La sequía modificó la dinámica de la ganadería. El fenómeno climático que generó un fuerte golpe a los distintos eslabones productivos en Argentina, trajo algo de alivio para la actividad de engorde intensivo (feedlot), que luego de transitar años difíciles y una situación compleja en los últimos siete meses, a partir de febrero de 2023 comenzó a repuntar y logró afianzarse en marzo y abril.
Por el efecto sequía repunta la actividad de los feedlot
“La última estimación de resultados económicos realizada por la Cámara Argentina de Feedlot (CAF), que corresponde a marzo, arrojó números positivos para la actividad, revirtiéndose siete meses consecutivos de cifras negativas”, indicó un informe de Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) Fundación Mediterránea el cual indica que, de acuerdo al monitoreo de la entidad sectorial, “tras haber tocado fondo durante enero, los márgenes comenzaron a mostrar mejoría en febrero, recuperación que se confirmó en marzo y abril”.
Eso se explica, indicó el informe elaborado por Juan Manuel Garzón y Franco Artusso, “más por el cambio de precios relativos de categoría de animales que por el mayor poder de compra de la hacienda en términos de maíz”, un indicador que mide cuánta capacidad se tiene luego de vender un novillo para comprar invernada y con los ingresos remanentes, adquirir el grano.
Ieral consideró que la primera razón es la que hoy premite al feedlot torcer la tendencia. Señaló que en los últimos trece años (2010-2022) el precio por kilo de la invernada (tomando como referencia un ternero de entre 160 y 180 kilos) fue en promedio un 25% más alto que el de un novillito de entre 370 y 380 kilos (Mercado de Cañuelas).
En cambio, en lo que va de 2023 el valor de la invernada fue convergiendo al del novillito: en enero un kilo de ternero cotizaba un 23% más que un kilo de un gordo, diferencia que se redujo a un 11% en febrero, a un 3% en marzo, y que ha seguido achicándose durante los primeros días de abril (0,5%).
Esta brecha menor no fue porque subieron los precios de los gordos, cuyos valores promediaron los $457 por kilo en el primer trimestre, “sino por un abaratamiento de la invernada ($510/kg), lo que representa un 9% debajo de su media histórica”.
Un menor precio de la invernada “es una mala noticia para la actividad de cría, primer eslabón de la cadena, pero para los feedlots implica la posibilidad de iniciar el proceso de engorde con buenas chances de lograr un resultado económico positivo”, apuntó Ieral.
Por caso, en el período 2010-2022 el engordador que vendió un novillito de 360-380 kilos obtuvo un ingreso que fue en promedio un 80% más alto al gasto que debió hacer para comprar un ternero de 160-180 kilos. En enero de este año esta relación se ubicó sobre esa media histórica, pero luego escaló hasta posicionarse en máximos históricos durante los primeros días de abril al 120%.
Relación con el maíz
El otro indicador para medir la rentabilidad, que es el poder de compra de hacienda respecto del maíz, aunque incidió menos en la performance de los feedlots este año, tuvo una mejora relevante.
Con la suba de precios de hacienda de febrero y marzo, y cierta estabilización en el precio del maíz, el poder de compra de la hacienda en términos del cereal mostró una mejoría. “En enero, se compraban 7,4 kilos del cereal por cada kilo de novillito vendido, relación que pasó a ser de 9,3 en marzo (+26%)”, apuntó Ieral y dijo que “esta suba también contribuyó a la mejora de la situación económica del engordador, aunque ese nivel está todavía bastante por debajo de su media reciente (12,3 kilos de promedio en el período 2010-2022) y mucho más lejos aún de los que fuesen sus mejores años (14,9 kilos en 2014, 19,4 kilos en 2015).
Este cambio de tendencia, que generó una mejora en los precios relativos del engordador, está intimamente relacionado con la excepcional sequía y su impacto sobre las pasturas, la producción de granos y los costos de alimentación. “Por el evento climático los planes de producción y engorde de muchos establecimientos han sido modificados, con una descarga de animales desde los campos de cría y recría extensiva y hacia los establecimientos de engorde intensivo (y también hacia frigoríficos), que se adelantó y seguramente difiere de la planificada por los productores”, indicó el informe de Ieal.
"Pero esta mejoría está condicionada a algunos factores, entre ellos que los precios de la hacienda, en particular de sus categorías de mayor edad y kilaje, se mantengan firmes a futuro”, indicó Ieral y para que eso se cumpla “es clave la evolución que muestre la demanda, tanto interna como externa”.
Al respecto dijo que hay “luces amarillas y rojas“, es decir factores que pueden jugar en contra dificultando traslados a precios internos de mayores costos (de producción y de vida) hasta cuestiones estacionales como el hecho de que el consumo suele aflojar en los meses de invierno. Pero también el contexto internacional, signado por una economía global creciendo menos que el año pasado y la propia situación interna de Argentina.
Sobre este punto, Ieral consideró que un “riesgo macroeconómico latente” que podría afectar la actividad del engorde y la ganadería en general “es un salto en el tipo de cambio oficial que incremente los costos de producción, en particular los de sanidad y alimentación”.
“La experiencia muestra que el traslado a precios internos de un tipo de cambio más alto es mucho más rápido en los granos, las harinas proteicas y otros insumos de los establecimientos ganaderos que en los valores que se pagan por los animales de producción cuyos precios internos, si bien reaccionan frente a un nuevo escenario cambiario, lo hacen en forma mucho más gradual”, concluyó.
A corral
El stock de hacienda en los corrales de engorde intensivo al 31 de marzo de este año es 16% superior a la de la misma fecha del año pasado, según datos de la Cámara Argentina de Feedlot (CAF). La institución indicó que la sequía extrema provocó durante 2022 la necesidad de recurrir a estos sistemas frente a la caída en la producción de forrajes en los campos. Por otro lado, apuntó que la zafra de terneros de 2023 se vio anticipada (al igual que lo vivido con la seca de inicios de 2018) ingresando a los corrales en el primer trimestre del año 1.162.508 cabezas. “Esta mayor ocupación de los corrales obedece aún a la situación de sequía prolongada y la destrucción de todos los procesos de recría por falta de verdeos de verano e invierno como en otros años sumado a una relación compra / venta favorable”, indicó.
Por otro lado, mirando el mercado de hacienda gorda “nos encontramos en un momento de una alta oferta de vacas por la salida de animales improductivos de los planteos de cría”, aseguró la CAF. De las ventas totales en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, la participación de vacas fue de un 33,5% en enero, 37,8% en febrero, 41,5% en marzo y en la primera quincena de abril del 51,9%. “En el mismo mercado se observa cómo los lotes de consumo especial de feedlot escasean y generan precios sostenidos”, indicó.