“El ovino arrancó este año con ventas y negocios desde enero, cuando lo normal era comenzar después de las exposiciones, especialmente la de Palermo”, afirmó Ariel Manfroi, fundador de Cabaña Unelen, el establecimiento con base en Venado Tuerto que se dedica a la producción y genética de ganado ovino desde el año 2004. Este año el precio de la carne ovina no acompañó los últimos aumentos de la carne vacuna y se quedó en el orden de los 500 pesos el kilo. "Así, el consumidor de carne bovina se volcó al cordero, al cerdo y a otras carnes alternativas", expresó Manfroi.
Mientras el precio de la carne sube, el cordero gana ventas
El productor reconoció que "la demanda superó a la oferta y nos agarró con pocos animales para abastecer cortes, que son los capones (animales grandes, de unos 35 kilos de carcasa). Un poco por la época del año y porque no esperábamos un crecimiento tan vertiginoso. Veníamos pensando en las fiestas de fin de año, con una venta tradicional, pero nos vimos sorprendidos con el crecimiento de la demanda de cortes”. Y agregó: “Si la tendencia se afirma, no hay dudas de que los productores de ovinos seguirán apostando al negocio e incluso habrá quienes se entusiasmen y quieran empezar con la actividad”.
En Santa Fe el negocio es la carne y por eso se crían animales para consumo, a diferencia de lo que sucede en el sur del país, donde hay animales típicamente laneros.
Actualmente se vende más el animal chico para asar, sin embargo desde el sector apuestan a un consumo masivo y que la carne de cordero pueda seguir el camino de la carne de cerdo, y que se vendan más cortes.
Ante la pregunta sobre qué falta para que haya carnicerías ovinas, como pasó con las de cerdo o las pollerías que proliferaron, el empresario afirmó: “Lo que falta es que los criadores se entusiasmen. Se ven algunas cabañas que están armando majadas pero todavía falta cantidad. Hoy no está el stock necesario. Cuando la gente ve cortes de cordero en las carnicerías, los pide y se termina enseguida porque hay poco. Creo que el riesgo para abrir una carnicería exclusivamente de cordero es que no se garantiza la provisión para todo el año. Todavía no”.
Este aumento en la demanda refleja también “la cultura del consumo”, entiende Manfroi. “La gente empezó a probar el cordero, le gusta y se consume de manera creciente”, señaló.
Como dato de color, contó que hoy el Círculo de Carniceros de Rosario está demandando una gran cantidad, pero presentado como una delicatesen. “La gente que lo ve, no duda en pedirlo”, apuntó.
Mejoramiento genético
Manfroi destacó la incidencia del mejoramiento genético en el crecimiento del negocio. “Recientemente faenamos cuatro animales que estuvieron por encima del 55 por ciento de rendimiento y con muy poca grasa. Uno a veces se pone demasiado exigente y no quiere que quede nada, pero el despostador me decía que no había que sacarle nada de grasa. Eso es progreso de genética y se valora cuando llega a la góndola para consumo.
Cabaña Unelen es la única con laboratorio genético propio en el sur de Santa Fe y amplia zona de influencia. Durante la pandemia se siguió trabajando con normalidad y hubo múltiples pariciones de razas Hampshire Down y Dorper Black.
Los embriones son preparados en el Centro Genético propio y en el invierno pasado de 180 hembras que parieron, hubo un promedio de casi un cordero y medio por animal, muchos mellizos.
“El laboratorio nos da un plus para la exportación, porque no se pueden vender animales en pie pero sí semen y embriones”, remarcó Ariel Manfroi.
“El Hampshire argentino está muy bien visto”
Por su parte, el médico veterinario Luis Gallo, cuya familia tiene una historia centenaria de cría de ovinos Hampshire Down en la Cabaña La Constancia (Runciman, sur de Santa Fe) reforzó la pata exportadora del negocio de la genética haciendo referencia a un reciente envío a Uruguay, con destino al establecimiento de la familia García Pinto, también de tradición ovejera.
La relación con la familia charrúa se inició en 2015 y ya han reiterado negocios con ejemplares que se han lucido en la Rural de Palermo y en Expo Prado, las máximas referencias ganaderas en Argentina y Uruguay, respectivamente. Y también concretaron el envío y recepción de animales en pie.
En el microclima de la ganadería ovina del sur de Santa Fe pareciera que se ha llegado al súmmum de la expresión genética, sin embargo, Gallo apela a la cautela: “Si uno supiera que tiene la excelencia, no valdría seguir criando, porque la búsqueda de la excelencia es lo que nos ayuda a tratar de mejorarnos día a día, animal tras animal”.
En esta búsqueda de mantener la calidad, explicó que “se trae algo de sangre de afuera -nosotros importamos en 2017 de Nueva Zelanda- y ese mejoramiento se puede ver en las pistas, y lo tienen todas las cabañas. Eso habla muy bien de la raza. No olvidemos que el Hampshire Down en 2014/2015 entró en un amesetamiento que nos preocupó a todos, pero de ahí en adelante hubo un crecimiento importante en cantidad de animales, en ventas y en precios. Ojalá no estemos en el pico de la ola y se siga proyectando”, completó.
El empresario recordó que en septiembre pasado el SENASA y el organismo similar del Reino Unido aprobaron “la comercialización de material genético, sea semen o embriones, desde Inglaterra para Argentina” pero hay una tramitación muy exigente y burocrática, así como las certificaciones por las enfermedades. “Esto va a ser muy importante para el Hampshire Down argentino, porque va a refrescar la sangre con el viejo Hampshire inglés, origen de la raza de nuestro país”, ilustró.
Gallo remarcó que “el negocio con el Hampshire es netamente carne, porque la lana de esta raza es la de menor precio del mercado y su destino es para fabricar lampazos o trapos de piso. Una lana Merino puede llegar a los 15 dólares, mientras que la de Hampshire oscila los 45 pesos”, diferenció.
Unidos para crecer
Pivotando en el Primer Remate de Cabañas del Sur de Santa Fe realizado en setiembre pasado con la participación de La Constancia, Unelen, La Callejera (Carlos Amato), Lourdes (Juan Grassi), La Virginia (Edgardo Cardozo), La Teresa (Hugo Cardozo), y La Manfrina (Federico Manfroi), Gallo hizo visible el espíritu colaborativo de los criadores de la región.
“Acá es uno para todos y todos para uno, no hay otro camino. Encerrarse y jugar para uno mismo no le sirve a nadie. Cuando se abre una puerta o aparece una posibilidad la tenemos que aprovechar todos. Así vamos a seguir creciendo”, concluyó.