividad y competitividad del campo en países y subregiones.
- Para 2021 la Política Agropecuaria Común europea dispone de un presupuesto superior a los 58.000 millones de euros, convirtiéndose en el rubro que concentra mayor cantidad de fondos y representando el 35% del presupuesto total de la Unión Europea.
El apoyo a los ingresos de los agricultores es el rubro que mayor peso relativo tiene dentro del presupuesto, representando casi el 70% del total. Al interior de la Unión Europea, los fondos de la PAC son repartidos entre los países y al interior de éstos, con diferentes criterios distributivos, pero con el fin último de atenuar las desigualdades entre regiones. Así, la PAC destina generalmente mayores fondos a explotaciones en miembros de la Unión Europea con menor desarrollo relativo.
Alrededor del 95% de las explotaciones agropecuarias de la UE son emprendimientos familiares y, gran parte de ellos tienen una escala pequeña. Una dificultad adicional que enfrenta el medio rural europeo es la creciente edad promedio de sus productores . Precisamente en respuesta a esta situación es que la PAC destina fondos al apoyo de los agricultores, intentando atraer a familias productoras jóvenes y contribuyendo a desarrollar las comunidades rurales.
En el marco del European Green Deal, la UE busca alcanzar la neutralidad de carbono en el año 2050, captando todas las emisiones que pueda generar su sistema productivo. La nueva estrategia de la PAC, llamada en inglés Farm to Fork y traducida al español como De la Granja a la Mesa busca robustecer y hacer más resiliente al sistema alimentario europeo, en el marco de debilidades de las cadenas globales de valor que quedaron expuestas por la pandemia. Otro de sus objetivos primordiales es impulsar contundentemente la transición a sistemas productivos más sustentables.
Esta estrategia aspira a ser integrala Se promoverán nuevos modelos de negocios, basados en bonos de descarbonización, para progresivamente ir reemplazando los métodos de producción actuales por nuevos más sustentables. Además, grandes presupuestos se encuentran asignados a la generación de energía renovable con residuos de la industria alimentaria, en el marco de estimular una economía biocircular.
Los presupuestos para la estrategia Farm to Fork también incluyen desarrollos para mejoras en el estudio de nutrientes de los suelos y uso de pesticidas. Asimismo, se revisarán prácticamente todos los estándares de bienestar animal y sostenibilidad productiva. Se establecerán además, estándares legales para progresivamente bajar el desperdicio de alimentos. La Comisión Europea determinará la mejor manera de asegurar mínimos criterios obligatorios para la calidad de la comida que consuman los europeos. En este marco, no sólo se buscará aminorar el impacto ambiental de las actividades agropecuarias, sino que además se buscará diversificar con nuevos instrumentos la matriz productiva europea.
En las últimas semanas vienen desarrollándose reuniones entre los ministros de Agricultura de los países de la UE en pos de pensar las estrategias de largo plazo de la Política Agropecuaria Común. Consecuentemente, para el 2030 el campo europeo espera haber comenzado un proceso de reducción considerable de sus emisiones, en línea con el objetivo de llegar a la neutralidad de carbono en 2050. La hoja de ruta de la Unión Europea ya está marcada.