La casi nula oferta de lluvias con la que se transitó gran parte de febrero e inicios de marzo, llevaron a muchas zonas de cría a replantear sus estrategias, anticipando destetes y liberando los campos, muy a pesar de la retención de hacienda a la que tiende el mercado.
Tras las lluvias, se abre un nuevo escenario para el criador
Sin embargo, las precipitaciones registradas en las dos últimas semanas llegaron de manera muy oportuna para levantar las restricciones hídricas que venían registrando varias zonas productoras tanto del centro pampeano, como del noreste del país, permitiendo consolidar un nuevo escenario forrajero a inicios de la zafra.
Como ya se venía anticipado, varios factores confluían en una zafra probablemente más pausada en el tiempo, con una alta participación de invernadores tradicionales pujando por hacerse de esos terneros que el criador, no estaría tan dispuesto a ceder. Precisamente el clima es el factor que, esperábamos, podía llegar a condicionar ese mayor nivel de retención deseado en los campos, debiendo mover los animales a otras zonas invernadoras o incluso acudir anticipadamente a los corrales, a pesar de la desfavorable relación que plantea el precio del maíz. Afortunadamente, este condicionarte pareciera estar debilitándose.
Por otra parte, es importante tener en cuenta que el sector de la cría viene de transitar un 2020 con muy buenos resultados. Precios del ternero que se duplicaron en el último año combinado con muy buenos precios de la vaca de descarte, generaron márgenes para la cría -medidos en moneda constante en torno a un 40% superiores a los obtenidos durante el ciclo previo. Esta situación, acompañada por el clima, es la que le permite al criador acoplarse a las muy buenas perspectivas ganaderas, capitalizándose vía una mayor retención.
Cuando analizamos el cuadro general a mediano y largo plazo, consolidamos aún más un escenario de precios sostenidos para la hacienda. Desde el plano global, ya hemos analizando en Lotes de Noticias anteriores el desbalance de oferta y demanda al cual nos dirigimos en los próximos ciclos, con una demanda China que no detiene su apetito de compra -aun con dudas respecto de la superación real de la peste porcina- y una oferta cuyos principales proveedores se encuentran transitando fases de ligera a moderada retención.
Entre este grupo de principales proveedores claramente se encuentra Argentina. Aun sin números confirmados por datos de vacunación o stock a nivel nacional, el sector ya descuenta una merma importante en el número de terneros destetados este año. Algo que en la primavera pasada anticipábamos como un posible recorte de entre 300 y 400 mil terneros menos, hoy ya se sitúa en una hipótesis de mínima. Sucede que al menor número de vientres en servicio (560 mil) se sumaron condiciones que afectaron fuertemente la condición de esos vientres para sostener la tasa de preñez y posteriormente, en algunas zonas también se ha observado un aumento de la mortandad de terneros en lactancia. Un combo que nos conduce a un escenario de zafra con menor disponibilidad total de terneros.
Si bien aún no podemos confirmar un nivel de retención importante como hemos tenido tras la gran liquidación de los años 2008-2009 o, más recientemente, durante el período 2016-2017, cuando se evidenciaba un inminente cambio de políticas productivas, existen señales del mercado que anticipan esa tenencia.
Una de ellas es la menor oferta de terneras que se está viendo en este inicio de zafra. Si analizamos la participación de terneras sobre el total de lotes de terneros/as de invernada ingresados en los diferentes remates del mes de marzo de Rosgan, surge un indicador sumamente elocuente. El 2020 se descarta del análisis por tratarse de un remate ocurrido durante los primeros días de abril y en un contexto donde seguramente se mezclen diferentes factores que pueden sesgar la interpretación. Sin embargo, comparando con los ciclos previos, la participación de terneras sobre el total de invernada (terneros, terneras y lotes mixtos) subastados en los dos remates del mes de marzo alcanza un escaso 13%, en total consistencia con los porcentajes registrados en períodos asociados a fases de retención.
En efecto, sustentando los datos, se observa un criador muy activo buscando la reposición. Por un lado, retiene las terneras, pero también a medida que vende los machos intenta reponer hembras para luego recriar y hacerse de un mayor número de vaquillonas.
En tal sentido, un cambio de tendencia en términos climáticos permitirá a los criadores avanzar efectivamente hacia una retención, tras haber transitado los últimos dos a tres años con una alta faena de hembras que, si bien contribuyó de algún modo a generar una “limpieza” de vientres poco productivos, también nos condujo a moderada liquidación cuyos efectos percibiremos en al menos las dos próximas zafras.
*Raúl Milano, director Ejecutivo del Mercado Ganadero Rosario (Rosgan)