La soja está en las gateras frente a un fenómeno Niña que ya está instalado y puede condicionar el avance de la siembra temprana, mientras que la cosecha de trigo avanza en el centro norte de Santa Fe con una marcada amplitud de rendimientos. Claramente en el ciclo 2021/22 el agua vuelve a ser el actor central de la campaña. Y si bien no se presenta como una amenaza generalizada como en otras oportunidades, la alta variabilidad de las precipitaciones y el comportamiento errático en función de las zonas, sobrevuela como una señal de alerta.
La siembra de soja está condicionada por la falta de agua
En ese contexto, la industria de insumos busca aprovechar esta nueva ventana de oportunidad en la cual el productor está obligado a realizar un planteo más profesional y meticuloso. De hecho, la industria semillera señaló que puede “aportar a la competitividad con tecnología de punta para alcanzar el objetivo de las 200 millones de toneladas”. Así lo aseguró esta semana el presidente de Asociación de Semilleros Argentinos, Alfredo Paseyro quien estuvo en la provincia junto al gobernador Omar Perotti y al ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez en el nodo norte del clúster de la semilla en Venado Tuerto.
También desde el gobierno aseguran que la disponibilidad de fertilizantes es un respaldo al aumento de la producción agrícola. Desde Agricultura señalaron que Argentina alcanzó los 2,87 millones de toneladas de los seis principales fertilizantes (urea, UAN, DAP, MAP, superfosfato y roca fosfórica) al mes de septiembre y ese volumen es 13% superior al del año pasado para la misma fecha, 19% mayor que en 2019, 52% más que en 2018, 101% más que en 2017 y 74% más que en 2016.
Con este escenario, los productores que destinarán hectáreas a la siembra de soja esperan una señal del cielo. El doctor en ciencias atmosféricas, José Luis Aiello, indicó en el último reporte de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), que “La Niña ya está instalada y actuando con otros fenómenos adversos en Argentina” y señaló que “era factible y sucedió: octubre concluye por debajo de la media de precipitaciones”.
Sin embargo, no se trata de un fenómeno de sequía absoluta, sino que en esta oportunidad, tiene sus particularidades. “El forzante Niña ya está instalado y lentamente está aumentando su intensidad y su efecto negativo sobre la oferta de agua y esto ya se refleja en la dinámica de las precipitaciones: solo se producen por la interacción entre el aire cálido y húmedo proveniente del noreste y el ingreso de frentes fríos desde el sur argentino”, explicó Aiello.
“A este escenario complejo debemos sumarle dos fenómenos que están aumentando la rigurosidad climática”, agregó el consultor Elorriaga. “Por un lado, el actual enfriamiento de la temperatura superficial del Atlántico disminuyó el ingreso adicional de aire húmedo a la franja este del país, y por el otro, la instalación de un pulso cálido producto de la circulación norte y la alta radiación solar”. De ese modo, desde el martes 26 tenemos temperaturas casi de enero.
Aiello señaló que “el escenario es muy complejo para el centro y el norte del país y que podría condicionar en algunas zonas el avance de la siembra temprana de soja”. Aunque también aclaró que hay algo que podría jugar a favor de los cultivos que “es la transición a noviembre que muestra condiciones muy parecidas a las que se dieron antes de las importantes lluvias de inicios de septiembre”.
“Los modelos de pronóstico no indican que los fenómenos serían tan importantes, pero muestran aportes de agua que podrían proporcionar alivio sobre todo al centro del país”, agregó el especialista.
Lluvias por debajo de la media
Según el reporte de GEA, hay “lotes que hace 10 años no se podían sembrar por estar siempre con excesos y en este año volvieron a producción por la falta de agua”. Explicaron los técnicos que el paisaje se ve muy diferente. “Las lagunas históricas de la zona han desaparecido", dijeron los ingenieros de Teodelina, sur de Santa Fe. Y agregaron: “En lo que va del 2021 recibimos solo 500 milímetros, cuando tendríamos que estar cerca de los 750 mm”.
De ese modo, octubre será otro mes por debajo de la media en la región. El NE bonaerense solo recibió la tercera parte de lo que indican las estadísticas de los últimos 30 años. Al este cordobés le fue mucho mejor y está muy cerca de la media. En el sur y centro sur de Santa de los 85 mm de media solo se recibieron 37 mm.
A favor de octubre hubo lluvias que fueron claves y muy oportunas para el trigo y la siembra gruesa. “Pero una vez más octubre no cumplió, y ya van 20 meses en que a nivel regional las lluvias no alcanzan las estadísticas entre el 2020 y en lo que va del 2021”.
Algunas excepciones son enero del 2021 con lluvias muy importantes o abril (2021) con un pulso muy fuerte que dejó inundaciones en el área de Marcos Juárez. Marzo de este año también dejó lluvias que fueron claves para el comienzo del trigo.
“La falta de agua de los últimos dos años ha cambiado el paisaje en la región y no deja ser una fuerte amenaza para el ciclo 2021/22”, alertó GEA y “con una Niña por delante será muy difícil revertir esto", agregó.
A los perfiles les falta muchos milímetros para afrontar el verano y hay mucha preocupación en el sector. “Solamente para el primer metro y considerando la demanda de una pradera hace falta entre 80 y 120 mm para lograr condiciones óptimas de humedad en la región”, agregó GEA.
Frente a esto el interrogante es cómo se plantea la campaña sojera que comienza marcada por la falta de agua.
El informe de GEA indicó que tras el alivio de las lluvias, el pulso de calor detuvo la siembra de soja en la región en el 12%. Este implante comenzó con menos agua que hace un año atrás. “La última semana de octubre del 2020 se producía una lluvia de 100 mm, recomponiendo el estado de los perfiles hídricos, permitiendo sembrar en una semana el 40% de la superficie durante los primeros días de noviembre y hoy las reservas son de escasas a regulares en gran parte de la región, y con la Niña por delante hay mucha preocupación”, agregó.
Las preocupaciones están en dos frentes, por un lado alcanzar a sembrar, y por otro, la incógnita sobre lo que suceda en febrero, en pleno periodo crítico, con dos años consecutivos en los que el agua ha fallado.
“Al momento, hay sembrado un 12% con soja de primera, sin embargo hay una gran heterogeneidad en la región”, indicó GEA. Algunas áreas del noreste bonaerense van a la cabeza con el 60% de la superficie sembrada. Comenzaron con los primeros lotes hace quince días y ya se ven emergencias. En cambio, en el sur santafesino se avanzó solo un 5 a 10%. Y en el este cordobés están en el 20%.
La disparidad en el avance es debida a las distintas estrategias adoptada por los asesores. “En los lotes de mejor calidad, con napa apuntamos a potencial de rinde con fechas tempranas. En los de menor aptitud aplicamos una estrategia defensiva, sembrando a final de octubre”, explicaron en Colón. Muchos técnicos del este de la región, ante la falta de agua en febrero del 2021 notaron que lotes sembrados muy temprano o muy tarde en el 2020 lograron mejores resultados.
Trigo santafesino
Por otra parte, el proceso de cosecha de trigo en el centro y norte de la provincia de Santa Fe continuó esta semana con una marcada amplitud en cuanto a los rendimientos obtenidos, con lotes de 11 quintales por hectárea de promedio a otros con un producido de 40 quintales, indicaron hoy voceros del sector.
El informe semanal que confeccionan el Ministerio de la Producción de la provincia y la Bolsa de Comercio de Santa Fe indica que esa disparidad se explica en “el impacto de las lluvias producidas a lo largo del ciclo del cereal, donde fueron normales y donde fueron escasas en alguna etapa de su ciclo”.
Esta fue la segunda semana de cosecha de trigo, que en el área de estudio alcanza 367 mil hectáreas, y hasta ahora los rindes fueron desde los 11 quintales por hectárea a los 40, que en parte mejora lo obtenido al inicio, cuando se informó de valores que oscilaron entre los 15 y los 20 quintales en promedio.
El trabajo explica que se cumplieron los pronósticos de lluvia, de entre 10 y 45 milímetros, por lo que “todos los cultivos, en sus distintos estados fenológicos, se beneficiaron”.
Por ello, “comenzó el proceso de siembra de soja temprana, arroz, sorgo granífero y continuó el de algodón, con distintas intensidades en cada predio”, y el objetivo de manejar correctamente “el agua útil de la cama de siembra, ante los complicados ambientes futuros”.