El Litoral argentino supo tener una tradición vitivinícola en las primeras décadas del siglo pasado, pero una ley de la denominada “Década Infame” que prohibió toda la comercialización del vino que no fuera de la zona de Cuyo o provincias cordilleranas, fue desalentado esa producción, que fue reemplazada por las quintas de verduras y luego, por la soja.
Soldini trabaja para recuperar su tradición vitivinícola
En Soldini están desarrollando la actividad vitivinícola.
Una de las regiones más prósperas se encuentra cerca de Rosario, en Soldini, en cuya localidad estaba radicada la segunda bodega más grande del país, “Bodega y Viñedos Parodi Hnos”, que por esa legislación (ley nacional de vinos 12.137) se vio obligada a reconvertirse dejando atrás los casi 14 millones de litros al año que en el pueblo se fraccionaban.
Pero como cantó Fito Páez: “¿Quién dijo que todo está perdido? Así lo entendieron desde la población que busca recuperar, educar y profundizar la cultura de la vid nuevamente y para eso realizarán la segunda edición del encuentro de vitivinicultores. El mismo tendrá lugar este domingo 12 de marzo, a partir de las 10, con el nombre de “2º Fiesta del Campo y la Vid ” en las instalaciones de la finca Don Esteban, en la zona rural de Soldini, que es abierta al público e incluirá el clásico ritual de la “pisada de la uva”.
Hoy, la Finca Don Esteban intenta recuperar aquel pasado y por eso a mediados del 2017 se erige sobre una antigua casa finca construida a principios de siglo XX, donde aún se respira aquel antaño productivo.
Claudio Gómez Porporato, director general de vinos del litoral y Finca Don Esteban cuenta lo que buscan es “que el vino, año tras año, sea diferente a su antecesor porque así era antes y así debería ser siempre”, pese a que algunos popes del vino internacional nos vendieron la idea del vino Coca Cola, el cual, debía tener el mismo sabor fuera cual fuere la región de donde viniera”, dijo.
“El primer vino que elaboramos en 2021 tenía en su mayor composición uva Tempranillo y lo mismo sucedió en 2022. Pero ya se sentía más la presencia de la uva Ancellotta y ahora en 2023 ya tiene un poco más de Malbec . Así irá cambiando y evolucionando con el paso de cada año”, aclaró.
El establecimiento que dirige Gómez Porporato, en poco tiempo, pasó de tener apenas 500 plantas de uvas viníferas y de mesa, a más de 1.300 plantas. En la actualidad se pueden encontrar las especies: Ancellotta, Malbec, Tempranillo, Tannat, Merlot, Chardonnay, Red Globe y Flame. También se ha impulsado dentro de un monte nativo que pertenece a la finca, probar con el cultivo de ciruelas y espalderas de frutas finas como ser frambuesas y zarzamoras.
Gómez Porporato asegura que en la finca “queremos revivir lo que hacían nuestros nonos gringos, un único vino para toda la familia, pero con alcance nacional y, por qué no algún día, internacional”.
La vitivinicultura cuenta con más de cinco siglos de historia en estas tierras y fue integrando los saberes de los pueblos originarios con la tradición de inmigrantes europeos. La producción comenzó en Santiago del Estero, a partir de las cepas Moscatel y Uva País, procedentes de España. La expansión del cultivo siguió de la mano de los jesuitas y hacia 1598 había viñedos en Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y Misiones.