En pocos días, el director del Centro Regional Córdoba del Inta, Juan Cruz Molina tomará la conducción del organismo y estará acompañado por la productora santafesina, María Beatriz "Pilu” Giraudo, ex presidenta de Aapresid y referente de la Red de Mujeres Rurales, impulsora de las buenas prácticas agropecuarias, la sostenibilidad productiva y una mirada sustancial hacia la mitigación del cambio climático.
El Inta va por un recambio generacional
Parte de este equipo, tendrá la tarea de avanzar sobre un recambio generacional del Inta. También, tendrán la responsabilidad de motivar a muchos jóvenes que buscan ofertas más tentadoras y se van hacia el sector privado, lo que genera la pérdida de liderazgos en investigación, creación de nuevos programas y el aprovechamiento de una organización que se extiende por toda la geografía productiva de Argentina.
Los nuevos funcionarios entienden que por ausencia de recursos hace ya un largo tiempo quedaron relegadas las nuevas demandas del sector que van hacia el valor agregado, el cuidado del ambiente, su competitividad y sostenibilidad, por eso muchos hablan de una fuerte renovación y una nueva mirada de cara a lo que se viene.
Entre algunos de los conceptos, desde la secretaría de Bioeconomía ya están hablando de un mundo de transformaciones socio productivas con base en el conocimiento, donde el “Saber Hacer” será juzgado de manera constante por actores críticos.
El equipo de Fernando Vilella tiene apuntada la idea inicial de supermercado del mundo, aunque con valor agregado en todas las producciones. La mirada está puesta en las demandas cuantitativas ante el aumento desenfrenado de la población mundial para las próximas décadas.
Ya hablan de un oportunidad histórica que parte de la necesidad de alimentar a 10 mil millones de personas, así como atender las nuevas exigencias relativas bajo la concepción de la salud, las prioridades ambientales del mundo y transitar el paso de una economía basada en hidrocarburos y derivados, hacia un sistema de recursos renovables desde las metalurgia, petroquímica hacia la economía circular.
En una serie de reuniones previas, estos referentes han subrayado y enumerado todo lo que Argentina puede aportar al mundo, no solo en producción física, sino en valor y biomasa. Están pidiendo que se entienda este proceso como el conjunto de materia orgánica, de origen vegetal o animal con materiales que proceden de su transformación natural o artificial y también de servicios y conocimiento.
Esta semana, las primera líneas de Vilella dejaron con la boca abierta a muchos de los que tendrán que impulsar la renovación en las líneas de pensamiento productivos de instituciones como el Inta. Les habló de exigencias de calidad, geopolítica y renovación tecnológica. También incorporó el tema de las demandas de alimentos trazables, saludables, y el rol de una Argentina agrobioindustrial.
Hay cautela sobre el futuro productivo, aunque ya se maneja un nuevo lenguaje con una mirada muy global, exportadora y de una amplia apertura.