Entre las acciones para reducir la huella de carbono, la agricultura suma un nuevo aporte. Los especialistas vienen trabajando en el desarrollo del cultivo de carinata, una crucífera invernal con alto contenido de aceite que está pensada para la producción de biocombustible para uso aeronáutico.
La carinata, un cultivo oleaginoso que despega y vuela alto
Por Sandra Cicaré
Emilie Halle de Saipol (Francia), explicó el desarrollo de carinata en ese país.
La industria aeronáutica es responsable del 3% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y desde el sector apuntan a lograr una reducción paulatina hasta llegar al 50% en 2030 y emisiones cero en 2050. Así lo precisó Sebastián Bravo, de la empresa Nuseed, que viene analizando la viabilidad de la carinata para biocombustible.
Se trata de un “cultivo de cobertura con renta”, dijo y no compite con el uso comestible. “Tiene un efecto positivo sobre el suelo y con las rotaciones por el buen desarrollo de raíces”, agregó. También destacó su eficiencia por “el menor consumo de agua”.
Actualmente la empresa tiene una producción de 30 mil hectáreas en Argentina y 2.000 en Uruguay y pretende elevar ese número a 60 mil y 10 mil respectivamente para el año próximo. “Queremos llegar en los próximos diez años a una superficie cultivada con carinata de 1 millón de hectáreas”, agregó Bravo, de Nuseed que está asociado con Saipol, compañía líder en Francia en el procesamiento de semillas de colza y girasol y en Europa refinación de aceites vegetales y la producción de biodiesel.
Emilie Halle, de esa empresa, dijo que “el secuestro de carbono en agricultura es una solución clave para luchar contra el cambio climático”, a partir del almacenamiento en el suelo que permite “aumentar la fertilidad y la biodiversidad, provocando una producción de alimentos sustentable”.
En ese camino, Saipol a través del programa OleoZe promueve entre los productores la sustentabilidad. A través de una solución on line paga por buenas prácticas agrícolas, una vez que el productor carga determinados parámetros que son requeridos como niveles de labranza, densidad de siembra, aplicación de plaguicidas, entre otros.
“Con todos estos datos hacemos un cálculo, elaboramos un puntaje y se emite un bono”, detalló Halle y planteó que en Europa “los biocombustibles necesitan de prácticas de intercultivos para cerrar la brecha y capturar carbono”.