Con la idea de que cada “porción de tierra cuenta”, y sin darse por vencido, un productor de Hernando, en el centro de la provincia de Córdoba, logró implantar soja en lotes que habían quedado con alta carga de salinidad después de una inundación. Gracias al uso de una enmienda orgánica de la firma UPL, Marcelo Meichtry logró sembrar soja donde antes no crecía nada.
Una biosolución le devolvió hectáreas donde antes no crecía nada
Hace 25 años que Meichtry trabaja campos propios en la zona de Punta del Agua, a pocos kilómetros de Hernando. Ahí el período de lluvias importantes se concentra en verano. En invierno casi no llueve. Pero hace cinco veranos atrás se le fue la mano y se inundó gran parte del campo.
“Hasta esa inundación grande nosotros podíamos rotar 33% de trigo, soja y maíz, con rendimientos de 3.600 a 4.000 kilos por hectárea (kg/ha) en soja y hasta 10.000 kg/ha en maíz. Pero después de la inundación, a la siguiente campaña, empezamos a tener problemas con los nacimientos en soja. El primer año no pudimos cosechar nada”, contó Meichtry.
Esa situación los obligó a sembrar sólo maíz en esos lotes en donde había subido la sal. El primer año fue flojo, el segundo y tercero más o menos, ya al cuarto obtuvieron 5.000 kg/ha. Por ahí la cosa marchaba bien. Pero todavía no podían con la soja, y los números no cerraban. “Nuestro proveedor de insumos nos sugirió probar con un producto biológico, Humiplex, en combinación con una fertilización fosforada”, relató Meichtry, quien manifestó que, si bien aún no cosecharon la soja, estiman que rondará los 3.000 kg/ha. Todo un éxito.
La soja fue sembrada el 5 de noviembre a 42 centímetros entre hileras, y la sugerencia del departamento técnico de AgroHernando, así como de UPL Argentina, fue que se aplicaran a la siembra 50 kg/ha de Humiplex y 50 kilos de fertilizante fosforado.
“Pudimos ver que al inicio del cultivo el desarrollo de las plantas fue muy bueno donde habíamos aplicado la biosolución. Lo comparamos con un testigo. También vimos diferencias en la nodulación y en el aprovechamiento del fertilizante”, explicó la ingeniera agrónoma Paola Diaz, del Departamento de Desarrollo de Mercado de UPL Argentina en el centro y norte de Córdoba.
“El logro más importante fue devolverle la productividad al lote, con una emergencia y crecimientos parejos. Todavía quedan algunos rodales sin cultivo porque hay gran cantidad de sal, pero ya haber podido implantar cultivo de soja versus no haber podido hacerlo en años anteriores es un gran paso”, repasó Diaz, quien recomienda continuar el “tratamiento” en las sucesivas rotaciones para mejorar las condiciones de suelo.
A Meichtry, esta solución le devolvió varias hectáreas. “Significó la posibilidad de sembrar soja en estos suelos con sales superficiales, algo que después de la inundación no creíamos posible”, repite el productor de Hernando y aclara que volverá a aplicar el producto en la siembra de maíz 21/22.